Tarantino
Unchained
Vista con el tiempo, “Django Unchained” no pasa por
ser el mejor trabajo de Quentin Tarantino. Sigue siendo una buena película,
pero no es más que un cúmulo de tópicos propios un director que piensa que en
la mezcla de referencias anacrónicas –juntar western con la música de 2Pac y
James Brown es un ejercicio de anacronismo bastante arriesgado- y en el abuso
de sus ya consabidos tics está la fórmula que contente a sus fans, de un
cineasta ya demasiado pagado de sí mismo atado por una industria que ha hecho
de él una marca a explotar.
Por fortuna, su segundo acercamiento al género está
revestido de una mayor personalidad y madurez tras la cámara. Tarantino no
necesita de grandes presupuestos para contar una historia, y esto se nota en su
nueva película. Sí, la violencia verbal contenida que acaba estallando en una
generosa dosis de hemoglobina –quizá demasiado generosa para quien esto
escribe- y el cóctel de referentes sigue ahí, pero con “Los odiosos ocho”
consigue no repetir esquemas y regalarnos algunos de los planos más ricos y
mejor compuestos de toda su filmografía. Cómo aprovecha los pocos escenarios de
los que dispone y cómo juega con la profundidad de campo son sus mejores bazas.
Y pese a que le sobra metraje, sus dos primeras horas
funcionan a la perfección como una mezcla entre “Reservoir Dogs” y las novelas
de Agatha Christie, pero trasladado todo a un universo propio del spaghetti western –esos créditos
iniciales y la banda sonora de Morricone, sólo apreciable junto a las imágenes-
o el cine de Peckinpah, y con un inmenso Samuel L. Jackson haciendo las veces
de Hercule Poirot, perfectamente acompañado por la felizmente recuperada
Jennifer Jason Leigh y el siempre eterno Kurt Russell. Otros, tristemente, como
Bruce Dern, están vilmente desaprovechados.
Es también una de las cintas más maquiavélicas de su
carrera, de las más juguetonas, capaz de romper la linealidad narrativa del
relato para introducir un corte que es todo un canto al McGuffin. Es el Tarantino
libre y sin cadenas, aquel que comenzó en las afueras del star system y ayudó a conformar el cine independiente de los 90, el
que se esconde tras la cámara de esta historia repleta de mentirosos,
malhechores, de gente de la peor calaña, que se reúnen en un lugar apartado del
mundo para diseccionarse los unos a los otros. Mejor no fiarse de ninguno de
estos ocho odiosos, porque ninguno es lo que parece. Todos guardan un as bajo
la manga. O un arma bajo la mesa.
A
favor: sus dos
primeras horas, Tarantino desatado sin imposiciones de la industria, Jennifer
Jason Leigh, Samuel L. Jackson y Kurt Russell
En
contra: su exceso de
metraje
Calificación ****
No se la pierda
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