sábado, 25 de mayo de 2013
La Dimensión Desconocida (IV): Indiana Jones meets Han Solo
miércoles, 30 de julio de 2008
Robocop volverá en 2010

Fue la segunda película americana de uno de los reyes del cine políticamente incorrecto made in USA, aunque su filmografía, y en especial en su país natal, sea más rica y variada. Paul Verhoeven entraba con “Robocop”, el cyborg-policía encargado de limpiar la ciudad de Detroit de la escoria que amenaza su seguridad, en el mercado yanqui de las grandes masas. Se convirtió en un clásico que mezclaba sabiamente la ciencia-ficción, el policiaco y el cine mugrientamente violento y oscuro de los 80 estilo “Terminator”, “Los halcones de la noche” o “Black Rain”.
En una época en la que ha vuelto otro tipo duro de de los 80, John McClane, y en la que se han resucitado a héroes como Rambo o Indiana Jones, MGM se lanza a la aventura de recuperar al personaje encarnado por Peter Weller y que diera lugar a dos secuelas -la tercera olvidable-, una serie de televisión cancelada tras su primera temporada, una tira de comics y algunas series animadas. Y han elegido para ello a uno de los directores más sobrevalorados de la actualidad, Darren Aronofsky, quien esperemos se aleje definitivamente de ese cine tan pedante y cultureta al que nos tiene acostumbrados con “Pi. Fe en el caos”, “Réquiem por un sueño” y “La fuente de la vida”. Se desconoce protagonista, pero sí se prevé que se comience desde el principio de la historia -mal empezamos, no es necesario contarlo de otra manera que no sea la descarnada de Verhoeven- y que su estreno sea en 2010.
jueves, 22 de mayo de 2008
LA CRÍTICA

Nostálgica montaña rusa
Cuando se es fan de una película y se realiza una nueva entrega, como fan uno no puede más que asistir a la sala con emoción pero con cierto temor de que alguno de los implicados la pifie. La trilogía de Indiana Jones es más que una serie de películas, por mucho que George Lucas se empeñe en demostrar lo contrario. Es un icono con el que creció toda una generación, nuestro Allan Quatermain particular, filtrado y remasterizado para los tiempos que corrían en los 80. Ser testigo en pantalla grande del retorno del héroe es para mostrar regocijo e invita, inevitablemente, a la nostalgia.
De eso está impregnada esta última aventura, de nostalgia. Cada pocos minutos, Spielberg y compañía realizan guiños a las entregas anteriores a través de situaciones -la fobia a las serpientes, la constante pérdida del sombrero-, diálogos, fotos y demás pistas, algunas de ellas ocultas, que seguramente resurgirán en un segundo visionado. Pero quizás, el momento cumbre de la nostalgia por la aventura pulp digna de los seriales de los 50 en los que se basa sea esa sombra en el coche, que alargando la mano, recupera su sombrero. Es en ese preciso instante cuando el corazón de un servidor dio un vuelco. Estaba ahí, era él. Lo siguiente consiste, en un acto de cierta mala baba y picardía, comprobar si han pasado los años para Harrison Ford y el látigo ya le viene largo. Ni siquiera en las escenas de acción, ni en los dobles, notamos la diferencia. Ford sigue enfundándose su ropa raída como entonces y luciendo ese carisma y socarronería que hicieran al personaje alzarse sobre el resto de aventureros del celuloide.
Superado ese miedo inicial, que rompe por completo la frenética secuencia de apertura, el resto consiste en dejarse llevar por lo mismo de siempre: los malos, en esta ocasión soviéticos, a la búsqueda de un tesoro que les permita dominar a la humanidad; el humor que caracteriza a la saga; la dosis de acción sin fin; la búsqueda de un tesoro, etc. Es repetir estos arquetipos, sazonados por la vuelta de una Karen Allen también en plena forma, lo que consigue que Indy mantenga su frescura, como si 20 años no fueran nada.
“Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal” es una apabullante montaña rusa, como lo ha sido siempre la saga. Una montaña rusa que no permite bajarse hasta acabado el trayecto. Una montaña rusa que hace uso y abuso de la ya ley de “cuanto más, mejor”. Lo exagerado en esta película no es mezclar arqueología y alienígenas, que a mí por lo menos sí me ha convencido, sino lo poco creíbles que resultan las escenas de acción. Indy volando en una nevera, Shia LaBeouf de liana en liana cual Tarzán, la liosa persecución a través de la selva,... Un apabullamiento molesto en ocasiones que no permite descanso ni para desarrollar esa relación padre-fijo que debería establecerse entre Ford y LaBeouf más allá de sus flojos diálogos y que no deja que afloren como debieran las rencillas entre Indy y Marion, las cuales acaban en un desenlace quizás un tanto ñoño.
Lo importante es seguir los misterios que encierra esa calavera de cristal. El exceso en las secuencias de acción podría recordarnos al de las secuelas de “Piraras del Caribe”. Pero hay algo importante en lo que Spielberg, y un fantástico guionista como David Koepp, ganan sobremanera al cóctel digital soporífero de Gore Verbinski: la nostalgia y simpatía que Indy sigue despertando. El director, su estrella y todos los que han hecho posible esta mágica aventura logran un carrusel de diversión sin respiro, una película digna de formar parte de la saga, que crea tanta adicción por la palabra retorno como la que padece John Hurt. Y por si fuera poco, con una mala de altura, Cate Blanchett, cuya interpretación, y acento, se disfruta aún más si cabe en versión original. Esto es cine de aventuras con mayúsculas.
Lo mejor: que por Indy no pasan los años, y Cate Blanchett
Lo peor: el exceso en las secuencias de acción y el cursi final
Título original: "Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull"; Género: Aventuras; Año: 2008; Nacionalidad: EEUU; Duración: 120 minutos; Dirección: Steven Spielberg; Guión: David Koepp, basado en un argumento de George Lucas y Jeff Nathanson; Intérpretes: Harrison Ford, Cate Blanchett, Shia LaBeouf, Ray Winstone, Karen Allen, John Hurt, Jim Broadbent
martes, 20 de mayo de 2008
Indiana Jones: 27 años de emociones

Indiana Jones: 27 años de emociones (vía Megaupload)
Indiana Jones: 27 años de emociones (vía Rapidshare)