viernes, 25 de diciembre de 2015

LA CRÍTICA. Pesadillas (Goosebumps)

La risa del muñeco malvado
En un momento de “Pesadillas”, el personaje de R.L. Stine se ríe de Stephen King, argumentando que ya quisiera el autor de “It” o “El resplandor” escribir como él. Curiosamente, estas palabras encierran más un intento de ridiculizar al propio Stine que de encumbrarle o rendirle homenaje. Porque ambos autores comparten algo más que su predilección por el fantástico, y es su condición de escritores mecánicos, capaces de escribir libros como si de una cadena de montaje se tratase.

La adaptación cinematográfica obedece a esta misma concepción de producto prefabricado, marca Sony, destinado a satisfacer a familias enteras sin mayor ambición que esa. Un concepto que también encerraba el material de partida, y que esta película ha heredado. Porque a diferencia de King, las historias de Stine acabaron siendo carne de niños y adolescentes, tal y como confirmaría la célebre serie de televisión basada en las páginas de sus libros.

Así, “Pesadillas” rinde homenaje a toda una serie de novelas de mayor o menor calidad. Sin ensalzarlas, utilizándolas solamente como McGuffin de una historia en la que el propio novelista, encarnado por un carismático Jack Black, se enfrenta a toda una horda de sus criaturas. Zombies, mantis religiosas, gnomos asesinos, y por supuesto el inolvidable Slappy, pueblan los fotogramas de esta aventura de terror familiar dirigida por Rob Letterman, todo un especialista en el género, que se homenajea a la vez a sí mismo en forma de dinamismo –el mismo que la divertidísima “Monstruos contra alienígenas”- y de fantasías gulliverianas previas.


Lo que resulta es un film entretenidísimo, muy propio tanto de las navidades como de Halloween, que hará las delicias de los mayores, por pura nostalgia, y de los más pequeños. Por el camino, eso sí, atesora no pocas incongruencias de guión, y deja un regusto a “Jumanji” del que le es imposible desprenderse. Pero lo solventa con una buena dosis de humor para todos los públicos, entretenimiento a raudales, y la funcional banda sonora de Danny Elfman. Aquellos que busquen algo más respetuoso hacia el original, bien deberían revisar aquellas pesadillas que les quitaban el sueño de pequeños. Hoy en día no quedan más que carcajadas de muñeco malvado.


A favor: que entretiene, y ya eso es algo
En contra: habrá quien no encaje la propuesta por su amor al material original

Calificación ***
Merece la pena

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