Ningún as bajo la manga
La campaña de promoción
de esta película se ha centrado en la que a priori parece su mayor baza, la
química en pantalla de su pareja protagonista. Y es un acierto, porque
realmente existe esa química. Se nota la complicidad en sus miradas, se
compenetran a la perfección en las escenas dramáticas y en las cómicas, así
como en las más subidas de tono. Will Smith, aunque ha perdido la estrella de
antaño, sigue resultando tremendamente carismático, la cámara le quiere. Pero
es Margot Robbie la que acapara la atención. Puede ser frágil y a la vez sexy,
es un portento de actriz que aúna belleza, seducción y dotes interpretativas.
Ambos juegan con la cámara. Cada uno a su manera.
Si “Focus” se hace
amena es precisamente por esa química, por lo bien que ambos se desenvuelven en
esta historia de estafadores con escrúpulos, de timadores tan blandos como una
nube de algodón. La trama por la que se mueven ya le sonará a más de uno,
porque no evita hacer uso de los tópicos del subgénero. Su primera mitad es tan
ágil como el movimiento de manos de un carterista, está bien narrada y montada,
pero no aporta nada a lo ya visto en otras cintas de este estilo, como “Ocean’s
Eleven”, “Los timadores” o “El golpe”, todas ellas mejores que la que nos
ocupa.
Y pese a esa tópica,
pero entretenida, primera mitad, acabas lamentándote de que la propuesta no
siguiera esa senda en lo que resta de metraje. El ritmo baja, el tono se
relaja, y comienza un film romántico destinado a explotar esa química entre sus
dos actores principales que va decayendo en interés. Y si no fuera por el buen
trabajo de ambos, y lo bien que se compenetran, este segundo tramo se haría más
pesado de lo que ya es. Hacia el final parece acordarse de que juega con el
subgénero de los timadores con algún que otro giro de guión más o menos
imprevisible –aunque no es difícil descubrir la trampa-, pero el clímax aún así
carece de emoción.
Lo peor que le puede
pasar a una cinta de estas características es no guardar ningún as bajo la
manga. Lo nuevo del dúo formado por Glenn Ficarra y John Requa, que despuntaran
hace unos años con la irregular, aunque valiente, “Philip Morris ¡Te quiero!”,
no posee ninguno. No hay chispa, no hay sorpresa, todo se basa en juntar a dos
actores que hacen explotar nuestras retinas con lo bien que compaginan. Cualquiera
se dejaría embaucar por estos dos. Pero no por esta película.
A
favor: la química entre Will Smith y Margot Robbie
En
contra: no guarda ningún as bajo la manga
Calificación **
Se deja ver
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