La misma fórmula, pero más brutal
Hace un año llegaba a
las pantallas de medio mundo “V/H/S”, una antología de terror que supuraba amor
y fidelidad por el nostálgico formato que le daba título. Una serie de cintas,
un grupo de cortos de terror unidos por una historia común, un grupo de
realizadores de diferentes estilos entre sí que dieron lugar a segmentos
irregulares, con un leit motiv
bastante pobre y mal unificadas. Ninguno de los cortos que la componía pasaba
del aprobado raspado, y ni siquiera el uso del dichoso found footage estaba justificado. Ahora bien, aquella pequeña
película creó escuela y nació una fiel legión de seguidores que la han catapultado
en tan sólo un año a la categoría de culto, una estampa que se atribuye de
manera demasiado gratuita en nuestros días.
Así que una secuela era
previsible, y podría convertirse en una tónica anual. Sin embargo, eso de
“nunca segundas partes fueron buenas” no puede aplicarse a “V/H/S/2”, una
película capaz de hacer que el aficionado al género acabe soltando espuma por
la boca finalizado su metraje, y que demuestra que sus responsables han
aprendido de los errores de la primera. Han reducido los cortometrajes a cuatro
más una historia unificadora que sigue la misma fórmula de la original y repite
algunos de sus errores, pero que se atreve incluso a abrir las puertas a una
mitología de lo más interesante como ya se hiciera en la denostada secuela de
“[·REC]”, y cuyo desarrollo y final abierto sorprenden mucho más que en la
primera parte. Cuatro cortos, pero un espíritu mucho más gamberro, más bizarro,
en el que hasta la cámara en mano y la visión en primera persona están
totalmente justificados -quizá a excepción de los constantes cambios de cámara
forzados de la trama principal-, ya sea en la forma de un reportaje televisivo,
utilizando como excusa una cámara colocada en un casco o en la cabeza de un
perro, o mediante un implante ocular maldito. Todo en esta secuela huele a
conocido, pero con la misma fórmula han conseguido algo más brutal y uniforme,
una cinta que, ahora sí, merece ser recordada como una obra de culto del
género.
Parte de la culpa de
esta sobresaliente mejora radica en haber contado con directores de más
renombre, que sirven cuatro cortos de infarto. La cosa comienza bien, pero sin
sorprender, con una trama de fantasmas que recuerda vagamente a “Cuerpo
maldito”, y mucho a “The Eye”, que podría haber formado parte de series como
“The Twilight Zone” o “Más allá del límite”, y que garantiza tensión y no pocos
sustos. Acaba también bastante bien, con una historia de ciencia-ficción
esquizofrénica en la que es fácil perderse por el uso de la cámara, pero que
deja un buen sabor de boca. En medio de esto tenemos a Eduardo Sánchez, uno de
los responsables de “El proyecto de la Bruja de Blair”, que nos sirve el punto
de vista de un zombi con bastante mala leche y mucho cachondeo, sin tomarse
nada en serio a sí misma.
Sin embargo, es el
corto de Gareth Evans, director de la aclamada “The Raid”, el que se lleva la
palma, y ya sólo por su historia merece la pena ver la película. No por
casualidad le dedican el doble de tiempo que a sus compañeros, pues su trama
oriental de sectas, demonios, muertos vivientes, sacrificios, bebés de Rosemary
y un sinfín de locuras más no tiene desperdicio, y bien merecería un film para
ella sola. Un desquiciante descenso a los infiernos en continuo in crescendo que culmina en uno de los
finales más bizarros e hilarantes que ahora puedo recordar. Evans convierte por
sí solo a “V/H/S/2” en una experiencia más que disfrutable y a recomendar para todos
los aficionados al terror. Eso sí, muy bien acompañado. A ver si nos sorprenden
también con la tercera que, ahora sí, estoy pidiendo a gritos.
A
favor: que a partir de la misma fórmula, resulta en su
conjunto más brutal; el segmento de Evans
En
contra: que, pese a desarrollar una mitología que se prevé
interesante, la historia principal sí repita algunos errores de su predecesora
Calificación: ****
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