El pequeño cachorro
Tanto en su idioma
original neerlandés como en su traducción al inglés para su distribución
internacional, el título de la ópera prima de Jonas Govaerts significa
cachorro. Es como si su creador hablase de sí mismo como debutante, como un
lobezno del cine prometedor pero con mucho que aprender, y que homenajea a la
vez al Truffaut de “El pequeño salvaje” y a películas tan diferentes entre sí
como “Solo en casa”, “Viernes 13” o “Cuenta conmigo”. Al fin y al cabo, todo
cachorro necesita de una figura magistral de la que aprender el arte y oficio
de hacer cine.
Puede decirse que Govaerts
es un buen alumno. “Cub” apunta maneras de buen cineasta, que no por casualidad
le valieron el premio de mejor director en el pasado Festival de Sitges. La
historia de este boy scout que
entabla amistad con el niño salvaje tiene intensidad, nervio y buen hacer por
parte del belga, que llegado un punto ofrece un giro hacia el slasher camp no del todo inesperado,
pues nos va preparando el terreno en más de una secuencia y diálogo, pero sí
todo lo gore y despiadado que puede ser el slasher
europeo, ese que no tiene remordimientos a la hora de sacrificar tanto a adultos
como a infantes de la forma más cruel posible.
Pero todo lo bueno que
se puede decir de su dirección, que asegura decentes dosis de entretenimiento
–ayuda también que dure apenas 80 minutos-, no se puede aplicar a su guión. A
“Cub” le cuesta bastante entrar en materia, se pasa demasiado tiempo tejiendo
su propia historia, y no es hasta su media hora final que ofrece su verdadero
rostro, el que se esconde tras la máscara de madera de ese pequeño salvaje
utilizado como leyenda urbana para atemorizar a los niños. Sí, gracias a la
mano de su director, esa media hora es vibrante y sanguinolenta, pero aún así
el conjunto está desbalanceado. Además, su libreto acusa cierta previsibilidad
–el final busca la sorpresa, pero se ve venir de lejos- y tiene no pocos flecos
argumentales, por culpa de un hermetismo exagerado en algunas de sus tramas
secundarias, como el pasado del personaje excelentemente interpretado por el
pequeño Maurice Luijten, uno de los grandes aciertos de la propuesta, así como
la historia que encierra su asesino, o lo desdibujados que están el resto de
caracteres.
Pero aún así, no deja
de ser un film interesante y servido con extrema inteligencia, un acercamiento
a ese yo salvaje que todos llevamos dentro, el que vive en nuestro interior
desde nuestra más tierna infancia, y una película que obliga a seguir de cerca
a su director. Un cachorro que aún está aprendiendo, pero que ya con este
primer largo ha hecho muy bien los deberes.
A
favor: la dirección de Jonas Govaerts, y la elección de su
protagonista
En
contra: cierta previsibilidad y falta de desarrollo en su
guión, y lo mucho que tarda en entrar en faena
Calificación ***
Merece la pena
1 comentario:
intercambiemos enlaces el tuyo lo voy a poner en fanterror
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