Dejamos de lado el especial dedicado a Chapero-Jackson (no encuentro "The End" por ningún lado para completar su trilogía), que ya retomaré más adelante, y vamos con otro cortometrajista español que se estrena en el largometraje a finales de este mes. Apunten bien el nombre de Kike Maíllo, porque dará que hablar. "EVA" es un rara avis en nuestra cinematografía, una propuesta de ciencia-ficción que ha sorprendido allá por donde ha pasado, incluido Venecia. Ha inaugurado Sitges y hablan muy bien de ella.
"Los perros de Pavlov" es en realidad su segundo cortometraje, pero fue el primero que vi de este realizador hace años. Rodado en 2003 con Andrés Gertrúdix, Marta Larralde y Críspulo Cabezas como protagonistas, habla de la rutina, de cómo siempre parece que vivimos lo mismo hasta que un hecho puntual, ese que solamente parece darse en el celuloide, puede cambiar el curso de los acontecimientos. Los protagonistas viven dos historias con el mismo comienzo y distinto final, y lo más sorprendente de "Los perros de Pavlov" es cómo esas historias aparentemente independientes acaban cruzándose entre sí de manera milimétrica, unidas por las impresiones de unos personajes cuyas vidas dependen de las de los demás, aportando cinco puntos de vista distintos del mismo accidente y su implicación en el mismo.
Como en su primer trabajo, "Las cabras de Freud", Maíllo habla del cambio, y este corto tan gélido en su atmósfera y fotografía le valió el merecido reconocimiento de crítica y público, llegando a triunfar en festivales como Munich o Alcalá de Henares. Para los que les suene Maíllo de otros menesteres, comentar que entre este corto y "EVA" han pasado ocho años, durante los cuales ha trabajado como supervisor de guiones en filmes como "El orfanato" o como director y escritor de esa genial serie de animación para adultos llamada "Arròs covat (Arroz pasado)". Dará que hablar.
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