domingo, 2 de febrero de 2014

En paz descanse... Maximilian Schell (1930-2014)

Fue, ya desde sus comienzos, un símbolo cinematográfico antibelicista. Siendo pequeño, la familia de Maximilian Schell emigró de Austria a Suiza tras la anexión de la primera a la Alemania de Hitler. Se crió en un ambiente teatral y volvió a Alemania tras acabar la guerra. Aquí fue donde comenzó a realizar filmes alemanes que se convertirían en alegatos contra la guerra, como su debut en 1955 en “Kinder, Mütter und ein General”, algo que se extendería a sus inicios en Hollywood en 1958 con “El baile de los malditos” (“The Young Lions”), en la que aparecería junto a Marlon Brando, Montgomery Clift y Dean Martin.

Ya por entonces destacaba su particular sensibilidad como intérprete y su imponente presencia ante la cámara. Pero fue en 1961 cuando toda esa imagen de actor comprometido con la causa antibelicista y toda ese enorme potencial como intérprete confluyó en un único personaje que acabaría reportándole la fama definitiva. Su papel de Hans Rolfe, personaje al que ya había interpretado dos años antes en la obra televisiva “Playhouse 90”, en “Vencedores o vencidos (Judgement at Nuremberg”), le valió el Oscar a mejor actor, así como el Globo de Oro y la nominación al BAFTA.


A partir de entonces raro fue el año en que no estrenaba nuevo trabajo, muchos de ellos bélicos, llegando a trabajar a las órdenes de Vittorio De Sica (“Los condenados de Altona”), Edward Dmytryk (“El hombre que no quiso ser santo”), Sidney Lumet (“Llamada para un muerto”), Arthur Hiller (“El hombre de la cabina de cristal”), Sam Peckinpah (“La cruz de hierro”), Fred Zinnemann (“Julia”), John Carpenter (“Vampiros de John Carpenter”), Mimi Leder (“Deep Impact”) o Rian Johnson (“The Brothers Bloom”), y recientemente en la española “Flores negras”.

Por los filmes a las órdenes de Hiller y Zinnemann volvió a ser nominado al Oscar y al Globo de Oro, ganando de nuevo este último por la tv movie “Stalin”. En la década de los 90 se refugió en la pequeña pantalla, y algunos de sus trabajos los realizó en Alemania, país al que ni en pleno ascenso a la fama abandonó. Probó también suerte en la dirección y el guión en títulos como “El puente sobre Estambul” o el documental “Marlene”, sobre Marlene Dietrich, los cuales le reportaron excelentes críticas y comentarios.

Padrino de Angelina Jolie y hermano de la también actriz Maria Schell, Maximilian Schell sufrió un colapso en el año 2000 y se le diagnosticó una pancreatitis a consecuencia de su diabetes. Por entonces, ya había firmado más de un centenar de trabajos entre teatro, cine y televisión. El actor fallecía ayer día 1 de febrero a los 83 años de edad debido, según su agente, a una enfermedad grave y repentina. Un excelente actor siempre a caballo entre Europa y Estados Unidos, comprometido y dotado de una enorme presencia en pantalla. Descanse en paz, maestro.

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