Un
habitual de este blog, Manuel Ortega Lasaga, tiene nuevo cortometraje. Se
titula “Dientes de otro”, y todo empieza cuando dos vagabundos encuentran un
cadáver putrefacto cuyos dientes pueden tener un valor significativo para
ambos. Un corto que tuvo su estreno en pleno Día de los Inocentes, con lleno
absoluto, y que recientemente tuvo el honor de participar en el Festival de Málaga, y que ha generado división de opiniones, yendo de lo divertido a lo
repugnante, objetivos que según su creador buscaban al gestarla. Pues objetivo
logrado con creces. No puedo facilitar el corto en abierto, pero sí el tráiler,
una entrevista a su director y mi particular crítica del cortometraje. Y
recuerden, no se fíen del Ratoncito Pérez.
TRÁILER
ENTREVISTA
A MANUEL ORTEGA LASAGA
LA
CRÍTICA
Cuidado con el Ratoncito Pérez
En su clásico “Winchester
73”, Anthony Mann hacía pasar de unas manos a otras un rifle como elemento de
relevo argumental, como objeto desencadenante de una trama de venganzas. Algo
parecido, aunque como herramienta dramática, hacía González-Iñárritu en “Babel”,
transformando un arma en una gigantesca mariposa cuyo batir de alas
condicionaba de igual manera la vida en Oriente y Occidente. En su nuevo
trabajo en el corto, Manuel Ortega Lasaga no utiliza un revólver como mecanismo
detonante de la trama, sino unos dientes extraídos a un cadáver en
descomposición, los cuales irán pasando de unas manos, o estómagos, a otras, ofreciendo
todo un muestrario de lo peor de la condición humana.
Es precisamente su sentido del humor entre vulgar y cotidiano lo que puede tirar a más de uno para atrás a la hora de ver “Dientes de otro”, mezclado con un humor negrísimo mezcla de gore y slapstick. Porque o le pillas la gracia al chiste, o la broma resulta de lo más pesada. Lasaga trata con tanta cotidianidad y brutalidad determinados temas espinosos que puede herir sensibilidades en una época en las que éstas están más a flor de piel que nunca, y por ello estamos ante su trabajo más arriesgado, sin duda el más incómodo e indigesto a la vista de toda su trayectoria. Pero también ante el más personal, ése que supone un compendio de toda su filmografía anterior, y que culmina en una explosión de mala baba como nunca se había visto antes en su cine. Los personajes extravagantes, ridículos, estrambóticos, y sus actores fetiche, las situaciones surrealistas, imposibles, ese humor gamberro,… Todo ha estado siempre ahí, pero ahora le ha inyectado esteroides y está desbocado.
A
favor: es la obra más salvaje, grotesca y personal de su
director
En
contra: puede ser incómoda de ver para más de uno
Calificación ****1/2
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