lunes, 16 de enero de 2012

Globos de Oro 2012: Aroma a paté, queso y vino

Los ganadores de The Artist... y el perro
Ya he dormido, y toca hacer balance de los Globos de Oro. Esta edición será recordada como aquella en la que Hollywood ajustaba cuentas con Europa. Si el año pasado Ricky Gervais cargaba sus tintas contra casi todos los presentes a la ceremonia, este año ha estado prácticamente ausente y mucho menos irreverente que de costumbre. Como si quisiera que le echaran. Sus dardos envenenados fueron a parar al estupendo cine de Johnny Depp, al “castorcito” de Jodie Foster o a la maldad oculta de Colin Firth. Pero todo era bien recibido con muy buen rollo por parte de los afectos. ¿Por qué? Pues porque todo estaba preparado para que las estrellas dieran caña al anfitrión. Banderas, Madonna e incluso la dama Streep, rumbo al Oscar gracias a su octavo Globo de Oro, le dieron estopa sin compasión.

Jean Dujardin, el (in)expresivo
Todo en medio de una gala aburrida y que afortunadamente duró poco. A medida que avanzaba la noche el alcohol subía, Dustin Hoffman se dormía, Clooney y Pitt se hacían miraditas cómplices cada vez que salían a escena, e incluso el miembro viril de Michael Fassbender recibió un halago. Todo muy normal en la velada más informal del séptimo arte. Una velada en la que no sólo Gervais no entendía a Salma Hayek y Antonio Banderas. Una noche con un marcado acento. El de la pareja protagonista de “El gato con botas”, el de una Sofía Vergara a la que hubo que echar del escenario, muy orgullosa ella de su par de Globos de Oro (ojo, este chiste es suyo propio), el de la imponente voz de Peter Dinklage… y, cómo no, el de los responsables de “The Artist”, la previsible triunfadora de los premios.

Peter Dinklage, qué actorazo
Ludovic Bource pidió disculpas por ser francés, al contrario que Jean Dujardin, tremendamente cómodo ante el público y hablando de su falta de expresividad, justo lo que no demuestra en el film de Michel Hazanavicius, quien perdió la partida frente al maestro Scorsese. Dujardin se permitió un saludo al más puro estilo Douglas Fairbanks, y hasta se puso a jugar con el perro Uggie cuando anunciaron la mejor comedia o musical del año. El aroma a paté, queso y vino galo se respiraba en el ambiente, reforzado por el merecidísimo galardón a Woody Allen por el guión de “Midnight in Paris” y el no menos merecido a “Las aventuras de Tintín”. Spielberg no dudó en subir a recoger lo que le pertenecía, pero Allen estuvo ausente, como de costumbre, aunque eso no restó emoción a su mención.

Kate Winslet, la mujer perfecta
Pero para emociones, las que provocó el premio Cecil B. DeMille de este año. Sidney Poitier se tomó su tiempo para anunciar al hombre libre, y Helen Mirren le echó una mano, que el tiempo corría. Ya tan sólo un vídeo resumiendo su carrera bastó para darse cuenta de que Morgan Freeman es, sin duda alguna, uno de los mejores actores vivos de la historia del cine. El público se levanta, aplaude, llora, bebe… y nosotros con ellos. La fiesta continúa, y esta vez tiene un acento de lo más marcado. Aunque ello signifique dar como victorioso al castigador Weinstein una vez más. Nos vemos en los Oscar, nombre que, por si fuera poco, tiene origen germano.

El perro Uggie también tocó el premio

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