Una
gran cómica. Otro exponente del cine y la comedia española que nos ha dejado.
Lina Morgan nos ha abandonado a los 78 años de edad tras toda una vida dedicada
al espectáculo, a su público. Una maestra del humor que nos hizo reír desde la
pequeña y la gran pantalla. María de los Ángeles López Segovia ya apuntaba
maneras con tan sólo 13 años, cuando entró a formar parte de la compañía
infantil de Pepe Cabo tras estudiar baile clásico español. Y tan sólo tres años
después ingresó en la compañía teatral La Latina, de la que acabaría haciéndose
cargo, y en la que conoció al que sería su futuro marido, Alfonso del Real.
No es hasta la década
de los 60, tras su trabajo como vedette en la Gran Vía junto a artistas como
Miguel Gila o Tony Leblanc, y tras hacerse famosa gracias a sus colaboraciones
teatrales junto a Juanito Navarro, cuando le llegaría el salto al cine, y con
ello el estrellato. Fue en “El pobre García”, junto a su amigo Leblanc, y en “Vampiresas
1930”, a las órdenes de Jesús Franco, cuando pudimos verla en la gran pantalla
por primera vez. A estas siguieron éxitos como “Las que tienen que servir” o “¿Qué
hacemos con los hijos?”, en las que era una secundaria pero empezaba a ganar
notoriedad en la comedia.
Fue en 1969 cuando
protagonizaría su primer film, “Soltera y madre en la vida”, que la catapultó
definitivamente como rostro inconfundible de la comedia española de los 70 y
como auténtico filón para la taquilla. En esa década trabajó a las órdenes de Juan
de Orduña (“La tonta del bote”), José María Forqué (“Una pareja… distinta”) y,
sobre todo, Mariano Ozores, con quien llegaría a rodar casi una decena de
filmes en cinco años, como “Una monja y un don Juan”, “Dos chicas de revista” o
“Los pecados de una chica casi decente”, entre otras.
Gracias al dinero
conseguido con sus películas, la artista montó su propia compañía en 1975 y
volvió a los escenarios, donde volvió a cosechar éxitos, pero no ocurriría así
en el cine. Con la muerte de Franco, el humor castizo del que hacía gala en sus
películas quedó obsoleto, y el destape le pasó factura. La televisión fue su
refugio, si bien se limitaba a pequeñas películas para televisión como “Vaya
par de gemelas” o “Celeste… no es un color”. Gracias a esta última vivió una
segunda vida en la pequeña pantalla, y se volvió de nuevo un rostro reconocible
para toda una generación de espectadores. Así, pudimos verla en series propias
como “Compuesta y sin novio”, “Academia de baile Gloria”, “Una de dos”, “Escenas
de matrimonio”, y su mayor éxito, “Hostal Royal Manzanares”. En esa época, en
1995, intentó repetir éxito en cine con “Hermana, ¿pero qué has hecho?”, que
supondría su primer film en 18 años, pero no tuvo la suerte de antaño.
Ganó varios TP de Oro,
el Fotogramas de Plata, el Premio Ondas y el Antena de Oro, pero el mayor premio que cosechó en su vida
fue el favor y el beneplácito del público. Hace nueve meses, Lina Morgan
ingresaba por una neumonía, y desde entonces tuvo claro que volvería a casa
para vivir el resto de su vida en la más absoluta tranquilidad. Nos deja una
artista completa, todo un referente del humor español, a los 78 años de edad.
Descanse en paz, artista.
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