martes, 23 de junio de 2015

EN PAZ DESCANSE... James Horner (1953-2015)

Un excelente compositor cuyas bandas sonoras han marcado nuestras infancias. James Horner compuso las partituras de más de un centenar de películas, cortometrajes y series para televisión. Las películas de James Cameron o Ron Howard no serían lo mismo sin su excepcional trabajo. Algunas de las joyas de animación de nuestra infancia no habrían tenido el mismo impacto ni su poder mágico sin él.

Horner comenzó a interesarse por la música desde una edad muy temprana. A los cinco año ya tocaba el piano, y tras obtener su licenciatura y el grado de maestro, y colaborar con el American Film Institute, comenzó su carrera cinematográfica a finales de los años 70, siendo su primera obra importante “La dama de rojo”, y sobre todo, al lado del productor Roger Corman en “Humanoides del abismo” y “Los 7 magníficos del espacio”. Continuó en el cine de género con propuestas como “La mano”, de Oliver Stone, antes de dar un salto en su carrera gracias a “Star Trek II: La ira de Khan” y su secuela, “Star Trek III: En busca de Spock”.


A partir de aquí empezó a ganar notoriedad durante la década de los 80, con trabajos en “Límite: 48 horas”, “El carnaval de las tinieblas”, “Proyecto Brainstorm”, “Commando”, “Gorky Park”, “El nombre de la rosa” y “Danko: Calor rojo”. “Aliens (El regreso)” y “Cocoon” marcarían el inicio de su amistad con James Cameron y Ron Howard, directores con los que lograría partituras que le granjearían los mayores elogios de su carrera. Junto a Cameron llegaron “Avatar” y “Titanic”, consiguiendo con esta última dos Oscar. A las órdenes de Howard haría “Apolo 13”, "Willow" o “Una mente maravillosa”. Pero también se convertiría en el compositor preferido de Mel Gibson (“Braveheart”, “Apocalypto”) o Edward Zwick (“Tiempos de gloria”, “Leyendas de pasión”).

Y en las dos últimas décadas continuó dándonos momentos inolvidables. “Juego de patriotas” y su secuela, “Peligro inminente”, “El informe pelícano”, “Deep Impact”, “La máscara del Zorro”, “La tormenta perfecta”, “Enemigo a las puertas”, “Troya”, “El nuevo mundo” o “El niño con el pijama de rayas” son algunos buenos ejemplos. Pero también contribuyó de manera importante a construir nuestra infancia, siendo el autor de las bandas sonoras de títulos familiares como “Cariño, he encogido a los niños”, “Fievel y el nuevo mundo”, “En busca del valle encantado” (estas dos últimas del gran Don Bluth), “Casper” o “Jumanji”.


Durante estos últimos cinco años se ha prodigado menos, pero hemos podido escuchar sus composiciones en filmes como “The Amazing Spider-Man” o “El último lobo”, y tiene pendiente de estreno “Southpaw”. En su carrera llegó a acumular un Globo de Oro, tres Grammy e innumerables premios de la crítica. Muchos le criticaban por ser repetitivo, por reciclar parte de sus partituras en varios trabajos. Incluso por su característico “Parabará”, el cual ha sonado en prácticamente toda su obra como sello personal. Pero no se puede negar que fue un grande, un compositor histórico que ha marcado buena parte de nuestra vida. Horner fallecía ayer a los 61 años de manera inesperada, cuando su avioneta se estrellaba en Santa Bárbara. La mejor manera de recordarle es repasando su obra. Descanse en paz, maestro.



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