lunes, 31 de enero de 2011

La película del mes

Grease ****1/2
Grease (Randal Kleiser, 1978)

¡Electrizante!


Voy a confesarlo: adoro “Grease”. En mi opinión, el segundo mejor musical de la historia, puesto compartido con otras joyas como “La tienda de los horrores” (Frank Oz, 1986) o “Moulin Rouge” (Baz Luhrmann, 2001), y siempre por detrás de “The Rocky Horror Picture Show” (Jim Sharman, 1975). Aunque si preguntas a sus implicados, te dirán que hicieron el mejor musical del séptimo arte. Y es una confesión importante porque, muchas personas, a pesar de que les guste, aseguran que es una película casposa, ridícula, hortera, y les da vergüenza admitirlo en público. No es nada extraño que muchos lo nieguen, pues “Grease” ofrece una parodia de las películas juveniles de los 50 y 60, una mirada muy kitsch a las carreras de coches, los chulos con chupa de cuero negro, las chicas dulces e inocentes vestidas de rosa, los bailes de instituto y, claro está, el exceso de gomina y brillantina en el pelo.

Resumiendo una década
Todo este espíritu de los 50 se resume en sus inolvidables títulos de crédito iniciales, presentados con dibujos animados que retratan la parte más pop de la década, y a ritmo del tema central “Grease”, compuesto expresamente para le película por Barry Gibb, de los Bee Gees, e interpretado por Frankie Valli. Pero antes de esta magnífica carta de presentación seremos testigos del romance veraniego de Danny y Sandy, que deberán despedirse una vez acabe el verano cuando Sandy deba volver a Australia. Pero su familia cambia de opinión y se inscribe en el instituto Rydell, donde, casualmente, estudia Danny. Pero cuando ambos se reencuentran, Danny prefiere mantener su imagen de tipo duro frente a su pandilla, los T-Birds. Sencilla trama, pero convertida en todo un clásico del género gracias a sus diálogos hilarantes, chispeante sentido del humor –un humor que no ha envejecido en absoluto- y números musicales pegadizos, con una banda sonora imposible de borrar de la cabeza.

Todo buen musical comienza sobre el escenario

Y como la gran mayoría de musicales cinematográficos, “Grease” también surgió sobre los escenarios. Creado por Jim Jacobs y Warren Casey, el musical original relataba, al igual que su posterior adaptación cinematográfica, las vicisitudes de la adolescencia americana de los 50, con la Guerra Fría como telón de fondo y en los albores de un nuevo estilo musical que no tardaría en causar furor, el rock and roll. Sus personajes se ven envueltos en una trama que habla del amor, el sexo, las peleas de bandas, la amistad y el embarazo adolescente, entre otros temas. Pero hay una diferencia fundamental entre el original y la película, aparte de la procedencia australiana de su protagonista –en el musical era americana- y su condición de musical. “Grease” era una obra más agresiva y ruda, más vulgar, algo que en posteriores representaciones se vería adecuado para el gran público, suavizando el tono general de la obra.

Basado en las experiencias del propio Jim Jacobs en el instituto William Taft, el nombre “Grease” surge como homenaje a la subcultura greaser, que formaban jóvenes con gafas de sol, chaqueta de cuero negro y que llevaban el pelo brillante, cubierto de cera o gomina. Aunque también se podría asociar con el uso de grasa para lubricar el motor de un coche. Se representó por primera vez en Chicago en 1971, pero no era en absoluto un musical. Fueron los productores Ken Waissman y Maxine Fox quienes, tras ver el show, sugirieron que funcionaría mejor como tal, así que sus creadores se embarcaron en la tarea de reescribir la historia, adaptarla a los cánones del género -y por tanto ablandarla- y escribir la letra de las canciones y componer la música. El resultado convenció tanto a Waissman y Fox que la obra se estrenó fuera de Broadway cosechando un enorme éxito, tanto que acaparó siete nominaciones a los Tony, de los cuales ganó tres. En el elenco, como protagonista, podíamos encontrar a un joven Barry Bostwick, tres años antes de ser el inocente Brad de “The Rocky Horror Picture Show”. Y su ascenso al estrellato continuó hasta 1980, último año en que fue representada, esta vez en Broadway, y donde podíamos ver a Richard Gere o Patrick Swayze interpretando a Danny Zuko.


Y llegó el turno de la adaptación cinematográfica. En 1977, y debido a su descomunal éxito en Broadway, los productores Allan Carr y Robert Stigwood decidieron contar con sus creadores originales, que junto al propio Carr –éste venía de escribir un especial para televisión sobre el estreno de “Fiebre del sábado noche” (John Badham, 1977)- y Bronte Woodard escribieron el libreto. Carr y Woodard repitieron éxito, aunque en menor medida, tres años después con “¡Que no pare la música!” (Nancy Walker, 1980), una pseudo-biografía de los Village People. La música se completó con temas musicales de John Farrar, Barry Gibb y Louis St. Louis, y la Paramount se interesó en el suculento proyecto, encargándole las tareas de dirección de Randal Kleiser, que debutaría en la gran pantalla tras su paso por la televisión, donde comenzó dos años antes dirigiendo episodios de, entre otras series, “Starsky y Hutch”.

Un reparto con vocación musical

En uno de los episodios de “Los patrulleros”, en 1973, aparecería un joven llamado John Travolta. En dicha serie, curiosamente, participaría Kleiser tres años después, pero nunca llegarían a coincidir. La carrera de Travolta transcurriría en la televisión, hasta que en 1976 le llegó la oportunidad de saltar a la gran pantalla como secundario en “Carrie” (Brian de Palma, 1976), la exitosa adaptación al cine de la novela de Stephen King. Ese mismo año también enamoraría en la televisión gracias a “The boy in the plastic bubble”, telefilm que dirigiría el propio Kleiser, y que sirvió para que el realizador confiara en él para protagonizar Grease un año después. Pero para ello, Travolta tuvo que convertirse en un icono, algo que conseguiría en 1977 con “Fiebre del sábado noche”, todo un clásico con el que el actor lograría su primera nominación, y la única para la película, al Oscar, y de cuya música también se encargaba Barry Gibb de los Bee Gees. Este reconocimiento, y el cúmulo de casualidades que se dieron entre profesionales colaborando entre sí, impulsaron que su nombre fuera el primero de la lista para protagonizar “Grease”.

Para su pareja en pantalla, el estudio lo tuvo clarísimo: querían a Olivia Newton-John. Venida de Australia y dotada de una portentosa voz y una angelical y extraordinaria belleza, Newton-John ya había hecho sus pinitos en el cine, pero con muy poco éxito. Donde sí triunfaría sería en la música. El año en que se creara “Grease”, 1971, la artista consiguió colocar tres singles con un éxito moderado, y no fue hasta su tercer disco en 1974 que conseguiría colocar un tema en el número uno de las listas estadounidenses. Su carrera continuó en meteórico ascenso, y en 1975 volvió a repetir éxito con su siguiente trabajo. Pero, debido a sus fracasos en el cine, no veía muy claro participar en una nueva película. Tuvo que ser el mismo Travolta quien la convenciera de protagonizar juntos el film.

El resto del cast se completaría con actores desconocidos en los roles principales y estrellas invitadas y actores secundarios míticos. Stockard Channing sería Rizzo, y venía de la televisión y de ser secundaria en varias películas de los 70. Soñaba con tener un papel importante en un musical, y lo conseguiría con esta película. Jeff Conaway, que encarnaría a Kenickie, el mejor amigo de Danny Zuko, también venía de la tele, de series como “Kojak”, “La chica de la tele” o “Happy Days”. Conaway se convertiría además en esposo de la hermana mayor de Newton-John. Y en un rol bastante secundario nos encontramos a un jovencísimo Lorenzo Lamas, interpretando con 19 años al novio musculitos de Sandy. Su paso por la película es más bien anecdótico, pues Lamas no saltaría al estrellato hasta 1981, cuando intervino en “Falcon Crest”. Lo más llamativo de este reparto es que, a excepción de Lamas y algún que otro miembro todavía más secundario, estaba formado por actores de más de 20 años interpretando a adolescentes entre 16 y 19 años. Así por ejemplo, Travolta tenía 23 años, Newton-John 29, Conaway 27 años y Channing tenía ya 32 años.


Como estrellas invitadas y actores secundarios de lujo, “Grease” contó con Frankie Avalon, que sería la ensoñación de Frenchie, un ídolo juvenil de los 50 y 60 para el cual la película supondría su regreso como actor y cantante a lo más alto, pero al que este espaldarazo le duró más bien poco. Su carrera no despegó mucho desde entonces, y como curiosidad le encontramos en un episodio de “Renegado”, serie protagonizada en 1996 por Lorenzo Lamas. Bastante menos secundaria sería la aparición de Edd Byrnes como Vince Fontaine, otro ídolo de la pequeña y la gran pantalla de los 50 y los 60 al que la estrella comenzaba a apagársele. Ahora bien, tuvo más suerte que Avalon en televisión durante las dos décadas posteriores. Y como el entrenador del instituto tenemos a todo un genio de la comedia, Sid Caesar, que ya había dejado su huella y talento para el género en “The Sid Caesar Show”, “Your show of shows” o “El mundo está loco, loco, loco” (Stanley Kramer, 1963).

Repitiendo el éxito de Broadway


“Grease” repitió el éxito que ya había cosechado el original. Con un presupuesto de 6 millones de dólares, que se fueron principalmente en la lujosa y detallista ambientación –la ambientación es tan fiel que la película parece realmente haber sido filmada en los 50-, la película lleva recaudados, entre reposiciones y reestrenos, 188M$ en Estados Unidos y un total de 394M$ a nivel mundial. Un taquillazo que también se traduciría en éxito de ventas discográficas. Y es que su banda sonora consiguió ser número uno en todo el mundo, vendiendo más de 26 millones de copias, y especialmente los temas “Grease” y “You’re the one that I want”, que paradójicamente eran los más odiados por su director, hasta el punto de que estuvo a punto de retirarlos del montaje final. No es de extrañar tal acogida de su música, pues tiene algunos de los números musicales y canciones más pegadizas de la historia del cine. Además, la película fue nominada a un Oscar a mejor canción para “Hopelessly Devoted To You”, a cinco Globos de Oro (dos para canción, mejor película, actor y actriz), pero no consiguió ninguno. Pero sí se alzó con el premio a mejor película en los People’s Choice Awards.

Pero no le fue del todo bien a sus participantes. Tras el modesto éxito de “¡Que no pare la música!”, sus creadores prefirieron prodigarse mucho en el cine. Su director Randal Kleiser repetiría un taquillazo con la mítica “El lago azul” dos años después, pero su carrera posterior ha dado bastantes tumbos, siendo lo más destacable “Colmillo Blanco”. Stockard Channing continuó siendo secundaria de lujo en el cine y en televisión es donde ha tenido más éxito, llegando a protagonizar un show con su nombre y a estar durante seis años en el reparto de “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, donde interpretaba a la esposa del presidente Martin Sheen. Su carrera ha sido la más afortunada de los secundarios de la película, llegando a ser nominada al Oscar por “Seis grados de separación” (Fred Schepisi, 1993) y a varios Emmy. Menos suerte tuvo Conaway, que se vio relegado a la televisión y cine de mala calidad durante los 80 para hacer trabajos en televisión de más calidad en las dos décadas posteriores. Eso sí, no ha dejado de trabajar desde entonces.

Y el destino de su pareja protagonista es de sobra conocido. Olivia Newton-John volvió a probar suerte en la fallida “Xanadú” (Ribert Greenwald, 1980), todo un fracaso que le hizo comprender que lo mejor era seguir con su exitosa carrera musical. Aún así, ha hecho contadas apariciones en televisión, una de las últimas interpretándose a sí misma en “Glee” el año pasado. Y en cuanto a John Travolta, ha tenido innumerables altibajos y ha sabido resurgir de sus cenizas en varias ocasiones. Los 80 fueron una mala década. Volvió a trabajar con De Palma en “Impacto” e intentó volver al estrellato recuperando a Tony Manero a las órdenes de Sylvester Stallone en “Staying Alive: La fiebre continúa”, pero los resultados eran más bien pobres en taquilla –caso de ambas- y para la crítica –caso de la segunda; el film de De Palma es una joya-. Hasta que llegó la comedia “Mira quién habla” (Amy Heckerling, 1989), todo un taquillazo que le ayudó a pagar facturas. Pero no sería hasta 1994 cuando Quentin Tarantino le recuperara en “Pulp Fiction”, y desde entonces no ha parado de reciclarse a sí mismo en comedias, dramas, películas de acción y ciencia-ficción. Y aunque es miembro activo de la iglesia de la cienciología, su carrera sigue intacta para el público, algo de lo que no pueden presumir otros miembros de la iglesia.

Y en 1982, un despropósito: la secuela. Dirigida por Patricia Birch y con Michelle Pfeiffer como protagonista, la película es odiada incluso por la actriz. El que sí arrasó de nuevo fue el revival de 1994 de la obra original en Broadway, donde brillaba con luz propia Brooke Shields como Rizzo, papel que retomaría posteriormente, aunque con menor fortuna, Rosie O’Donnell.

Si “Grease” comenzaba con el tema central del mismo nombre y unos créditos que resumía el espíritu de la cinta, el final no lo iba a ser menos. Tras el magnífico número “We go together”, la película se despide con la canción de Barry Gibb y con imágenes de un anuario de instituto y fotos del baile. Un broche de oro para una película que despierta la nostalgia incluso en aquellos que nunca llegamos a vivir esa época, y a la que los años han tratado mejor que bien. Un musical automático, hidromático, ultramático… ¡electrizante!



 
Y para acabar… todos a cantar y bailar

No podía acabar este reportaje sin una selección de los mejores números musicales de la película.

Grease

Summer Nights

Greased Lightning

Beauty School Drop-Out

Look at me, I'm Sandra Dee

You're the one that I want

We go together

4 comentarios:

ATTICUS dijo...

Una joya,si señor,yo tambien adoro
"Greese",pero no es la mejor de la historia,esta muy por encima de ella grandes musicales como por ejemplo :
- West side story
- Cantando bajo la lluvia
- Un americano en Paris
- Sombrero de copa
- Un dia en New York
- Melodias de Broadway 1955
- Siete novias para siete hermanos

El Cinéfago dijo...

Totalmente de acuerdo ATTICUS, hay musicales superiores, pero ya eso es cuestión de gustos. Sus responsables dicen que es el mejor, cosas de la modestia y humildad...

ATTICUS dijo...

Tienes razon,lo que pasa es que en mi caso yo las valoro por mi criterio,a mi lo que opinen ellos
no me influye,lo unico que se,es que "Grease" es un film divertidisimo y tiene una de las
B.S.O. ,sino la mejor de todos los tiempos,pero en numeros musicales
cualquiera que he comentado son muy superiores.
Gracias por el recuerdo,ya me has hecho tener ganas de volver a verla y eso que debo haberla visto
unas ... veces.
saludos.

El Cinéfago dijo...

Por supuesto ATTICUS, es todo criterio personal, gustos y esas cosas, y por eso considero a "Grease" el segundo mejor musical que he visto, puesto compartido con muchas pelis, entre ellas algunas de tu lista.

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