miércoles, 26 de diciembre de 2007

¡Es Navidad!

Películas navideñas hay muchas. Tenemos las ñoñas estilo “Qué bello es vivir” o más recientemente “Polar Express”, por ejemplo. Ambas son cintas que transcurren en Navidad. La primera es el típico caso de película bienintencionada reconvertida en clásico y alabada por la crítica más sesuda. La segunda no fue tan bien vista por muchos (me incluyo) pero es un carrusel visual sin paradas para repostar. Son extremos opuestos dentro del mismo grupo, el de las películas dulzonas e indigestas. ¿Pero quién ha dicho que el cine navideño debe ser infantil, estar anclado a la época en la que se desarrolla y, mucho más importante, seguir los cánones del género, sin salirse de su arquetípica corrección política estival?

Cuando me hablan de cine navideño me vienen a la mente las películas que vi tal época como ésta durante mi niñez. Recuerdo la trilogía de “Regreso al futuro”, “Gremlins I y II”, las comedias de grandes como Bill Murray, Dan Aykroyd o Chevy Chase como “Cazafantasmas”, “Entre pillos anda el juego” o “¡S.O.S!, ya se Navidad”, y más recientemente la trilogía de “El señor de los anillos”. Todas caían antaño, salvo el caso de la última, por las distintas cadenas de televisión por estas fechas. Desgraciadamente se perdió esta costumbre durante una época, hasta que felizmente han sido sobre todo dos nuevos canales, Cuatro y laSexta, los encargados de reponer todo aquello que antes sólo veíamos en La Primera.

Y es que algo tiene ese cine navideño que crea nostalgia, que te hace echar de menos otros años más felices en cuanto a programación navideña, en las que veías a John McClane repartiendo regalos a los terroristas, a Jack Skellington robando la Navidad en el gran clásico “Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton” y a Murray siendo visitado por los espectros en la inolvidable “Los fantasmas atacan al jefe”. Muchas han perdido ya el encanto y la calidad con que se disfrutaban en su momento, pero son capaces de despertar en un servidor serios atisbos de añoranza, lagrimilla impertinente incluida. Esta época del año no sería nada sin la programación navideña de toda la vida.

La lista es interminable, y me dejo en el tintero demasiadas joyas que hacen que odies un poco menos la Navidad, hasta que dicho sentimiento de odio te vuelva cuando ves que cierta cadena no cesa en su programación rosa y sangrante ni en fechas tan señaladas. Es entonces cuando las palabras del Profesor Cavan de “El día de la bestia” me asaltan y toman fuerza: “Esto es un aviso para los 10 millones de gilipollas que están viendo este puto programa. El fin del mundo es esta noche, ¿entienden? ¡Esta misma noche! ¡Se jodió la Nochebuena, se jodió la Navidad! ¡Se jodió todo! ¡Todo! Mientras ustedes disfrutan del calor del hogar y cenan felices viendo la tele, afuera, en la calle, está comenzando el reino del Anticristo.”. Porque ese contraste entre aversión y nostalgia sólo puede darse en estas fechas. Si sienten ambas sensaciones no se alarmen, ¡es Navidad!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Brutal ese monologo de Cavan.

No tengo nada en contra de la ñoñeria y demás si está bien llevada como en el clásico de Capra. Pero creo que La jungla de cristal y Gremlins son donde más me gusta estas fiestas.

Un saludo

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