jueves, 1 de octubre de 2015

LA CRÍTICA. Anacleto: Agente Secreto

Anacleto nunca falla
Javier Fesser ha sido, con total seguridad, el cineasta que mejor ha sabido mimetizarse con el cómic en este país. No sólo en sus dos excepcionales adaptaciones de los súper agentes de la T.I.A. creados por Francisco Ibáñez, sino por ese espíritu de tebeo que ya destilaba su ópera prima, la mágica “El milagro de P.Tinto”, y en cortos como “El secdleto de la tompleta”, que hacían del humor envasado en botijo la mejor herramienta para reírse de esta país de pandereta en el que vivimos. Director y autor eran uno, y costaba diferenciar dónde empezaba la historieta de uno y acababa la película del otro.

Javier Ruiz Caldera, en su intento por llevar a la gran pantalla la obra del gran Vázquez, no logra ese mismo nivel de mimetización con el producto original, ni alcanza el mismo grado de mofa nacional. Tampoco lo pretende. “Anacleto: Agente Secreto” es un film del director de “Spanish Movie” o “Tres bodas de más”. Sí, las referencias están ahí, desde el ¡Sapristi! hasta las viñetas en lugar de fotografías, pero es Ruiz Caldera puro y duro. Con su galería de personajes encarnada por su troupe ya habitual de actores y su humor entre cotidiano y deudor de la comedia estadounidense, pero con marcado sabor a tortilla de patatas.


De Anacleto solamente queda el flequillo, su sempiterno cigarrillo y esa muda de esmoquin siempre a punto. Nada del destartalado personaje que ya conocemos, salvo en un par de escenas. Y esta traslación tan personal al cine de imagen real puede decepcionar a los fans más exigentes. Pero a todos los demás, a quienes se acerquen a ella buscando hora y media de diversión, encontrarán lo que buscan. Los que congenien con la filmografía de uno de los más sobresalientes cineastas actuales dentro del género, mucho más. Porque más que una adaptación, es una excusa para hacer una parodia del cine de espías de toda la vida. Al fin y al cabo, ése era el cometido de la historieta, ser más cercana al Maxwell Smart de “Superagente 86” que al James Bond del MI6 británico. Más simple e inofensiva que el mecanismo de un botijo, pero tan revitalizante como una buena siesta.


Y en ese sentido, como comedia paródica, funciona a la perfección. Gracias no sólo a un guión que regala escenas tan memorables como la del suero de la verdad o la sobredosis de cacahuetes, sino a un reparto totalmente entregado a la causa. Desde Imanol Arias, pura presencia y convicción pese a no estar teñido de negro –ni falta que le hace-, hasta Carlos Areces, el perfecto villano, pasando por Berto Romero y Quim Gutiérrez, los hilarantes compañeros de fatigas. Todos perfectos, sin excepción, rendidos a la mano de un cineasta que quizá no nos brinde la mejor adaptación posible, pero que sí nos asegura hora y media de diversión. No hay que pedirle más. Anacleto nunca falla.

A favor: su reparto y su parodia del cine de espías
En contra: que algunos esperen una adaptación fiel 
Calificación ***
                                                                                Merece la pena

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