Hace una semana
llegó a los cines europeos "Las aventuras de Tintín: El secreto del
unicornio", la adaptación del cómic de Hergé según Spielberg. Pero, en
contra de lo que se ha dicho, no es ni mucho menos la primera traslación del
personaje a la gran pantalla.
En 1961, los
franceses convirtieron a Tintín y al Capitán Haddock en actores de carne y
hueso en "Tintin et le mystère de
la Toison d'Or", y tras el éxito de esta repitieron con la producción
entre Francia y España titulada "Tintin et les oranges bleues", de
mucha menor calidad y ambientada en nuestro país, tres años después. Las dos
cintas fueron editadas posteriormente en sendos libros.
El elegido para
encarnar al heroico y curioso reportero belga fue Jean-Pierre Talbot, que
solamente realizaría ambas cintas antes de dedicar el resto de su vida a la
enseñanza. Talbot fue descubierto por el asistente del productor André Barret
por azar durante unas colonias en la costa de Ostende, cuando contaba con
diecisiete años. El parecido con el personaje ficticio maravilló desde el
primer momento al mismísimo Hergé y a todo el equipo responsable de los
rodajes. Para acentuar la semejanza, tomó clases para moverse y andar como
Tintín.
Pese a cumplirse
medio siglo de su realización, no puede negarse, como mínimo, que la
caracterización de los personajes, especialmente las de Tintín, Haddock y el
profesor Tornasol, está bastante conseguida, como puede apreciarse en los
siguientes vídeos. Eso sí, no deja de resultar ridículo. Ha tenido que ser ahora, gracias a la magia digital, cuando se ha hecho verdadera
justicia cinematográfica al personaje. Aunque, no lo olvidemos, Spielberg y
Jackson no han sido los primeros.
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