El nacimiento de un monstruo
cinematográfico
Pocas veces se asiste
al nacimiento de un nuevo monstruo cinematográfico. Y no hablo de ese demoníaco
payaso que ameniza la celebración de la Nochebuena a la familia protagonista, una
fiesta que se desarrolla de manera inusual, viendo un clásico del terror
incontestable. El monstruo que nace en “Tus gritos me dan risa” es su propio
creador, Sergio Morcillo, que nos envía su particular postal navideña en forma
sanguinaria horror movie salpicada de un humor de lo más macabro.
Por las venas de este
genial trabajo viaja la sangre de un genio en efervescencia, de un amante del
género que homenajea el terror más descarnado, enfermizo e imposible, ese que
nos brindara Sam Raimi en los 80 con su “Posesión infernal”. Mucho hay del clásico
de Raimi, y de sus secuelas, en este divertimento que sabe aunar tensión, una
atmósfera perfectamente conseguida, y mucha mala baba.
Descontando unos
actores muy mejorables, que afortunadamente no tardan en “desaparecer” de
escena, “Tus gritos me dan risa” destila amor por el terror en cada fotograma.
Lo demuestra en el inteligente uso de la cámara, alternando la primera persona
con la gran angulación, en sus generosas dosis de hemoglobina,
en su realmente logrado maquillaje y en una aguerrida protagonista que deberá
enfrentarse a una Nochebuena de pesadilla motosierra en mano incluida. Porque
si hay motosierra y vísceras, hay género.
Se echa en falta, eso
sí, que culmine en una orgía sanguinolenta a lo “Braindead”. A eso parece
apuntar un final abierto que es mejor no desvelar, pero que abre una puerta a
una secuela que no es que sea necesaria, pero que si viene, bienvenida será. Yo
se lo dejo caer a su director, por si cuela y se desmelena del todo.
A
favor: el maquillaje, la atmósfera, lo bien explotada que
está la premisa
En
contra: se echa de menos que acabe de desmelenarse del todo
Calificación: ****1/2
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