Apuntemos
bien su nombre. Carlos Bouvier presentaba en 2011 “Pecera” para hablarnos de la
actitud de los empresarios ante el trabajador, y el papel de éste como mero pez
deshumanizado, prescindible e intercambiable que sobrevive en esa enorme pecera
que conforman las cristaleras de las oficinas de una empresa de trabajo
temporal. Y lo hacía antes incluso de esa reforma laboral del PP que tanto dio
que hablar en España.
Un trabajo con el que
el realizador pretendía ser bastante cabrón, en sus propias palabras, y lo ha
conseguido con creces. Un entorno blanquecino, frío, distante, en el que los
trabajadores son simples monedas de cambio en un entorno laboral abusivo e
injusto en el que se busca la minimización de los costes. Como reza la frase
inicial: “A todos esos trabajadores que se dedican a robar a otros trabajadores”.
12 minutos perfectamente
calibrados, con un doble giro de guión hacia el final que expone la
especulación con la crisis económica por parte de los que otorgan empleo o lo
quitan, y que nació precisamente de una experiencia personal del director, que
encontró financiación para el proyecto precisamente de una indemnización por
despido improcedente. Tan bien calibrados y aprovechados, un guión tan minucioso y directo en sus diálogos, y unas interpretaciones tan brillantes y realistas por parte de su reparto que le valieron premios en Medica del Campo, Badajoz o Tabernas del Cine. Atentos al final, porque no siempre el pez más fuerte
sobrevive. Tampoco el más sumiso. No está en nuestra actitud en el trabajo el
decidirlo. Está en los beneficios. Tras verlo, ¿cuál crees que firmaría? ¿Quién está realmente sometido a prueba?
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