El chiste sin gracia
Vamos a dejar algo
claro. Una peli que gira en torno a castores zombis es, sencillamente, una peli
que gira en torno a castores zombis. Y no hay que buscarle las tres patas al
castor. Sabemos que puede ser mala, entendiendo este calificativo como la falta
de calidad cinematográfica en lo que a dirección, actores, efectos o música se
refiere. Ya luego entramos en materia de gustos personales y la broma nos puede
parecer lo suficientemente graciosa y entretenida como para pasar por algo
todos estos detalles. Ya ha ocurrido con títulos como “Evil Dead” o “Mal
gusto”, filmes que a nivel de medios eran más bien modestas, pero que suplían
sus carencias cinematográficas con litros y litros de ingenio, hasta el punto
de ser consideradas de culto por una gran mayoría aficionada al género.
Por tanto, lo
primordial en este tipo de productos es que logren simpatizar con el
respetable, que la broma tenga gracia durante todo el metraje, que llegues a
tener orgasmos durante su visionado. Con “Zombeavers”, sin embargo, la
sensación es la de un bocado en los genitales, un subproducto de serie Z que
sabe que es malo y no tiene prejuicios en serlo y demostrarlo, pero que podría
haber sido mucho más cafre y desvergonzada.
Lo que comienza siendo
un sentido y graciosete homenaje al summer camp y las pelis de zombis
ochenteras, barril de residuos tóxicos como detonante de la tragedia incluido,
acaba perdiendo toda la chispa y gracia a los veinte minutos de comenzar la
broma. Y si en una propuesta de estas características no eres capaz de alargar
la broma a pesar de lo económico de su metraje, estás perdido.
Lo que da es una
especie de “Gremlins” –o más bien su versión menos familiar, “Critters”- que se
agota muy pronto, y que viene a remontar ligeramente el vuelo en sus diez
minutos finales, cuando tira la casa por la ventana y planta una idea tan
bizarra que reformula las bases de la propia cinta. Pero ni este feliz y
alocado tramo, ni las tomas falsas del final para rellenar metraje, ni la
escena post créditos que augura la inminencia de una secuela que esperemos sea
mucho más avispada, consiguen remontar esta locura simpática que no deja
demasiado para el recuerdo.
A
favor: los bizarros diez minutos finales
En
contra: que el resto del metraje no siga ese tono bizarro y
el chiste deje de tener gracia a los pocos minutos; esperar de ella algo más
que no sea una peli con castores zombis
Calificación *
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