Fue,
ya desde sus comienzos, un símbolo cinematográfico antibelicista. Siendo
pequeño, la familia de Maximilian Schell emigró de Austria a Suiza tras la
anexión de la primera a la Alemania de Hitler. Se crió en un ambiente teatral y
volvió a Alemania tras acabar la guerra. Aquí fue donde comenzó a realizar
filmes alemanes que se convertirían en alegatos contra la guerra, como su debut
en 1955 en “Kinder, Mütter und ein General”, algo que se extendería a sus
inicios en Hollywood en 1958 con “El baile de los malditos” (“The Young Lions”),
en la que aparecería junto a Marlon Brando, Montgomery Clift y Dean Martin.
Ya por entonces
destacaba su particular sensibilidad como intérprete y su imponente presencia
ante la cámara. Pero fue en 1961 cuando toda esa imagen de actor comprometido
con la causa antibelicista y toda ese enorme potencial como intérprete confluyó
en un único personaje que acabaría reportándole la fama definitiva. Su papel de
Hans Rolfe, personaje al que ya había interpretado dos años antes en la obra
televisiva “Playhouse 90”, en “Vencedores o vencidos (Judgement at Nuremberg”),
le valió el Oscar a mejor actor, así como el Globo de Oro y la nominación al
BAFTA.
A partir de entonces
raro fue el año en que no estrenaba nuevo trabajo, muchos de ellos bélicos,
llegando a trabajar a las órdenes de Vittorio De Sica (“Los condenados de
Altona”), Edward Dmytryk (“El hombre que no quiso ser santo”), Sidney Lumet (“Llamada
para un muerto”), Arthur Hiller (“El hombre de la cabina de cristal”), Sam
Peckinpah (“La cruz de hierro”), Fred Zinnemann (“Julia”), John Carpenter (“Vampiros
de John Carpenter”), Mimi Leder (“Deep Impact”) o Rian Johnson (“The Brothers
Bloom”), y recientemente en la española “Flores negras”.
Por los filmes a las
órdenes de Hiller y Zinnemann volvió a ser nominado al Oscar y al Globo de Oro,
ganando de nuevo este último por la tv movie “Stalin”. En la década de los 90
se refugió en la pequeña pantalla, y algunos de sus trabajos los realizó en
Alemania, país al que ni en pleno ascenso a la fama abandonó. Probó también
suerte en la dirección y el guión en títulos como “El puente sobre Estambul” o
el documental “Marlene”, sobre Marlene Dietrich, los cuales le reportaron
excelentes críticas y comentarios.
Padrino de Angelina Jolie
y hermano de la también actriz Maria Schell, Maximilian Schell sufrió un
colapso en el año 2000 y se le diagnosticó una pancreatitis a consecuencia de
su diabetes. Por entonces, ya había firmado más de un centenar de trabajos
entre teatro, cine y televisión. El actor fallecía ayer día 1 de febrero a los
83 años de edad debido, según su agente, a una enfermedad grave y repentina. Un
excelente actor siempre a caballo entre Europa y Estados Unidos, comprometido y
dotado de una enorme presencia en pantalla. Descanse en paz, maestro.
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