viernes, 3 de julio de 2015

LA CRÍTICA. Los Minions

Pasión por el amarillo
Gollum, el Joker de Nolan, Darth Vader… Crear un personaje secundario es un arma de doble filo. Si les imprimes demasiado carisma, pueden hacerse dueños de la función. Todos tenemos derecho a nuestros quince minutos de fama, que diría Andy Warhol. El cine de animación no es ajeno a este hecho. Ya ocurría con los pingüinos de “Madagascar” o la ardilla Scrat de “Ice Age”. Y también los Minions, que ya demandaban a gritos –o con pancartas- su propio spin-off en los créditos finales de “Gru 2”. Lo han conseguido. Tienen su propia película. La Minion Manía ha llegado para extenderse.

“Los Minions” tiene todo lo que se puede esperar de una cinta de animación familiar basada en los tiernos y chispeantes personajes amarillos. Un ritmo vertiginoso, prácticamente descerebrado y con unos cuantos tornillos de menos, diversión a raudales, puro amor por el slapstick y referencias para que los adultos también se lo pasen bien, en esta ocasión hacia la cultura pop sesentera, especialmente en su banda sonora. Incluso se permite el lujo de tontear con la propia animación, alternando técnicas que van desde la animación tradicional hasta esa guiñolesca versión de “Los tres cerditos”.


La cinta no innova a nivel argumental, ni lo pretende. Tras un prólogo que ya ha sido destripado en los muchos avances que hemos visto, lo que tenemos a continuación es a los simpáticos protagonistas en busca de un villano al que servir, hasta encontrarse con su villano favorito. Y no hay más. “Los Minions” es una película hecha con el piloto automático activado, que sabe de sobra que va a ser un gran taquillazo, y que no se preocupa por ser algo más. Ahí está el guión, por ejemplo, donde la villana ni resulta atractiva –excelente el doblaje de Alexandra Jiménez, por cierto- ni está bien construida, quedando paradójicamente los secundarios –especialmente su compañero Herb, también excelentemente doblado por Quim Gutiérrez- por encima de ella.


Pero no deja de ser un gran entretenimiento para toda la familia, con una elevadísima factura técnica, y una animación 3D de primerísimo nivel Es lo que busca y ofrece, puro divertimento. Un divertimento que, eso sí, llega un momento que satura. Porque lo poco gusta, y lo mucho cansa. Estamos ante unos personajes que han hecho del sketch su mejor baza humorística. Su intención es llevar la comedia de los grandes reyes del cine mudo hasta nuestros días. Desde Buster Keaton hasta Harold Lloyd. En formato largo el conjunto se resiente porque, al fin y al cabo, Kevin, Bob y Stuart funcionan mejor en pequeñas dosis, como bien demuestran los créditos finales, y la tendencia del film es la de infantilizarse e idiotizarse al nivel de sus singulares protagonistas. Pero será un éxito comercial. El merchandising será enorme. Lo sabemos. Existe una desmedida pasión por el amarillo. Preparémonos, porque hay Minions para rato.

A favor: las referencias a la cultura pop, su animación, que entretiene,… y los Minions, claro
En contra: el humor de los Minions funciona mejor en pequeñas dosis

Calificación ***1/2
                                                                        Merece mucho la pena

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