Perspectivas enfrentadas
El cine de terror
siempre tira de tópicos. Fantasmas, muertos vivientes, sombras, oscuridad… y
espejos. Rara es la cinta de género que no tenga un espejo involucrado, o que
utilice los reflejos como herramientas para generar tensión o provocar algún
susto típico al público. Algunas propuestas, incluso, convierten a los espejos
en absolutos protagonistas, como “Mirrors” de Alexandre Aja.
“Oculus”, película que
pone en la línea de fuego a un director al que seguir a partir de ahora, tira
de numerosos tópicos del género durante su metraje. De hecho, es inevitable
pensar en el cine de James Wan durante su visionado, y de paso en todas esas
cintas como “Terror en Amytiville” o “Al final de la escalera” a las que
homenajea éste. Pero aquí todos sus tópicos, incluyendo ese espejo maldito en
torno al que parece girar la historia, no son más que una excusa para activar
una trama que no empieza demasiado bien, con dos hermanos bastante sosos – los
secundarios les ganan la batalla en credibilidad- que vuelven al hogar de su
niñez para lidiar con viejos fantasmas y tragedias familiares del pasado, pero
que va remontando y tomando caminos de lo más interesantes.
La película de Mike Flanagan
no es ninguna maravilla a nivel de realización a excepción de algunos chispazos
puntuales de ingenio, y de hecho se habría agradecido un acabado más pulido y
clásico. Tampoco queda en la memoria por su manejo de los resortes del género,
que suenan a ya vistos, ni por su guión, que tiene no pocos agujeros
argumentales. Por ejemplo, todos esos mecanismos que los protagonistas usan
para no caer en las trampas del espejo cojean si el propio espejo es capaz de
jugar con ellos. Pero una vez entra en faena ofrece un nivel de complejidad
moderadamente elevado para lo que prometía en su comienzo. Mike Flanagan se
erige como un hábil montador manejando dos líneas temporales paralelas que
acaban confluyendo en espacio y tiempo y confundiendo a sus personajes y a los
espectadores, que no sabrán qué es real y qué no. Recuerda bastante a un
reivindicable film como “Dead End”, que jugaba con el espectador y sus
personajes engañándoles constantemente.
El cineasta mantiene
hasta el último segundo la ambigüedad del relato, empezando por enfrentar los
puntos de vista de sus dos personajes protagonistas entre sí y culminando en
hacer dudar al propio público sobre su perspectiva de la historia. Un
habilidoso juego de perspectivas enfrentadas en el que, además, su responsable
no comete el error de desvelar la naturaleza de su objeto maldito, tratándolo
como un ente capaz de todo por sobrevivir y sembrar el mal. Quizá todo esté en
las cabezas de sus personajes, y lo que vemos no es más que una metáfora de
cómo afrontar el trauma. Lo mejor, sin duda, es pasar página y seguir adelante.
A
favor: la habilidad de Flanagan para generar suspense y
confundir al espectador gracias al montaje, y la moderada complejidad que
adquiere la película conforme avanza
En
contra: la escasa originalidad a la hora de manejar los
mecanismos del terror y no pocos agujeros de guión
Calificación ***
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