viernes, 8 de septiembre de 2017

LA CRÍTICA. Llega de noche

En el fin del mundo
El cine de terror, como los fantasmas de Guillermo del Toro en “El espinazo del diablo”, es un evento condenado a repetirse una y otra vez, a reformular viejas constantes y clichés en una mezcolanza que puede hacer parecer a las nuevas propuestas originales y rompedoras.

Esta constante universal cinematográfica, aceptada y digerida por los fans del género como imprescindible y casi inevitable, no es nada en comparación con la tendencia actual de vender los productos como algo que no son. Filmes como “Get Out”, “The Witch” o “Babadook” son buena prueba de ello, de títulos promocionados como novedosos y transgresores, pero además como cine de terror más convencional, algo que desde luego no constituyen. El que se acerca a ellas como el que se aproxima a “The Conjuring” comete un grave error, para entendernos.

 “Llega de noche”, segundo largo escrito y dirigido por Trey Edward Shults, es quizá el caso más extremo de esta publicidad peligrosa que nos hemos podido encontrar en los últimos tiempos. Porque si bien, pese a quien le pese, los casos expuestos anteriormente corresponden al cine de terror, por mucho que sus detractores aseguren que no debido a unas falsas expectativas no cubiertas, en el que nos ocupa la línea que transita va más enfocada hacia el drama y thriller rurales con leves tintes post apocalípticos, muy en la línea de “Infected” o “The Road”.


Y es una lástima que más de un espectador se sienta defraudado si se deja llevar por sus tráilers o por lo que se comenta en las redes sobre ella, porque no podrá disfrutar del tempo que el director imprime a la narración, entre tenso y pausado, de su uso de los sonidos y la banda sonora para crear ambiente, de la atmósfera opresiva que encierra un relato cuyo guión vale más por lo que no dice que por lo que realmente cuenta, del inteligente uso de un sencillo recurso cinematográfico que obliga a reflexionar sobre su desarrollo y en especial sobre su desenlace, y de un reparto plenamente convincente en el que destacan ese todoterreno llamado Joel Edgerton y el joven Kelvin Harrison Jr., auténtico motor de la trama.


Pero sobre todo, porque no podrá disfrutar del verdadero leit motiv de la película, que no es otro que ofrecer un retrato de esa especie tan temerosa de lo desconocido, tan proclive a crear barreras ante lo que viene de fuera. Ante todo aquello que no solamente llega de noche, sino que intenta refugiarse y sobrevivir en el fin del mundo.

A favor: su inteligente narrativa, su ambigüedad y su discurso
En contra: que haya quien se acerque a ella esperando un film de terror convencional

Calificación ***1/2
Merece mucho la pena

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