¿Qué han hecho los romanos por
nosotros?
Antes de que cineastas como
Claude Zidi o Alain Chabat mancillasen el buen nombre de Astérix con propuestas
cada vez más cutres y acartonadas, los padres del irreductible galo temían
claro que sólo la animación bidimensional podía ser realmente fiel a sus
icónicas viñetas. Así nacieron joyas como “Astérix el Galo” y, sobre todo, esa
obra maestra titulada “Astérix y las doce pruebas”, esta última dirigida por
los mismos que a cuatro manos dieran forma y fondo a los personajes del cómic.
Veinte años han pasado
ya desde su última aventura animada, desde aquella floja “Astérix en América” que ya mostraba serios síntomas de desgaste,
pero que aún así seguía estando por encima de las adaptaciones con actores de
carne y hueso que llegarían unos años después. Los franceses parecen haber
aprendido la valiosa lección, como los españoles con Mortadelo y Filemón. La
mejor manera de ser fiel al original es volver a la animación, en este caso
tridimensional.
Y el resultado se nota,
para mejor. Con “Astérix: La residencia de los dioses”, los personajes de
Goscinny y Uderzo vuelven a tener el carisma de sus hermanos en papel. Astérix
vuelve a ser el aguerrido protagonista y no el acompañante. Obélix vuelve a ser
el bonachón de mirada tierna e infantil. La cinta vuelve a tener el aroma de
esos clásicos animados que durante medio cuarto de siglo llevaron a la Galia al
status que merecían.
Gracias a la animación
3D de altísima factura técnica, Astérix y Obélix pueden gesticular como nunca
antes lo habían hecho, tener el carisma que jamás tuvieron actores como Gérard
Depardieu para darles vida. Pero no sólo eso. Los cineastas Louis Clichy y Alexandre Astier consiguen un nivel de
fidelidad elevadísimo con respecto al cómic, incluso en los momentos en los que
se intentan distanciar del mismo y tiran de libertad a la hora de adaptarlo. Hacia
mitad de película, sus responsables cambian el acto final de la historia
original para hacerla más cinematográfica, y aún así se mantienen fiel a su
espíritu. Las referencias a “King Kong” o “El señor de los anillos” se suceden
sin que sientas que se pierde la esencia del tebeo.
“Astérix: La residencia de los dioses” viene a responder a la pregunta
de los Monty Python de “¿Qué han hecho los romanos por nosotros?” a base de
agudeza e ingenio. Una aventura entretenidísima que busca acercar a los más
pequeños la obra de Goscinny y Uderzo, y a la vez consigue contentar a los
fieles seguidores del tebeo y a los adultos de la familia. Tarda algo en
arrancar, pero una vez lo consigue pisa el acelerador y no lo levanta hasta el
final. Gracias a ella vuelven los diálogos punzantes, los juegos de palabras y
esa mala leche revestida de aparente ingenuidad con la que la cinta se burla
del capitalismo, de las reivindicaciones sociales, de los derechos de los trabajadores,
de los nuevos ricos o de la colonización. Por fin desde hace décadas, Astérix
tiene la adaptación que se merece.
A favor: la fidelidad al material original, incluso cuando
intenta distanciarse de él
En contra: tarda algo en arrancar
Calificación ****
No se la pierda
2 comentarios:
Merece la pena verla en 3D????
No sabría decirte, la vi en 2D antes de su estreno en salas. E igualmente no aprecio mucho el 3D jeje así que no sería objetivo y acabaría diciéndote que no
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