Cuando
se nos muestra una imagen de Sir Richard Attenborough, es inevitable pensar en
el bonachón John Hammond de “Jurassic Park”. Así le conocerán muchos
espectadores, como el icónico anciano dueño de la isla de dinosaurios de
Spielberg. Pero Attenborough, hermano del naturalista Sir David Attenborough,
ya era un respetado actor y cineasta británico que inició su carrera en la
interpretación en plena II Guerra Mundial, sobre los escenarios y
posteriormente en la película propagandística de Noel Coward y David Lean
“Sangre, sudor y lágrimas”, en 1942 o en 1946 en “A vida o muerte”, de Michael
Powell y Emeric Pressburger, con las que ganó solidez en su estilo
interpretativo.
Pero fue en 1947 cuando
alcanzó la fama en sendas adaptaciones del novelista Graham Greene, “The Man
Within” y “Brighton Rock”, con las que acabó encasillándose en papeles de
cobarde realizado. Una década se pasaría interpretando este tipo de personajes
en el cine británico hasta que recuperó la estrella gracias a “Private’s Progress”,
a partir de la cual despegaría su carrera y probaría otros registros,
especialmente dentro del cine bélico. A esta etapa pertenece “Amargo silencio”
y “The Dock Brief”, con las que consiguió sus dos primeras nominaciones al
BAFTA. No lograría su primera estatuilla de la Academia de Cine Británica hasta
1964, y por partida doble, con “Plan siniestro” y “Guns at Batasi”. Mientras,
se lanzaría a Hollywood a participar en exitosos filmes como “La gran evasión”,
“El vuelo del Fénix”, “El Yang-Tsé en llamas” o “Dr. Dolittle”. Por estas dos
últimas, además, se hizo con dos Globos de Oro.
Seguiría apareciendo en
películas como “Diez negritos” o “Rosebud” hasta 1979, año en el que hace un
largo parón en la interpretación y se centra en su carrera de director, que
había iniciado diez años antes con “¡Oh, qué guerra tan bonita!”. Dirigió,
entre otras, “Un puente lejano”, pero fue en 1982 cuando estrenaría la obra
cumbre dentro de su filmografía como realizador, “Gandhi”. El film le valió dos
Oscar –película y director, además de otras seis estatuillas-, el Globo de Oro,
dos BAFTA, tres David Di Donatello, así como varios premios de la crítica
estadounidense y europea.
No volvería a igualar
este hito en su carrera, pero sí que dirigió algunos títulos remarcables, como
“Grita libertad”, “Chorus Line”, “Tierras de penumbra” o “Chaplin”. En 1993,
Spielberg le recuperaría para la interpretación en “Jurassic Park”, y a partir
de entonces aparecería en su secuela, “El mundo perdido”, en el “Hamlet” de
Kenneth Branagh, o en “Elizabeth".
Llevaba 12 años
retirado de la interpretación, y su última cinta como director fue en 2007 con
“Cerrando el círculo”. Casi un centenar de trabajos en cine, delante y detrás
de la cámara, y en cine abalan una carrera portentosa de más de 70 años, de un
clásico que nos dejó ayer a los 90 años de edad, y que alimentó a varias
generaciones. Descanse en paz.
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