Crisis de la mediana edad
En el que sigue siendo
su mejor trabajo hasta la fecha, “Una historia de Brooklyn (The Squid and the
Whale)”, Noah Baumbach planteaba con mordacidad, de una manera triste pero
cómica a la vez, el conflicto generacional que surgía cuando dos hermanos
trataban de encajar el tumultuoso divorcio de sus padres y la posterior
desestructuración de la unidad familiar.
Con su nuevo trabajo,
que no el último, el cineasta neoyorquino no realiza una deconstrucción
generacional, sino que habla justamente de lo contrario, de la importancia de
afrontar la cuarentena y con ello la relevancia de asumir tu propia edad,
aunque ello conlleve la necesidad de formar una familia. Lo hace enfrentando a
la pareja protagonista, interpretados por unos destacables Ben Stiller y Naomi
Watts, al reflejo de lo que eran veinte años atrás, a la pareja formada por el
convincente Adam Driver y la solvente Amanda Seyfried. Aunque lo hagan
intercambiando los papeles. Los cuarentones viven en la sociedad de la conexión
global tecnológica, mientras los veinteañeros leen libros, escuchan discos en
vinilo, escriben utilizando máquinas de escribir y frecuentan esa enorme red
social que es la calle.
Baumbach vuelve a
utilizar los recursos habituales de su filmografía. Es decir, la espontaneidad
de un guión repleto de diálogos cotidianos intercalados con pinceladas
culturales, interpretados por un buen plantel de actores y una selección
musical que va desde la música clásica hasta las composiciones de James Murphy.
Todo ello aderezado con una puesta en escena independiente que algunos se
empeñan en comparar con el cine de Woody Allen.
Sin embargo, en esta
ocasión, tanto en guión como en ritmo, su propuesta no acaba de encontrar el
tono adecuado entre comedia y drama, no logra una comedia agria que mantenga el
interés durante los escasos noventa minutos de duración. A ratos funciona y
está inspirada y a ratos aburre, especialmente en un tramo central en el que el
director apuesta por mostrar el ridículo en el que acaban cayendo sus dos
protagonistas por intentar seguir pareciendo jóvenes, sin llegar a arrancar
nunca una sonrisa. Llega un punto en el que parece que su planteamiento ha sido
ya explotado en su media hora inicial y que no sabe encarrilar la historia, estancándose
tanto como el personaje de Stiller con ese documental que lleva casi una década
tratando de sacar adelante sin éxito.
Sólo vuelve a remontar
el vuelo en sus minutos finales, cuando se preocupa por asentar la moraleja de
esta errática e irregular comedia que quizá hubiera dado mejor resultado con
mucho menos metraje, incluso en formato corto. Una moraleja que constituye, eso
sí, un sonoro bofetón en toda la cara. Hagas lo que hagas por ponerte al día y
resultar moderno, la sociedad siempre avanzará mucho más rápido que tú. Les
toca a las nuevas generaciones conquistar el nuevo mundo. Así que asume la edad
que tienes y deja de hacer el ridículo.
A
favor: sus actores, especialmente su pareja protagonista,
y la moraleja que encierra
En
contra: acaba estancándose en su propia historia
Calificación **
Se deja ver
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