sábado, 3 de octubre de 2015

LA CRÍTICA. Regresión

Sugestión plana
Existe una cierta tendencia a añadir la coletilla “parece americana” a los filmes que los cineastas españoles realizan con clara vocación internacional. Pero todos, desde Jaume Balagueró hasta J.A. Bayona, pasando por Jaume Collet-Serra, han demostrado poseer un estilo a medio camino entre lo americano y lo europeo que les diferencia de cualquier realizador de género surgido del otro lado del charco. Y por supuesto, está Alejandro Amenábar, cuya “Los otros” desprendía un inconfundible aroma entre patrio y británico, pese a ser un producto destinado a arrasar en la taquilla estadounidense.

Con “Regresión”, esta sensación de nacionalidad se ha perdido. Está muy bien dirigida, se nota oficio en cada fotograma, en la dirección de actores, pero acusa una preocupante falta de personalidad que la hace hermanarse más con esos otros tantos thrillers hollywoodienses que nos llegan cada año que con nuestro cine.  En ese sentido, su dirección es totalmente plana.


Pero también es plana en cuanto a trama y desarrollo. Comienza con una escena que ya de por sí no atrapa al espectador, como sí ocurriera en sus tres primeros y aún insuperables trabajos tras la cámara.  Y así de plana continúa. Nunca llega a despegar del todo y no consigue quedar en la retina del público, a pesar de los vanos intentos de tensión que se reparten a cuentagotas durante el metraje. El resultado final es monótono, un dossier de “Cuarto Milenio” con graves carencias de ritmo.

Amenábar juega a sugestionar al espectador, a engañarle llevándole por la senda de la sospecha, a liarle para hacerle dudar entre realidad y fantasía, pero hasta en este punto la jugada le sale mal. Porque no es difícil intuir dónde está el secreto en “Regresión”. No consigue imprimir la tensión que necesita la película, no hay intriga en una historia más simple de lo que parece pero que su responsable rellena con artificios para tratar de hacerla interesante. Ni siquiera en el momento de la gran revelación hay un ápice de emoción.


Y es que quizá uno de los grandes problemas de Amenábar es todo el aparataje promocional que siempre rodea a sus creaciones, la gran expectación que continuamente le pisa los talones, y que esta vez ha terminado por engullirle. Seis años después de la irregular “Ágora” nos sirve la que posiblemente sea su obra menos conseguida y la más difícil de vender en el extranjero, más un drama con tintes de thriller psicológico de suspense que lo que su campaña de promoción nos promete. “Regresión” es pura sugestión plana a todos los niveles, un traspiés en la carrera de un director con mucho cine corriéndole por las venas, pero del que aquí ha quedado más bien poco.  Podría haberla dirigido cualquier otro, y ni nos habríamos dado cuenta.

A favor: los actores y una dirección que, aunque impersonal, sigue siendo efectiva
En contra: su plano desarrollo, cómo la han vendido, y su falta de personalidad

Calificación **
                                                                              Se deja ver

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