domingo, 18 de octubre de 2015

LA CRÍTICA. La Cumbre Escarlata

Metáforas del pasado
"¿Qué es un fantasma?", preguntaba Federico Luppi a la audiencia en "El espinazo del diablo". Un fantasma es un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez, algo muerto que por momentos parece vivo. Un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar. Pero también quizá ese momento de dolor sea consecuencia directa del amor, de un sentimiento de atracción desmedido y enfermizo, incomprendido por los demás.

Con aquella reivindicable cinta guarda más de una relación directa "La Cumbre Escarlata". Aquí hay fantasmas, hay errores del pasado que se extienden hasta nuestros días. Pero sobre todo, se parecen entre sí porque esto no es una historia de fantasmas. Los hay, pero no son más que una metáfora del pasado, un mecanismo con el que tejer un cuento que en la que nos ocupa alcanza tintes victorianos.

No es un film estrictamente de terror, aunque use los resortes básicos del género. Es un relato de amor gótico teñido de sangre color arcilla roja, que destila el inconfundible aroma al cine de su creador, Guillermo del Toro. La historia es de lo más sencilla, ya nos la han contado en los trailers prácticamente, y puede acusar cierta previsibilidad, pero el “gordo” logra transmitir un lirismo y una atmósfera intrigante al desarrollo de su cuento que hace que el espectador se enganche. Lo demás es puro del Toro. Una ambientación excelente, una envolvente banda sonora de Fernando Velázquez, una fotografía envolvente, un gusto y cuidado por los planos, los detalles –las polillas, la casa que se hunde- y los decorados, y un fascinante diseño de criaturas, si bien se habría agradecido más artesanía y menos efectos digitales.


Y, cómo no, el buen hacer de un trío protagonista entregado a unos personajes cuyos diálogos de época son una delicia, destacando una Jessica Chastain que estremece por su carácter e impone por su belleza al mismo tiempo. Tom Hiddleston y Mia Wasikowska, por su parte, terminan por aportar el clasicismo que la propuesta requiere. Puro terror clásico, al estilo de la Hammer de los años 50, con toques de la "Rebecca" de Hitchcock, ha logrado del Toro con “La Cumbre Escarlata”. Pausado pero no lento. Una deliciosa historia con fantasmas de fondo, que agradará especialmente a sus fans.


A favor: su clasicismo y la capacidad de del Toro para hacer de una historia simple algo atractivo
En contra: el uso de CGI y que la sencillez de su trama despiste a más de uno

Calificación ****
                                                                        No se la pierda

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