Frank, un amigo que os quiere
Lo he comentado en
muchas ocasiones: la etiqueta de film de culto se otorga a veces de manera
demasiado gratuita. “Maniac” es de esas películas a las que el tiempo trata de
manera estupenda entre los fans que la descubrieron en su momento, y entre los
acólitos a los que sedujo posteriormente. Surgida en plena fiebre del slasher reactivado desde la serie B para
llenar multisalas –“Halloween” o “Viernes 13” son buenos ejemplos de ello-, la
película de William Lustig ofrecía una alternativa bastante novedosa en
aquellos días, relatar toda la acción siendo cómplices del psicópata, un Joe
Spinell que tendría su momento de gloria como protagonista en una
interpretación tan pétrea como esquizoide. Y más allá de su estética de cinta
de videoclub, de su aspecto de serie Z de buhardilla y no pocos baches de guión
y realización, se me hizo siempre una propuesta incómoda, malsana, y desagradable,
tanto que jamás entenderé su status de culto.
Pero sin ella no
existiría su estiloso remake, una
nueva adaptación que se hace imprescindible, al menos en lo que a nivel técnico
y artístico se refiere. Franck Khalfoun lleva al extremo la idea de Lustig, y sitúa
su cámara justo en los ojos de su protagonista, una narración en primerísima
persona que potencia esa relación enfermiza que se establecerá entre espectador
y personaje. Somos testigos de todo lo que Frank le hace a sus víctimas, de
cómo entiende la vida, de su misógina relación con el sexo opuesto y la
posibilidad de una nueva amistad femenina, de los traumáticos recuerdos que
guarda de su madre, de cómo encaja todo esto con su trabajo de restaurador de maniquíes. El guión de Alexandre Aja y Grégory Levasseur consigue lo
que el de la original no pudo, que Frank quede mucho mejor reflejado en la
pantalla. Todo esto rodeado de la pulcra y luminosa realización de su
responsable, de una estética ochentera impulsada por una banda sonora cuya
elección nos retrotrae a la fantástica “Drive”, un cierto aroma a cine de arte
y ensayo, un tramo final muy logrado y una más que loable interpretación de
Elijah Wood, que a pesar de no aparecer demasiado, deja huella con una sola
mirada a cámara. Su trabajo, aunque mantenga en todo momento la misma actitud
espástica que Spinell, es mucho más contenida que la de éste, y se basa
fundamentalmente en sus ojos y en lo que no dice más que en lo que expresa
corporalmente o con palabras.
Ahora bien, que tan
pretencioso y precioso envoltorio no nos desvíe de lo que realmente representa
“Maniac”. Los crímenes de Frank no son menos atroces por estar bañados de un
blanco cegador, y su punto de vista y estética la hacen incluso más
desagradable a la vista que su referente. Este remake supera a su modelo incluso en poder de repulsión, y es
consciente de ello y lo explota. Y su objetivo está tan alcanzado que, pese a
sus virtudes como nueva versión, ha conseguido que mi asquerosímetro particular llegue al máximo.
A
favor: que resulta mucho mejor que la original, y Elijah
Wood
En
contra: que sigue produciendo el mismo rechazo que su referente
Calificación: ***
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