Nos
ha dejado un genio, un mago del diseño artístico que junto a Moebius, Carlo
Rambaldi y Ed O’Bannon ayudaron a constituir todo un clásico. H.R. Giger fallecía
ayer a los 74 años tras sufrir una caída en las escaleras de su casa en Suiza,
dejando un legado cinematográfico no muy extenso –menos de una quincena de
trabajos-, pero innegablemente influyente para el séptimo arte.
Su nombre puede que no
diga demasiado, pero si decimos que es uno de los padres de “Alien”, la cosa
cambia. Junto a Rambaldi, diseñó la criatura que hoy en día conocemos,
participando en algunas de sus secuelas y precuelas, entre ellas “Prometheus”, además
de colaborar en “Species” y “Poltergeist II”.
Gracias a su excelente
trabajo en la cinta de Ridley Scott, proyecto en el que entró gracias a su
colega Alejandro Jodorowsky bajo recomendación del mismísimo Salvador Dalí tras
sorprenderles con sus diseños para la fallida “Dune” de los años 70, Giger logró el primer y único Oscar de su
carrera, y el único que “Alien” conseguiría la noche de 1980. El particular
concepto del arte de este escultor, diseñador y arquitecto de interiores, entre
oscuro y macabro, ha influenciado sin ninguna duda la ciencia-ficción posterior
a “Alien”, y buena parte de su obra puede verse en su Suiza natal, en un museo
abierto por él mismo en 1998. Frente a él se encuentra un bar inspirado en su
imaginario, y de visita tan obligada como el museo. Descanse en paz, maestro.
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