Últimamente
hay cierta “polémica” en las redes sociales acerca de mi criterio a la hora de
seleccionar los carteles de esta sección. Por ello, para que entiendan mi
elección, voy a explicar el por qué de su elección. Otra cosa es que compartan
mi opinión, claro está, y muchos de ellos se corresponden con carteles internacionales. Igual en su país de origen, esto es lo que entienden por buenos posters.
Los carteles de esta entrega podrían reunirse en cinco grandes grupos. Por una parte tenemos todos
esos carteles consistentes en coger a los personajes, que no han posado juntos
para el cartel, y unirlos unos con otros aunque sus gestos no tengan nada que
ver entre sí, dirigiendo en muchas ocasiones las miradas a puntos distintos. Un
poquito de Photoshop en algunos casos para dar al póster apariencia de haber
sido pintado a mano, y listo. Es el tipo de cartel que más se estila.
Subgrupo de estos
últimos forman los siguientes, en los cuales, para rizar el rizo, se añaden, en
la parte inferior o superior, las caras de otros actores del film, normalmente
más conocidos que los principales, con caras un tanto absurda, como la de
Christopher McDonald en el de “Believe Me”. Y yo me pregunto, ¿no habría sido
mejor dejar el póster de “4 minute mile” solamente con la parte inferior?
No siempre es fácil
dibujar una cara, o tirar de Photoshop o alguna herramienta informática similar
y conseguir el efecto deseado. Las siguientes caras están algo desdibujadas.
Porque aquí Jason Segel parece más fuerte de lo normal. Además, estos ejemplos podrían enmarcarse en el grupo visto anteriormente, y algunos de aquéllos en el que nos ocupa.
Existe también la manía
de estropear un cartel decente añadiendo más y más elementos. Por ejemplo, siempre
será mejor dejar el cartel de “El amanecer del planeta de los simios” con los
simios en plena batalla que añadir caras en su parte superior. Pero si algo
irrita son esas caras flotantes de “The Giver”. Así mismo, me sobra la chica tras The Rock.
La siguiente selección
de carteles no es mala en sí, pero sí los títulos que estas películas españolas
han conseguido en el mercado internacional. ¿”The Blackmail”? ¿Dónde quedó el sugerente título de "Una pistola en cada mano"? Y mira que ambos carteles son buenos, especialmente el primero.
Y, para acabar, están
aquellos carteles que, a pesar de su simpleza, acaban cayendo en el ridículo
por la situación que presentan o el careto de su protagonista. Y otros que
tienen tanto colorido y tantos elementos que acaban saturando. Ni tanto, ni tan
poco.
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