Gran bola de nieve
Una idílica estancia de
cinco días en los Alpes. Tomas, Ebba y su familia están disfrutando de la
comida cuando de repente una avalancha se acerca a lo lejos hacia el
restaurante. Al principio, Tomas tranquiliza a los suyos advirtiendo que el
alud está controlado. Pero pronto el peligro se acerca más y más y la situación
escapa a su control. En una situación así, ¿cómo actuaría cada uno de nosotros?
¿Pondríamos a salvo a nuestros seres queridos antes que a nosotros mismos, o predominaría
el instinto de supervivencia?
En su nuevo trabajo
tras la laureada “Play”, el sueco Ruben Östlund propone un drama familiar con tintes
de comedia, o si lo prefieren una comedia tan ácida sacada de un contexto tan
dramático que es imposible no esbozar una sonrisa incómoda, en torno a un acto
de cobardía que irá creciendo en el seno de la familia protagonista y de los
que los rodean como si de una gran bola de nieve se tratase.
El realizador consigue
así una serie de sublecturas de lo más interesantes. Por un lado, estamos
evidentemente ante una gigantesca avalancha emocional dispuesta a dinamitar desde
dentro la estabilidad conyugal y familiar, una mastodóntica terapia de pareja
servida con un malicioso guión y arropada por un excelente reparto de actores,
que acercan a la cinta al cine de Thomas Vinterberg. Pero también es la historia
del fracaso del hombre como macho protector de su manada, la vergüenza de quien
ha sacado a relucir su verdadero rostro y debe ser juzgado por ello. Y entre
otros muchos frentes abiertos, también tenemos el reflejo de ese patetismo tan buñueliano al que puede verse rebajada
la clase acomodada ante una crisis.
Östlund consigue así un
relato repleto de múltiples capas de nieve a punto de resquebrajarse, donde el
narcicismo, el egoísmo y la independencia individual frente a la vida familiar
se dan la mano. Y además logra algo que Vinterberg e incluso Michael Haneke manejan
muy bien, ese efecto de
distanciamiento por el cual podemos analizar de manera imparcial los actos de
sus personajes sin identificarnos del todo emocionalmente con ellos, amén de
compartir con ellos también los altibajos de ritmo y el no ir al grano en
muchos momentos. Logra este distanciamiento, a pesar de la tensión que rodea a
sus protagonistas, arrancando la risa del espectador que mira desde fuera una
situación llevada hasta el extremo del absurdo. A ninguno de nosotros nos
gustaría vernos sepultados por esta colosal bola de nieve. Pero qué divertido y
retorcido es convertirse en juez y verdugo desde la lejanía.
A favor: el reparto, el retorcido guión y el efecto de
distanciamiento bien manejado por su director
En contra: algunos bajones de ritmo que la pueden hacer
demasiado lenta y larga
Calificación ****
No hay comentarios:
Publicar un comentario