La realidad dentro de una cabeza de
papel maché
Es, posiblemente, la
película más extraña del año. Hilarante, ridícula, friqui, un poco hipsterica,… pero con los pies en la
tierra. Una comedia negra y algo bizarra que funciona a la vez como relato de
la experiencia del guionista Jon Ronson como teclista de la banda de Frank
Sidebottom, y como homenaje de la figura de su líder, Chris Sievey, que hizo de
una enorme cabeza de papel maché epicentro de la música pop indie de los 70.
La descomunal cabeza de
Frank, personaje que viene a confirmar que Michael Fassbender es uno de los
mejores actores de su generación, aunque no muestre su cara, es un agujero
negro de creatividad y talento que engulle todo lo que le rodea, el linde entre
lo racional y la locura, vocalista de una banda de desequilibrados que tiene en
su propio desequilibrio mental su reducto de estabilidad. En eso y en la
música, siguiendo la máxima de que todo puede ser motivo de inspiración en la
búsqueda de esa inspiración oculta en los rincones del alma.
La película de Lenny
Abrahamson acierta a la hora de presentar una historia tan aparentemente
absurda caminando siempre sobre esa fina línea que separa la genialidad de la
chorrada más absoluta. Porque de eso trata “Frank”. Ya sea desde el punto de
vista de esas redes sociales marcadas por los trending topics y la cantidad de seguidores, o del aspirante a
músico que ve en el grupo, y en su cabeza líder, la oportunidad de hacerse
famoso, lo que viene a exponernos la cinta es el irremediable choque entre la
mediocridad y el talento, el culmen de la banalización de las masas hacia los
productos supuestamente estrafalarios y el afrontamiento de una realidad que es
más llevadera a través de los ojos de una cabeza postiza.
Pero “Frank” es tan
rara que exige por parte del espectador que saque su vena más marciana para no
catalogarla de auténtica ida de olla intranscendente. Es un experimento, y como
tal requiere de un salto de fe, de dejarse llevar por su estridente banda
sonora –magistral la mejor canción que Frank haya hecho nunca, su canción
sumamente atractiva-, por su viaje de atmósferas cambiantes -perfectamente
fotografiadas Irlanda y Texas-, y por esta panda de inadaptados entrañables que
a ojos del mundo son tratados como dementes. Y no olvidemos que a Newton,
Van Gogh o Beethoven también los tomaron por locos.
A
favor: lo bien que transita la fina línea que separa la
chorrada de la genialidad; un Michael Fassbender rotundo hasta con máscara
En
contra: hay que ser muy marciano para pillarle el punto
Calificación ***1/2
3 comentarios:
me la bajé porque me sonaba muy original... espero que me guste, le tengo fé ja... salu2....
Gracias por llamarme marciano :)
Espero que te guste JLO ya me cuentas.
Jaja Dante, yo me he autollamado marciano también. Y a mucha honra
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