Lo
que van a ver a continuación les va a sonar. Nunca mejor dicho. “Whiplash”, esa maravilla que supuso el gran
descubrimiento para el gran público del cineasta Damien Chazelle, estaba ya
basado en un cortometraje previo del propio director, razón por la cual se le
cambió de la categoría de mejor guión original a mejor guión adaptado en la
última edición de los Oscar. Tras su triunfo en Sundance, donde ganó el premio
al mejor trabajo de ficción, Chazelle no dudó en llevar a la gran pantalla su propio
trabajo, y de hecho reprodujo casi milimétricamente la escena que están a punto
de ver.
Los planos, el guión, parte
del reparto y la imponente presencia de J.K. Simmons dejan una sensación a déjà
vu. Pero hay importantes variaciones. La primera, la fotografía, aquí mucho más
luminosa y en el film mucho más oscura y siniestra, aumentando la tensión de la
secuencia y otorgándole un aspecto de club de jazz. La segunda, la notable
mejora en el montaje de sonido. Y la más importante, el cambio en el
protagonista, aquí encarnado por un soso Johnny Simmons, que pese a su apellido
poco tiene que ver con su compañero de reparto. Es decir, todo mejoras para uno
de los títulos de 2014, que demuestran que Chazelle aprendió de la realización
de este cortometraje, y que le valió a su película hacerse con tres merecidísimos premios Oscar este año. Una vez más, buen trabajo.
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