Fue,
junto con su amigo, o hermano como lo llamaba él, William Shatner, el único
miembro del “Star Trek” original que supo mantener un equilibrio coherente en
todos sus trabajos, no dejándose dilapidar por el personaje que le dio la fama,
si bien le debe a este demasiado para su carrera. Pero la carrera de Leonard
Nimoy comenzó más de veinte años antes de lanzarse al estrellato, curiosamente
ligado casi siempre a la ciencia-ficción. Uno de ellos fue en “Zombis a la
estratosfera”, en 1952, y dos años más tarde en la obra maestra de Gordon
Douglas “Them!”, donde interpretaba un rol muy secundario.
Pero fue en la pequeña
pantalla donde se haría un hueco importante, y donde transcurriría la mayor
parte de su carrera entre 1954 y 1974, participando en series como “Bonanza”, “Dimensión
desconocida”, “Los intocables”, “Rumbo a lo desconocido”, “Superagente 86”, “Misión
Imposible”, “The Man From U.N.C.L.E.” o “Colombo”. Fue en una de ellas, “El
teniente”, en la que el creador de esta, Gene Roddenberry, se fijó en él para
encarnar al frío y vulcano Spock de “Star Trek”.
La serie, emitida entre
1966 y 1969 –en 1986 retomaría su personaje en una nueva entrega de “La
conquista del espacio”, como se tituló a la serie en España, y en “La nueva
generación” en los 90-, no tuvo el éxito que su creador esperaba, y tras tres
temporadas fue cancelada. Pero su legión de fans creció hasta tal punto que la
Paramount decidió darle una segunda oportunidad y dar comienzo a una segunda
fase, cuya primera tentativa fue una serie animada en 1974, en la que Nimoy
prestaba su voz, y posteriormente la película de 1979, que supuso un éxito de
taquilla arrollador. Durante todos esos años, el personaje de Nimoy se convirtió
en el más célebre de toda la franquicia, y su saludo vulcano se convirtió en un
icono de la cultura pop. Participó en un total de seis filmes de la saga
original, y llegó a dirigir dos de ellos.
Para no acabar
encasillado, el actor probó suerte no solo en la dirección –dirigió también “Tres
hombres y un bebé”-, sino que fue poeta, cantante, fotógrafo, escritor y actuó
en teatro y en otros filmes, como “La invasión de los ultracuerpos”, así como
en series tales como “Marco Polo” o recientemente en la magistral “Fringe”,
cuyo personaje se convirtió en recurrente.
De hecho, el creador de
esta última, J.J. Abrams, fue el encargado de sacarle del ostracismo –aceptaba
trabajos que no le obligaran a salir de casa, y a partir de 2010 se negó a
interpretar a Spock otra vez- gracias a la serie y a sus dos apariciones
estelares como Spock en su renovación cinematográfica de la franquicia.
Mientras, seguía prestando su voz a su personaje en videojuegos y series
animadas, así como a otros personajes en películas como “El guardián de las
palabras”, donde doblaba a Jekyll y Hyde, “Los Simpson” y “Big Bang”, donde se
interpretaba a sí mismo, o “Transformers: El lado oscuro de la Luna”, donde
prestó sus cuerdas vocales a Sentinel Prime.
Fue nominado a cuatro
Emmy, ganó varios premios de la crítica junto a todo el reparto del reboot de “Star
Trek”, y consiguió su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Hasta el momento de su muerte, Nimoy conservaba las orejas puntiagudas de su
personaje más conocido. Pero nunca se dejó domar por él. Ya lo decía en su
propio libro, “No soy Spock”. Era mucho más. Nimoy nos ha dejado hoy a los 83
años de edad. Se le echará de menos. Larga vida y prosperidad.
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