Los
monstruos cinematográficos no existen. Así podría haberse titulado este especial
Halloween en el que recogemos una serie de instantáneas míticas y curiosas
protagonizadas por los monstruos y personajes más reconocibles del terror, la
ciencia-ficción y la fantasía en general, sacados en algún momento del rodaje
de sus películas. Gracias a ellas vemos que pueden ser personas amables,
amistosas y dotadas de un enorme sentido del humor, además de que, como cine que
es, siempre hay una buena parte que es mentira. En ese sentido, algunas fotos
plasman la forma en que algunos de ellos adquirieron vida ante la cámara para
que nos creamos que existen. A ver si después de este especial les tenemos un
poquito menos miedo.
Dicen de Robert Englund
que es una bellísima persona y todo un compañero de rodaje, aunque el personaje
que le ha dado la fama parezca todo lo contrario. Y, además, derrocha humor en
sus rodajes.
Un amiguete de Freddy,
Jason Voorhees, disfrutaba tanto cortando miembros con su machete como
mostrando amor por su madre y su amigo Tom Savini, quien le maquillara en “Viernes
13”.
Nick Castle, el Michael
Myers original, tenía tiempo para tomarse un descanso… y para el amor.
Quizá no sea un
monstruo del celuloide, pero Stephen King le ha encantado siempre pasearse por
los rodajes, como en “La milla verde” o “Creepshow”.
Cuentan las malas
lenguas que fue Steven Spielberg quien dirigió buena parte de “Poltergeist”
mientras Tobe Hopper se limitaba a sentarse en la silla de director. Estas
fotos avivan esa llama. Porque si los monstruos no son tan malos, el Rey Midas de Hollywood tenía su lado creepy.
Un caníbal también
puede tener amigos humanos. El de Hannibal Lecter era el director Jonathan
Demme.
A Leatherface también
le han comido la oreja. Fue la actriz Caroline Williams en la esquizofrénica secuela
de “La matanza de Texas”.
Sam Raimi es un cachondo, y cuando un rodaje es tan cachondo como el de “Evil
Dead II”, el cachondeo reina por doquier. Aunque me pregunto qué estarían viendo en esa revista de Fangoria, algo así como el Playboy del terror.
El monstruo de
Frankenstein encarnado por Boris Karloff fumaba, comía y se encargaba de acabar
con algún enemigo como Drácula cuando no estaba soportando interminables horas
de maquillaje. La última foto ayuda a quitar algo de hierro a la enemistad que tenía con Lugosi.
El mítico Lance Henriksen
y Pumpkinhead se hicieron muy buenos amigos durante el rodaje del clásico
dirigido por el mago de los efectos Stan Winston, “Pacto de sangre”.
Caer bien cuando eres
el octavo pasajero y te dedicas a dejar muy mala baba a tu paso cansa a
cualquiera.
Lo bien que se
alimentaba el fauno Doug Jones, y lo inofensivo que parece el Pennywise de “It”,
encarnado por Tim Curry, en los descansos.
La enorme cabeza que
lucía David Hedison en “La mosca” de 1958 debía pesar mucho. El actor acabaría
cansado entre toma y toma.
No pensarían que Chucky
caminaba de verdad. Se hacían hasta 25 tomas del muñeco para una misma escena y
se necesitaban varias personas que controlaban los ojos,
la boca y los movimientos del muñeco en los primeros planos. Tras días de ensayos y pruebas, llegaba la hora de rodar.
Otro gran trabajo de
artesanía, animar el cuerpo del hombre lobo en “Un hombre lobo americano en
Londres”. De nuevo varias tomas y días de trabajo ante la cámara para hacer la
que a día de hoy sigue siendo la mejor transformación licantrópica de la
historia del cine.
Otro juerguista nato,
un niño en el cuerpo de un adulto que sigue pareciendo un niño. Elijah Wood se
sirve un buen vaso de sangre en el descanso del rodaje del remake de “Maniac”.
Y acabamos con un juego
de anacronismo. A ver quién encuentra los errores intencionados en esta foto.
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