lunes, 14 de julio de 2014

LA CRÍTICA: Transcendence

¿En qué gasta Hollywood su dinero?
Podría comenzar esta crítica haciendo un chiste fácil con el título de esta película, pero prefiero preguntarme quién decide en Hollywood en qué gastarse el dinero. Hay películas a las que crítica y público vapulean, como “Transformers: La era de la extinción”, que justifican su existencia en base a sus asombrosas cifras en taquilla. Y, además, a nivel técnico y artístico se evidencia cada centavo invertido. Pero hay otros productos costosos de rentabilidad muy dudosa, incluso antes de su estreno. “Transcendence” es un ejemplo de ello, una película que, por alguna extraña razón, ha costado la friolera de 100 millones de $, y no ha conseguido recuperar ni siquiera su presupuesto.

Pero la pregunta que me hago no es en base a su rentabilidad, sino a su calidad. 100 millones hoy en día no catalogan a una cinta de superproducción, pero sin duda es una cantidad nada desdeñable para una película que no justifica en su factura técnica. “Transcendence” es una de esas pelis que yo llamo de despacho. La mayor parte de sus escenas transcurren en interiores, de manera intimista, girando en torno a diálogos obvios que explican más que sugerir. Hay un par de efectos digitales, pero eso no cuesta ni la mitad del presupuesto. No hay una gran holgura de medios, no hay grandes decorados, tras la cámara no es que trabaje ningún profesional que merezca sueldos astronómicos.


¿Serán sus actores? Podría ser. Seguramente Johnny Depp se ha embolsado una cuarta parte del presupuesto, y tener un reparto en el que confluyen nombres como los de Cillian Murphy o Morgan Freeman no debe salir barato. ¿Pero merecen su sueldo? Pues tanto como Messi el Balón de Oro del Mundial. Los secundarios están por estar, no aportan nada a la trama, y bien podrían haber sido sustituidos por otros actores. Pero lo peor es lo de Johnny Depp, cuya presencia en pantalla, a pesar de ser la cabeza del cartel, se reducen a contadas apariciones en las que no brilla especialmente -¿era necesario ese acento?-, como si no quisiera estar ahí, dejando el protagonismo a Rebecca Hall, que hace lo que puede, y es junto a Paul Bettany la que más podría salvarse de la quema.


Así que ya solo nos queda su guión, que haya algo en ella que haya hecho que los productores piensen que estamos ante la propuesta de ciencia-ficción del año. Desgraciadamente, no es así. Su historia tiene potencial a pesar de la mezcolanza de referentes –“El cortador de césped”, “A.I.”, “La invasión de los ladrones de cuerpos” o “Her” son sólo algunos de los títulos que me vienen a la cabeza-, pero el guión de Jack Paglen se ve incapaz de explotarlo al máximo. ¿Qué distancia de separación hay entre cerebro y alma? ¿Qué nos define como seres humanos? ¿La única solución para encarrilar el planeta está en la zombificación de nuestra especie? Temas tremendamente interesantes que el guión se encarga de masticar para que no tengamos que pensar. Pero lo peor es que es imposible simpatizar con ella, con sus personajes y lo que les ocurre. En otras palabras, interesa más bien nada lo que nos tiene que contar. Su guión es tan evidente y simple a pesar de pretender ser complejo  y su estructura tan caótica –de repente pasan dos años o cinco, lo mismo da- que acabas desconectando de ella. Y si un film de ciencia-ficción acaba produciendo indiferencia, mal vamos.


¿Qué podríamos aplaudir de ella? Debería ser su fotografía, ya que al fin y al cabo su director, Wally Pfister, es director de fotografía. Pero recuerda tanto a sus trabajos con Nolan –el pobre, ha tenido que producir la peli de su amigo- que ni esto es reseñable. ¿Es “Transcendence” una mala película? Ni mucho menos, pero es un producto indiscutiblemente fallido, en el que sus ambiciones temáticas no se reflejan en sus méritos narrativos y estéticos. Tampoco es una buena película, y ni llega al regular. Es más bien una decepción por lo que podría haber sido. Aún me pregunto por qué se han gastado tanto dinero en ella. A Nolan le dan la mitad o el doble de presupuesto y hasta ahora no ha hecho más que buenas películas como mínimo. Pfister ha hecho justo lo contrario. Es totalmente intranscendente. Lo siento, no he podido evitar el chiste fácil.

A favor: las temáticas que aglutina
En contra: todo en general, pero especialmente la indiferencia que produce

Calificación *1/2

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