lunes, 20 de abril de 2015

LA CRÍTICA. Mortdecai

La comedia suicida
Existen filmes con una marcada vocación suicida, que se empeñan en imponer un estilo creativo ceñido a un modelo alejado absolutamente de lo que el espectador contemporáneo está dispuesto a ver en el cine. Concretamente, este mismo año hemos podido disfrutar de una propuesta como “Kingsman”, que aúna el entretenimiento estadounidense con la flema británica en un salto de trampolín a una piscina sin agua, que ha convencido porque su mezcla es efectiva a todos los niveles, porque ha sabido adaptar su base referencial al cine mainstream.

“Mortdecai” también pretende ser cine suicida. Su modelo a seguir es la comedia británica de los años 70, aquella que esgrimieran John Cleese y compañía en la prodigiosa “Fawlty Towers”, con ciertos toques de cartoon yanqui y pocas pinceladas de cine entretenimiento made in Hollywood. Pero muy pocas, prácticamente inexistentes. Y sólo por estas referencias debería ser un film a elogiar, aunque quizá no por todo tipo de públicos.

Pero no es así. La nueva película de David Koepp lo intenta, trata de mirarse en el espejo de esa comedia británica transgresora, valiente y audaz, de vocación totalmente suicida si se la trataba de llevar al gran público. Y aquí radica su mayor problema. Que este tipo de humor no es para todo el mundo, y mucho menos encaja dentro de los parámetros del género actualmente.


 “Mortdecai” acaba siendo pues un chiste sin gracia, en el que Johnny Depp trata por todos los medios –para algo es el productor de la cinta- de simular ser el señoritingo inglés de bigote tan vomitivo como su acento y maneras. Ésta es una película para su lucimiento personal, para que haga de Johnny “Sparrow” Depp por enésima vez. Suyos son los insufribles chascarrillos y muecas que pueblan las mil y una escenas de diálogos supuestamente hilarantes de la película, pero que fallan tanto en su actor protagonista como en el espíritu de un guión empecinado en recuperar un estilo de comicidad ya caduco, nada fácil de vender a las grandes masas y mucho menos en formato de largometraje. El resto del reparto, aunque correcto frente a él, tampoco es que pueda hacer mucho por mejorar un conjunto que falla desde su arriesgada base referencial.


Pese a lo anacrónico de su planteamiento, “Mortdecai” no es ni de lejos la peor película del año, como muchos se extreman en aventurar, no llega a aburrir ni a causar daño a nuestras retinas. Es sencillamente una aventura suicida sin arnés de seguridad, que se ve con una mueca de perplejidad en el rostro, de cierta vergüenza ajena. La que produce el saber que lo que vemos debe tener gracia, pero nos es imposible reírnos. Básicamente porque su base humorística sólo tiene cabida en manos de británicos. Y en pequeñas dosis televisivas, a ser posible.

A favor: el riesgo que asume al tratar de adaptar al gran público un estilo de humor suicida
En contra: Johnny Depp, y que el riesgo que asume no encaja con el estándar de comedia actual

Calificación *1/2
                                                                                          No merece mucho la pena

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