Rebelión en la granja
En un momento de “La
oveja Shaun. La película”, su protagonista mira por la ventana de la casa del
granjero y ve a tres cerdos sentados al sofá y viendo la tele, comportándose
como humanos. Con esta referencia tan orwelliana,
la factoría Aardman vuelve a humanizar a sus personajes, como ya hicieran en la
prodigiosa y divertidísima “Chicken Run”, pero ahora adaptando a formato largo
las aventuras de la oveja que desde que naciese en 2007 ya ha protagonizado más
de un centenar de cortos.
Y lo hace sin perder un
ápice de frescura, y sin que el producto apeste a alargado hasta lo imposible.
Porque en su salto a la pantalla grande, el dúo formado por el guionista
formado en la propia compañía Mark
Burton y el recién llegado Richard Starzak se ha preocupado de que la cinta
siga la tónica general de la serie, ausencia de diálogos incluida, y que no
aburra a pesar de su arriesgada condición de cine mudo, que puede hacer huir de
las salas a más de un espectador.
No hay nada que temer, “La oveja Shaun. La película” es una delicia de
apenas 80 minutos de metraje que desborda ritmo e inteligencia, que ni se hace
pesada ni se queda corta, que puede entusiasmar a los fans de la compañía
británica de animación y a los que no son conocedores de su obra, a niños y no
tan niños. Una aventura para toda la familia y todo tipo de públicos que no
descuida las referencias a otras películas como “El silencio de los corderos”, “Taxi
Driver”, "Parque Jurásico", “Cadena perpetua” o la propia “Chicken Run”, y por extensión, a “La
gran evasión”. Y, cómo no, toda la propuesta es un homenaje al cine mudo, al
que reverencia ya en fondo y forma en sus caseros créditos iniciales.
Estamos, casi con total seguridad, ante la mejor película de Aardman
desde hace diez años, desde que Nick Park decidiera hacer saltar a la gran
pantalla a los personajes más célebres de la casa en la magistral “Wallace y
Gromit: La maldición de las verduras”. Sí, en medio nos han regalado entretenimientos
como “¡Piratas!”, pero las intenciones de esta reaccionaria y soñadora oveja
van más allá del mero entretenimiento. Es cine hecho con alma y corazón, una
vuelta a los orígenes del estudio. Un regreso a casa, como el retorno a la normalidad
al que sus directores y guionistas encaminan a sus protagonistas, sólo para que
puedan seguir regalándonos joyas de corta duración muchos años más.
A favor: que mantiene intacto el espíritu del original, y que
mantiene el ritmo y el pulso pese a su arriesgada opción muda
En contra: precisamente su condición de cine mudo, que puede
hacer huir a más de un espectador
Calificación ****
No se la pierda
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