El
animador desanimado
Amante de las hipérboles laberínticas, Charlie Kaufman
siempre ha sido propenso a hablar de sí mismo. Y de la crisis de la mediana
edad, de las tormentosas relaciones sentimentales de todas esas personas que
acusan serios problemas emocionales y creativos. De la vida en general, para
entendernos, pero sobre todo de sí mismo. Quizá sea “Adaptation” la mejor carta
de presentación de sus guiones: la historia de un guionista en plena crisis
creativa que escribe un guión titulado “Adaptation”, que va sobre un guionista
en plena crisis creativa…
Pero todos sus trabajos, ya sea a la dirección o en el
libreto, definen una parte de su personalidad. Y al contrario de lo que pudiera
parecer, ese exceso de narcicismo eleva su obra a una categoría que la aleja de
la pedantería y el agotamiento a los que nos someten otros autores como, por
ejemplo, Woody Allen.
“Anomalisa” vuelve a ser una película de Charlie
Kaufman sobre Charlie Kaufman, sobre todo lo que se le pasa por la cabeza a un
ente sumido en un vacío existencial inabarcable, pero servida de tal manera que
puede ser disfrutada por más gente. No por todo el mundo, pero al menos no sólo
por sí mismo. Enclaustrada prácticamente en su totalidad entre las paredes de
un hotel por el que deambulan unas almas solitarias que bien podrían haberse
hospedado en el Park Hyatt de “Lost in Translation”, el film explora en menos
de hora y media temas como la monotonía, la depresión y el reencuentro con el
amor que experimenta un motivador profesional. Un animador al que le falta,
precisamente, ánimo, y que vive inmerso en la pesadilla que John Malkovich
tenía consigo mismo en “Cómo ser John Malkovich”, pero aquí con la voz de Tom
Noonan, acompañado estupendamente por David Thewlis y Jennifer Jason Leigh.
Narrada sin mayores artificios que una cuidadísima y
detallista animación no apta para todos los públicos, “Anomalisa” se perfila
como la mejor propuesta animada de todo 2015, y, paradójicamente, la más humana. Una auténtica joya de la que es
difícil escribir, capaz de acumular todo un torrente de sensaciones en
su ajustado metraje, y que posiblemente pase desapercibida por nuestras salas. Y,
cómo no, que vuelve a hablar de lo que más le gusta a este genio. De sí mismo y
lo que le rodea. Nosotros encantados de que así sea.
A
favor: la animación,
el torrente de emociones que genera,… todo
En
contra: que
posiblemente pase desapercibida
Calificación *****
Imprescindible
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