Histriónico,
entrañable, hilarante, expresivo, versátil,… anoche se apagó la sonrisa más
triste de Hollywood. Siempre hubo una sonrisa para el público, aunque sus
papeles fueran oscuros o serios. Su mayor interés hacia los espectadores era el
de hacer reír, aunque a muchos su humor resultara cargante. Daba igual, Robin
Williams consiguió hacernos sonreír en más de una ocasión, le pese a quien le
pese. Anoche, de repente, la sonrisa se apagó definitivamente, protagonizando
una de esas despedidas inesperadas tan amargas que nos vienen asolando desde
hace un año.
Pero su semblante de
eterno payaso tristón nos acompañará siempre, gracias a una carrera de más de
casi 40 años que abarca más de un centenar de trabajos entre teatro, cine y
televisión. Comenzó sobre los escenarios a mediados de los 70, pero fue en la
pequeña pantalla donde dio rienda suelta a su vis cómica, lo que le lanzaría al
estrellato inmediato. Su primer gran hito fue interpretar al extraterrestre
Mork en “Happy Days”, donde incluso chapurreaba en español. Aunque solamente
apareciera en dos episodios, su repercusión fue tal que hasta 1982 protagonizó
su propia serie, titulada “Mork & Mindy”, junto a Pam Dawber, a la vez que
probaba suerte en el cine alternando un fracaso enorme como “Popeye” con otro
film de más repercusión como “El mundo según Garp”, donde pasó con nota la
prueba de encarnar un personaje complicado a nivel interpretativo, algo alejado
de la comedia.
Tras varios años sin
encadenar ni un solo éxito, en 1987 llegó uno de sus papeles más recordados, el
locutor en tiempos de guerra de “Good Morning, Vietnam”, que marcaría el
comienzo de su primera etapa realmente seria como actor. Así, hasta 1991 sería
cabeza de cartel de películas como “El club de los poetas muertos”, una de sus
películas más importantes, “El rey pescador” o “Despertares”, aunque también
continuó mostrando su faceta más cómica en “Las aventuras del barón Munchausen”.
Gracias a las tres primeras logró ser nominado al Oscar, así como alzarse con
varios Globos de Oro –también lo logró por “Mark & Mindy”- y premios de la
crítica y festivales.
Y llegó su etapa más
comercial. Entrado en los 90, Williams protagonizó productos para mayor gloria
de la taquilla, algunos con escasa suerte como “Hook”, “Nueve meses”, “Una
jaula de grillos”, “Jack”, “Más allá de los sueños” o “Toys”, y otros
auténticos taquillazos como “Aladdin”, “Sra. Doubtfire”, “Jumanji”, “Flubber” o
“Patch Adams”, esta última mostrando una faceta más dramática, pero sin
abandonar del todo la comedia. Sin embargo, en medio llegaría el papel de su
vida, ése por el que lograría todos los reconocimientos posibles. En 1998 se
alzó por fin con el Oscar al mejor actor de reparto por “El indomable Will
Hunting”, con la que logró además el premio del Sindicato de Actores.
Esta película marcaría
un punto de inflexión en su carrera, pero no precisamente a mejor. Aunque en
muchos casos sus interpretaciones eran sobresalientes o como mínimo notables,
no obtuvo el beneplácito muchas veces de la crítica, y especialmente del
público, participando en filmes de escaso éxito comercial como “Ilusiones de un
mentiroso”, “El hombre bicentenario”, “Smoochy”, “Retratos de una obsesión”, “La
memoria de los muertos”, “el hombre del año” o “El hombre del año”, que
alternaba con otras de mayor repercusión en taquilla como “A.I.”, “Insomnia”, “Robots”,
“¡Vaya vacaciones!” o “Dos canguros muy maduros”, aunque ninguna de ella
alcanzando el nivel de sus éxitos de los 90, a excepción de “Happy Feet”, “El
mayordomo” o las dos primeras entregas de “Noche en el museo”. La tercera
entrega de esta saga fue uno de sus títulos póstumos. En televisión lograba
mientras cierto éxito con la serie “The Crazy Ones”.
Desde los inicios de su
carrera, el actor tuvo problemas con las drogas y el alcohol, y aunque de lo
primero decía estar rehabilitado tras la muerte de su amigo John Belushi,
ingresó en un centro de rehabilitación en 2006 por sus problemas con el alcohol,
y en 2009 fue hospitalizado por problemas de corazón. Pero desde hace años
arrastraba una depresión que se especula que fue lo que acabó con su vida. El
cuerpo del actor fue encontrado ayer en su domicilio, y se especula que se suicidó
por asfixia. Tenía 63 años. Un triste final para un enorme actor que siempre
buscó la risa del público. Y lo consiguió. Descanse en paz, Mr. Keating.
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