martes, 31 de marzo de 2015

LA CRÍTICA. Cenicienta

Felices para siempre
El éxito de la, a pesar de lo que digan sus fans, escasamente burtoniana “Alicia en el País de las Maravillas” precipitó una ola de adaptaciones a imagen real de cuentos clásicos infantiles de inferior pero aún así suficiente recaudación en taquilla como para justificar nuevas entregas. Cinco años después seguimos sufriendo las consecuencias.

Le toca el turno ahora a “La Cenicienta”, el nuevo paso dentro de esa tendencia disneyiana de acercar a las nuevas generaciones sus viejos clásicos. Aunque, en esta ocasión, existe una sutil pero importante diferencia. El film se perfila más como una nueva adaptación bastante fiel del cuento de Charles Perrault, mezclada con toques del formidable clásico animado de 1950 –básicamente el papel de los ratones y demás animales-. No hay vueltas de tuerca como en “Oz” o “Maléfica”, no trata de ofrecer el lado oscuro ni se separa demasiado de la obra original, a excepción de algún cambio que se produce durante los últimos veinte minutos de metraje y que funciona como mero relleno, pues no aporta nada al desarrollo de la historia que ya conocemos.


Esta “Cenicienta” de Kenneth Branagh denota el gusto del director por los relatos de época y por las escenas de diálogo entre personajes. Al cineasta le interesa más la parte real que la mágica, que la hay, pero a la que no se le presta demasiada importancia. Está bien dirigida, bien ambientada, bien interpretada, musicalizada... Es simplemente eso, una adaptación muy elegante, bien empaquetada y servida.

Pero más allá de eso, poco tiene que aportar, y dejará indiferentes a quienes las anteriores adaptaciones del estudio ya dejaron indiferentes. Se deja ver con facilidad, y hará las delicias de pequeños y mayores, y en general de espectadores poco exigentes, de doncellas en busca de sus príncipes azules, de madrastras no tan malvadas –un punto negativo importante, el personaje de Cate Blanchett no consigue transmitir la misma maldad ni rechazo que la de la película de animación, por ejemplo- y de todos aquellos que aún sueñen con los cuentos de hadas. Para todos ellos, el cuento será satisfactorio. Felices para siempre.


A favor: la elegancia con que Branagh adapta el clásico, preocupándose más de la parte real que de la mágica
En contra: que no aporta nada y deja indiferente; el papel de Cate Blanchett no es tan malo como debiera ser

Calificación **
                                                                              Se deja ver

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