Un
cineasta clásico, mítico, un genial director de actores y responsable de
algunos títulos memorables. Mike Nichols, nacido en Alemania bajo el nombre de
Michael Igor Peschlowsky y trasladado a Estados Unidos con apenas ocho años
para huir de los nazis, ha fallecido a los 83 años, tras una carrera de casi
medio siglo como director, guionista, cómico y productor. Fue en la comedia
donde empezó a forjarse un nombre, pero en el ámbito teatral, medio en el que
fundó una compañía junto a Alan Arkin, Elaine May y Barbara Harris, haciéndose
famoso en Broadway y en los cabarets de Nueva York gracias a sus dúos musicales
junto a May.
Fue gracias a esta
colaboración que se alzó con el primer premio de su carrera, el Grammy. Después
llegarían los Tony, que reconocerían su labor sobre los escenarios como
director en obras como “La extraña pareja” o “Plaza Suite”, hasta un total de
una decena de galardones en estos premios. Porque Nichols, aunque llevaba desde
2007 sin estrenar un film, nunca abandonó el teatro, y en 2012 obtendría el
último Tony de su carrera por dirigir “Muerte de un viajante”, de Arthur
Miller.
Pero si en el teatro no
dejó de cosechar alabanzas, éstas le siguieron en su salto al cine. Fue en
1966, y no pudo ser más rotundo su debut. “¿Quién teme a Virginia Wolf?” supuso
su fenomenal puesta de largo en el celuloide, una cinta que bebía directamente
del teatro y que le valió a Elizabeth Taylor un Óscar, galardón al que optó
también el propio Nichols. Gracias a ella, eso sí, se haría con el primer BAFTA
de su carrera. La primera y única estatuilla le llegaría tan sólo un año
después con “El graduado”, que también se convertiría en el único Óscar que la
Academia concedería a la cinta. Por ella se haría también con su único Globo de
Oro y su segundo y último BAFTA.
A partir de aquí,
Nichols no se prodigaba tanto en la gran pantalla como en el teatro, pero
cuando lo hacía dejaba huella gracias a su sobresaliente mano para llevar a sus
actores. Suyas fueron “Trampa 22”,
protagonizada por su amigo Alan Arkin, “Silkwood”, “Armas de mujer”, “Postales
desde el filo”, “A propósito de Henry”, “Lobo”, “Una jaula de grillos”, “Primary
Colors”, “Closer” o “La guerra de Charlie Wilson”, la última de su carrera. En
ellas dirigiría a actores fetiche de su filmografía como Harrison Ford, Jack
Nicholson, Julia Roberts o Meryl Streep.
Fue nominado tres veces
más al Óscar, una de ellas como productor, al Globo de Oro y al BAFTA, y
recibió menciones del Sindicado de Productores y Directores, así como el Emmy
por la miniserie para tv “Angels in America”, su segunda incursión en la
pequeña pantalla. El realizador, casado desde 1998 con la presentadora de tv
Diane Sawyer, nos deja de manera inesperada, de un paro cardiaco, pero con un
importante legado a sus espaldas de buen cine y buen teatro, siempre fundiendo
ambos medios con elegancia e inteligencia. Descanse en paz, maestro.
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