viernes, 6 de enero de 2012

2011 en 11 fotogramas (I): De Natalie a Torrente


Repasamos este 2011 que nos ha dejado hace apenas una semana a través de once fotogramas, once flashes que tratan de resumir en pocas líneas lo que ha deparado un año cargado de noticias, sorpresas, novedades... y mucho cine.

Fotograma 1. El año de Natalie
Sí, no podía comenzar este especial sin hablar de ella, sin duda alguna la gran protagonista de 2011. Y aunque todos nos habíamos enamorado de ella desde que debutara en 1994 en “Léon (El profesional)” o en su participación en “Beautiful Girls” y la nueva trilogía de “Star Wars”, no fue hasta su “Cisne Negro” que esta niña prodigio nacida en Israel lograra el reconocimiento que llevaba mereciendo desde hacía casi dos décadas. Con 30 años, su obsesivo papel de Nina en la formidable cinta de Aronofsky le reportaba la mayoría de premios concedidos por la prensa y la crítica estadounidenses. Se hizo con el Globo de Oro, el BAFTA, el Independent Spirit Award, y finalmente el Oscar. Por si fuera poco, la película se convirtió en todo un taquillazo sorpresa, logrando solo en Estados Unidos superar los 100 millones de dólares. También en 2011 fue la compañera de reparto de Thor en la exitosa adaptación del cómic de Marvel, protagonista de la taquillera comedia “Sin compromiso” y protagonista a su vez de una burda polémica por su embarazo sin estar casada, algo demasiado duro para la moral yanqui.


2011 fue también el año de Rose Byrne, vista en “X-Men: First Class” y en dos de las revelaciones del año, la terrorífica y reivindicable “Insidious” y la graciosa “La boda de mi mejor amiga”, que se convertiría en un éxito sorpresa, y donde también descubrimos a una robaescenas recién salida del Saturday Night Live, Kristen Wiig. Del SNL sale también Jason Sudeikis, que se dejara ver primero en “Carta blanca” de los Farrelly, y posteriormente en “Cómo acabar con tu jefe”, uno de los taquillazos del verano. Y también ha sido el año de Jennifer Lawrence, nominada al Oscar por su potente interpretación en “Winter’s Bone”, y compañera de reparto de Michael Fassbender en “X-Men: First Class”, otro actor que no ha parado de trabajar en 2011. “Shame”, “Un método peligroso” y “Jane Eyre” avalan el trabajo de este monstruo de la interpretación, inmejorable testigo del Magneto de sir Ian McKellen. Así como el nuevo Xavier en el reboot de la Patrulla X, James McAvoy, sustituyendo con convicción a Patrick Stewart. 

Y ha sido el también de todo un niño prodigio que por fin recibe la atención que merece, Ryan Gosling, cuyas interpretaciones en filmes como "Drive", "The Ides of March" o "Crazy, Stupid, Love." han seducido a crítica y público. Y de una maravillosa actriz descubierta en "El árbol de la vida" de Terrence Malick, Jessica Chastain, de quien también disfrutamos en "Criadas y señoras" o "La deuda", entre otras.


Y no podía acabar este fotograma de los nombres del año sin él, sin el actor más poderoso del mundo. Tom Cruise dominó el cine hollywoodiense durante casi dos décadas, hasta que su popularidad cayó en picado tras sus bochornosas apariciones en televisión y su excéntrico estilo de vida, lastrado por la Cienciología. El público le retiró su apoyo, hasta que a finales de año, “Misión: Imposible – Protocolo Fantasma” se convertía en el gran éxito inesperado de las navidades. A día de hoy ha superado a la tercera entrega, y le queda poco para mejorar los datos de la primera. Incluso la crítica se ha postrado a sus pies. Cruise parece haber resurgido de sus propias cenizas. Sólo esperemos que sigua continuar su camino.

Fotograma 2. El rey gana la partida
La noche del 28 de febrero, los Oscar demostraban tirar más por la corrección que por la valentía y el riesgo. La batalla estaba entre Tom Hooper y David Fincher, entre un cineasta correcto y clásico en sus maneras y otro innovador, un genio del cine al que, por qué no decirlo, los Oscar se le quedan pequeños. Ya en 2008 Fincher veía cómo otro realizador visualmente potente y nervioso, Danny Boyle, se alzaba con la dorada estatuilla y se la arrebataba de las manos con “Slumdog Millionaire”, que no en vano resultaba de las más académicas de su filmografía. Pero no pudo ser, y el rey Jorge VI ganaba la partida esta vez, a pesar de que todas las quinielas apuntaban a que éste sería el año de Fincher, que con su red social se acercaba a lo que la Academia desea de un film. Por cierto, si lo de Natalie era cantado, también lo era lo de Colin Firth, soberbio en su caracterización del tartamudo monarca, y lo de Christian Bale, el Dicky Eklund perfecto de “The Fighter”.


Y ya que estamos, hablemos de la gala. Presentada por una cómica Anne Hathaway y un desubicado James Franco, que parecía estar allí por obligación y más preocupado por twittear todo lo que ocurría que por quitar de su rostro esa expresión de “todo me da igual”, la ceremonia fue decepcionante, tediosa, larga, sin emoción… hasta que salió Billy Crystal. El antiguo presentador, y el mejor de los últimos 20 años, salió a escena una vez más y sus cinco minutos fueron de lo mejor de toda la noche, con permiso del juvenil y mujeriego Kirk Douglas. Tal fue el impacto de su presencia que acabó siendo elegido como presentador de los Oscar 2012, después de que Eddie Murphy renunciara tras la marcha del por entonces director de la ceremonia, Brett Ratner, cuyas desafortunadas declaraciones del tipo “el ensayo es para los maricones” no sentaron demasiado bien a nadie.


Fotograma 3. La otra cara del cine español
Este título puede parecer una perogrullada para muchos, pero 2011 fue el año en que el cine español mostró su verdadera cara. La historia comenzaba realmente en 2009 con la creación de la Ley Sinde, que en resumen trataba de defender los derechos de autor a base de alienar la libertad del individuo para disfrutar de sus obras favoritas de la manera que quiera. Para entendernos, la ministra Sinde y su séquito pretendía cerrar las webs de descarga ilegales que se nutrieran de la piratería, haciéndonos quedar a todos como delincuentes. Uno de los grandes problemas de esta medida es la arbitrariedad con que se clausurarían dichas páginas, pues un grupito de mandamases con un claro conflicto de intereses elegirían a dedo a las afectadas.


En medio de tal panorama, un hombre se convirtió durante los primeros dos meses de 2011 en gran protagonista de nuestro cine por su valentía y empeño. Hablamos de Álex de la Iglesia, proclamado en 2009 presidente de la Academia de cine y erigido como nuevo héroe de la red a raíz de su desacuerdo con la ministra y de su defensa de los grupos de internautas. El resultado fue su dimisión del cargo y su ninguneo en la ceremonia de los Goya, la más desastrosa de toda su historia. Su “Balada triste de trompeta” partía como favorita pero se convertía en la gran perdedora de la noche, y de la Iglesia protagonizaba lo más interesante de una gala que pasará a la historia como bochornosa, demostrando hasta qué punto la política rige nuestros premios. Redes como Twitter hablaban sin cesar de las fotos forzadas del por entonces presidente de la Academia y la por entonces ministra de cultura. Pero, sobre todo, de este acertadísimo discurso que dio la vuelta por los noticiarios y medios del país, y donde el director se despachaba a gusto con sus detractores y hablaba de Internet como el futuro. A la ministra se le acabó el chollo en noviembre con la entrada del PP al poder, pero su ley, inicialmente desestimada, acabó siendo aprobada a finales de año con la misma arbitrariedad que en sus comienzos. Ya sabemos, Spain is different.



Pero aquí no acaba la cosa. No menos remarcable es la rueda de prensa de Tinieblas González. Más de una hora de disertación acerca de cómo funciona una industria que vive demasiado de unas subvenciones de las cuales se sirven los productores para explotar a sus empleados por poco dinero pero sacando lo máximo posible. A Tinieblas le robaron la película, no le pagaron, y alguien tras la cortina la rehízo a su gusto y se embolsó el dinero de la ayuda del estado. Una vez más, Spain is different.




Y una última muestra de que Spain is different la tenemos en la SGAE, esa sociedad privada que ha hecho de las suyas en los últimos años pretendiendo cobrarnos hasta por escuchar música en la calle. El 1 de julio de 2011 recibían su merecido. Su por entonces presidente Teddy Bautista y ocho directivos más fueron detenidos por apropiación indebida, falsificación de documentos y desvío de fondos. Entre sus muchas proezas se encuentran: lanzar campañas de publicidad en las que se asociaba intercambio de archivos mediante programas P2P con delito; la copia sin ánimo de lucro de obras originales; la aplicación del canon, que cobra por cada copia de una obra audiovisual ya divulgada, y cuyos beneficios de más de 400 millones de euros se repartieron entre los socios, y se niegan a devolverlos a pesar de que el Tribunal de la Unión Europea lo declarara ilegal; recaudación en conciertos benéficos, llegando a amenazar con suspender los mismos si no se les entregaba un porcentaje de la venta de entradas… Suma y sigue.


Fotograma 4. Un torrente para la taquilla española
Sí amigos, el héroe del cine español ha vuelto para recuperar la muerta taquilla de 2010.  Gracias al 3D de “Torrente 4: Lethal Crisis”, el cine español ha recuperado parte del esplendor del que gozó en 2009. La cinta de Santiago Segura es la película más taquillera de 2011, si bien hasta último momento ha tenido que batirse en duelo con “Amanecer (Parte 1)”, que sí que gana en cantidad de espectadores. Sea como fuere, la última entrega del policía más chusco de nuestro cine ha visto sus cifras infladas por el precio de un formato que ha sabido vender extremadamente bien, apostando por un 3D cachondo y divertido. Incluso se convirtió en una de las más vistas a nivel internacional, contando solamente los datos españoles. Sus 19,6M€ llevaron durante los tres primeros meses la cuota de pantalla del cine patrio más allá del 25%, llegando en algunas semanas a alcanzarse una cuota del 65%. Pero no todo fue obra de Segura. El cine nacional vivió otros potentes éxitos durante ese periodo, como “También la lluvia” o “Primos”, que aportaron su granito de arena a la cuota de pantalla


Pasado el efecto Torrente, la cuota bajó al 17% durante el segundo trimestre, porcentaje obtenido gracias al taquillazo de “Midnight in Paris” –todo un exitazo también a nivel mundial-, pero también a “Águila Roja” y “Un cuento chino”. El verano fue el periodo más flojo, con una cuota que apenas alcanzaba el 9%, destacando productos como “Lo contrario al amor” o “Amigos…”. Ya el último trimestre del año estuvo marcado por los clásicos estrenos otoñales e invernales españoles que suelen triunfar en esta época del año. Así, “La piel que habito”, “No habrá paz para los malvados”, “La cara oculta”, “Mientras duermes”, “Intruders”, “Un dios salvaje” y “Fuga de cerebros 2”, entre otras, se convertían en los grandes reclamos del público. El total del cine español ha superado además al del año anterior, y tres títulos se han convertido en número uno: “Torrente 4”, “Midnight in Paris” e “Intruders”.


La cara amarga la ponen los fracasos. Algunos títulos, pese a salvar la dignidad, se quedan lejos de lo esperado, como “Amigos…”, “La voz dormida” o “Intruders”, mientras que otros directamente pasaron con más pena que gloria, algunos de ellos a pesar de contar con un excelente comienzo, como “Águila Roja” o “Encontrarás dragones”. “No tengas miedo”, “Secuestrados”, “23-F”, “Verbo”, “EVA”, “No controles”,  “XP3D”, “¿Para qué sirve un oso?”, “Capitán Trueno y el Santo Grial” y “No lo llames amor… llámalo X” se convertían en grandes fiascos, en una industria que basa su éxito anual en unos pocos estrenos, mientras que la mayoría de los restantes se quedan sin gas.

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