No
tenía una carrera extensa, pero su primer y único trabajo tras la cámara con prometía
un cineasta con nervio. “Searching for Sugar Man” no era un documental
cualquiera. Era el retrato de un icono desde la cercanía y la distancia a la
vez, un documental tan cálido que no parecía en sí un documental. Tan real que
parecía ficticio. Lo que Malik Bendjelloul hizo con ese trabajo fue acercar el
documental a otros géneros cinematográficos, elevó la categoría del género a
cotas más cinematográficas. Parecía que manejaba de todo menos un documental.
Era como “El caballero oscuro” o “Toy Story 3”, filmes que trascendían su
propio género y podían inscribirse perfectamente en cualquier otro. No fue el
primero que lo consiguió, ni será el último, pero sí uno de los que mejor lo
consiguieron.
Y la razón de hablar de
este genio es que nos dejaba ayer, de manera prematura, a los 36 años de edad,
en Estocolmo. Según ha declarado el hermano del cineasta hace unas horas, Bendjelloul se quitaba la vida la tarde de ayer tras sufrir una larga depresión. Se nos va así un
prometedor cineasta de origen sueco que, gracias a su debut tras la cámara, se
hizo con el Oscar, el BAFTA, el premio del DGA, Del WGA y Del PGA, un premio
especial en Sundance y así hasta más de una treintena de galardones en diversos
festivales y premios de la crítica especializada. Una verdadera lástima.
Descanse en paz.
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