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jueves, 29 de diciembre de 2016

EN PAZ DESCANSE. In Memoriam 2016. Nunca digamos adiós

Vamos despidiendo 2016, y lo hacemos poniéndonos serios. Para muchos, un año nefasto en lo que a pérdidas se refiere. Y aunque aún queden tres días por delante, en los que puede pasar de todo, llega el momento de despedirles como se merecen. Pero no con tristeza. Que para algo siempre quedarán sus trabajos delante y detrás de la cámara. A continuación, dos vídeos que resumen los fallecimientos de este año que ya va cerrando sus puertas. Seguramente faltan nombres, especialmente españoles, pero están todos los que son. Aunque desde aquí despedimos a grandes nombres que merecen ser recordados, como los de Chus Lampreave o Gil Parrondo, y referentes indirectos para el séptimo arte como Leonard Cohen y George Michael. Descansen en paz, maestros. Nunca digamos adiós.


sábado, 5 de diciembre de 2015

EN PAZ DESCANSE... Robert Loggia (1930-2015)

Inolvidable su baile junto a Tom Hanks en “Big”. O su despreciable doble papel en la “Carretera perdida” de David Lynch. O ese sentido del humor que le llevó a reírse de sí mismo en algún comercial televisivo o en la serie “Padre de familia”. Robert Loggia era un grande, un actor con porte, con esa presencia que sólo un intérprete de ascendencia italiana puede poseer. Un secundario de raza, pero con un rostro tan familiar que casi era protagonista.

Comenzó en la pequeña pantalla en los años 50, con papeles muy secundarios. Fue un medio que nunca abandonaría y que le daría muchas alegrías. Estaría en “DIsneylandia: El mágico mundo del color”, “Los intocables”, “Alfred Hitchcock presenta”, “Kojak”, “Colombo”, “La mujer maravilla”, “Starsky y Hutch”, “Los ángeles de Charlie”, “Se ha escrito un crimen”, “Magnum”, “Los Soprano” o “Malcolm in the Middle” o “Mancuso”, y con estas dos últimas recibió sendas nominaciones al Emmy.


Y aunque aparecería en “Marcado por el odio” o “La historia más grande jamás contada”, no sería hasta los años 80, después de tres décadas dedicadas a la televisión, cuando empezaría a prodigarse más en la gran pantalla. Así, pudimos verle en esa década en “Oficial y caballero”, “Psicosis II”, “Scarface”, “El honor de los Prizzi”, “Yo, el Halcón”, “Los creyentes”, la mencionada “Big” o “Al filo de la sospecha”, por la que recibiría su primera y única nominación al Oscar. A partir de los 90 volvería a refugiarse en la televisión, pero aún así se pudo disfrutar de su talento en “Independence Day”, y ya últimamente en producciones de bajo coste y poca repercusión.


A pesar de padecer Alzheimer desde hace unos cuantos años, Loggia nunca dejó de trabajar. Y de hecho, tiene pendientes de estreno cerca de cinco filmes entre este año y el siguiente. Un ejemplo de talento insondable y toda una vida dedicada a una profesión (más de 200 títulos, que se dice pronto), que se apagaba ayer a los 85 años de edad. Descanse en paz, maestro.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

EN PAZ DESCANSE... Carlos Álvarez-Nóvoa (1940-2015)

La fama y el reconocimiento le llegaron demasiado tarde, junto a su interés por el cine. Carlos Álvarez-Nóvoa se subía a los escenarios en los años 50, cuando apenas contaba con quince años, comenzando así una prolífica carrera teatral que duraría hasta este año con la exitosa “Bangkok”. Licenciado en Derecho, Filología Románica y Graduado Social por la Universidad de Oviedo, además de doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, durante varios años fue además profesor de Historia del Teatro en el Centro Andaluz de Teatro.

No sería hasta 1998, con “Los años bárbaros” de Fernando Colomo, que decidiría dar el salto al cine. Pero sin duda el papel por el que conseguiría el reconocimiento sería el del vecino de “Solas”, de Benito Zambrano, un trabajo que le valió, entre otros, el Goya a mejor actor revelación y premios internacionales en los festivales de Tokio y Moscú. A partir de ahí, su carrera fue un no parar de intervenciones en cine en filmes como “El hijo de la novia”, “La hija del caníbal”, “Elsa y Fred”, “¿Por qué se frotan las patitas?”, “De tu ventana a la mía” o este año en “La luz con el tiempo dentro”, donde daba vida a Juan Ramón Jiménez. Y también en televisión, en series como “Cuéntame cómo pasó”, “Gran Reserva”, “La que se avecina”, “Con el culo al aire”, “Chiringuito de Pepe” o más recientemente en “Carlos, Rey Emperador”, donde encarnaba a Leonardo Da Vinci.

Un actor incansable que llegó a encadenar más de 70 proyectos entre cine y televisión, y que nunca abandonó los escenarios ni sus ansias de compartir su conocimiento con sus alumnos. Con 75 años nos deja este gran actor, rodeado de alabanzas y buenas palabras de amigos y compañeros de la profesión. Descanse en paz, maestro.

lunes, 31 de agosto de 2015

EN PAZ DESCANSE... Wes Craven (1939-2015)

Un referente indiscutible dentro del género de terror. Un clásico, un nombre de enorme relevancia. El hombre tras las máscaras, podríamos llamarle. Wes Craven, si bien era filólogo, psicólogo y filósofo, se hizo un hueco en el imaginario colectivo en otro campo, el cine, y comenzó su carrera en los 70 en producciones polémicas en las que no aparecía acreditado, algunas de ellas pornográficas –una de ellas, en 1975, titulada “The Fireworks Woman”, en la que firmó bajo el pseudónimo de Abe Snake-, con imágenes demasiado explícitas para la época.

Y su primer trabajo como realizador seguiría esta senda. “La última casa a la izquierda” se convirtió en todo un éxito que sacudió a las masas por su crudeza, y con ella recorrió medio mundo y se labró una reputación, que revalidaría en 1977 con “Las colinas tienen ojos”, toda una obra de culto para los aficionados al género, y con la que triunfó en Sitges. Sin embargo, pese a este prodigioso comienzo, sus trabajos siguientes no serían apreciados más que por los grandes seguidores de su obra, y no se revalorizarían hasta décadas después. “Bendición mortal”, “La cosa del pantano” y la secuela de “Las colinas tienen ojos” se convertirían en fiascos que parecían hacer presagiar que a aquel prometedor debutante se le había apagado la estrella muy pronto.


Sin embargo, si algo caracterizó la filmografía de Craven fue que siempre supo renovarse a sí mismo. Y así ocurriría en 1984, cuando alumbraría a todo un icono cinematográfico de nuestras pesadillas. Con “Pesadilla en Elm Street” sería su regreso por la puerta grande, un film que rompería moldes y nos presentaría a un psychokiller tan imperecedero como Freddy Krueger. Y a ella le siguieron las reivindicables, si bien en su momento no levantaron demasiado polvo, “La serpientes y el arcoíris”, “Shocker, 10.000 voltios de terror” y “El sótano del miedo”.

Y volvió a hundirse en la clandestinidad. La carrera de Craven también sucumbió a la crisis del género de comienzos de los 90, y ni la errática “Un vampiro suelto en Brooklyn”, con Eddie Murphy, ni su regreso a la saga que le dio la fama con “La nueva pesadilla de Wes Craven”, con la que se alzó con el premio al mejor guión en Fantasporto, acabaron de cuajar del todo. Hasta que en su camino se cruzó un joven con grandes ideas llamado Kevin Williamson, y juntos perpetraron su segunda renovación con la trilogía “Scream”. Además, propiciarían la resurrección del slasher adolescente autoconsciente y carente de prejuicios. Sin duda, su mayor éxito comercial, una saga que arrasaría en entregas de premios como las de los festivales Gérardmer, de la Academia de Ciencia-Ficción, Terror y Fantasía, y los MTV.

Su trayectoria posterior no sería nada fructífera, a excepción de su escarceo en el drama con “Música del corazón”, que le valió una nominación al Oscar a Meryl Streep, y el thriller de suspense “Vuelo nocturno”. Participó en un segmento de la coral “Paris, je t’aime” y “Scream 4” sería en 2011 su última película como dirección. Una entrega absolutamente reivindicable que no acabó de funcionar en taquilla. Este año produjo la animada “Home” y participó como actor en “Jay y Bob el silencioso contraatacan”, “El diario de los muertos” y la serie de tv “Castle”, así como cameos en su saga “Scream”, entre otras apariciones.

Wes Craven, todo un hito del terror, una leyenda del género, nos abandonaba este domingo a los 76 años a causa de un cáncer cerebral. Todo un innovador y visionario que cambió las constantes del fantástico en múltiples ocasiones. Descanse en paz, maestro.



jueves, 20 de agosto de 2015

EN PAZ DESCANSE... Lina Morgan (1937-2015)

Una gran cómica. Otro exponente del cine y la comedia española que nos ha dejado. Lina Morgan nos ha abandonado a los 78 años de edad tras toda una vida dedicada al espectáculo, a su público. Una maestra del humor que nos hizo reír desde la pequeña y la gran pantalla. María de los Ángeles López Segovia ya apuntaba maneras con tan sólo 13 años, cuando entró a formar parte de la compañía infantil de Pepe Cabo tras estudiar baile clásico español. Y tan sólo tres años después ingresó en la compañía teatral La Latina, de la que acabaría haciéndose cargo, y en la que conoció al que sería su futuro marido, Alfonso del Real.

No es hasta la década de los 60, tras su trabajo como vedette en la Gran Vía junto a artistas como Miguel Gila o Tony Leblanc, y tras hacerse famosa gracias a sus colaboraciones teatrales junto a Juanito Navarro, cuando le llegaría el salto al cine, y con ello el estrellato. Fue en “El pobre García”, junto a su amigo Leblanc, y en “Vampiresas 1930”, a las órdenes de Jesús Franco, cuando pudimos verla en la gran pantalla por primera vez. A estas siguieron éxitos como “Las que tienen que servir” o “¿Qué hacemos con los hijos?”, en las que era una secundaria pero empezaba a ganar notoriedad en la comedia.


Fue en 1969 cuando protagonizaría su primer film, “Soltera y madre en la vida”, que la catapultó definitivamente como rostro inconfundible de la comedia española de los 70 y como auténtico filón para la taquilla. En esa década trabajó a las órdenes de Juan de Orduña (“La tonta del bote”), José María Forqué (“Una pareja… distinta”) y, sobre todo, Mariano Ozores, con quien llegaría a rodar casi una decena de filmes en cinco años, como “Una monja y un don Juan”, “Dos chicas de revista” o “Los pecados de una chica casi decente”, entre otras.

Gracias al dinero conseguido con sus películas, la artista montó su propia compañía en 1975 y volvió a los escenarios, donde volvió a cosechar éxitos, pero no ocurriría así en el cine. Con la muerte de Franco, el humor castizo del que hacía gala en sus películas quedó obsoleto, y el destape le pasó factura. La televisión fue su refugio, si bien se limitaba a pequeñas películas para televisión como “Vaya par de gemelas” o “Celeste… no es un color”. Gracias a esta última vivió una segunda vida en la pequeña pantalla, y se volvió de nuevo un rostro reconocible para toda una generación de espectadores. Así, pudimos verla en series propias como “Compuesta y sin novio”, “Academia de baile Gloria”, “Una de dos”, “Escenas de matrimonio”, y su mayor éxito, “Hostal Royal Manzanares”. En esa época, en 1995, intentó repetir éxito en cine con “Hermana, ¿pero qué has hecho?”, que supondría su primer film en 18 años, pero no tuvo la suerte de antaño.


Ganó varios TP de Oro, el Fotogramas de Plata, el Premio Ondas y el Antena de Oro,  pero el mayor premio que cosechó en su vida fue el favor y el beneplácito del público. Hace nueve meses, Lina Morgan ingresaba por una neumonía, y desde entonces tuvo claro que volvería a casa para vivir el resto de su vida en la más absoluta tranquilidad. Nos deja una artista completa, todo un referente del humor español, a los 78 años de edad. Descanse en paz, artista.

sábado, 1 de agosto de 2015

EN PAZ DESCANSE... Roddy Piper (1954-2015)

Los que nos criamos en los 90 le recordaremos como “El Gaitero”, ataviado con su característica blusa blanca en la que se podía leer “Hot Rod!” y su falda escocesa, y con una fanfarria de gaitas de fondo. Era en la WWE, más conocida en aquella época como Pressing Catch, que amenizaba las primeras emisiones de Telecinco.

Y ni siquiera era escocés. Roderick George Toombs nació en Canadá, y desde muy joven fue entrenado para ser luchador tras morir su padre. Con sólo 16 años ya se había convertido en toda una estrella de la lucha en su país de origen, y antes de eso había sido boxeador y campeón de judo. Triunfó en la NWA Mid-Atlantic y se convirtió en campeón de los pesos pesados antes de enrolarse en la WWF, donde ya alcanzaría fama mundial hasta su salida en 1996, a pesar de ser uno de sus integrantes más odiados. Pero también, como uno de los más importantes.

Pero “Rowdy” Roddy Piper también hizo sus pinitos en la actuación. Fue a partir, precisamente, de su salto a la fama sobre el ring mediático cuando empezó a participar en producciones ochenteras de bajo presupuesto de acción y comedia. Con pocos trabajos interpretativos a sus espaldas, su máximo hito se produjo en 1988, cuando se puso a las órdenes del maestro John Carpenter para protagonizar la soberbia “Están vivos”, una joya de la ciencia-ficción a la que el tiempo ha tratado con enorme justicia entre los aficionados al género.


Tras permanecer más centrado en la lucha que en el cine, volvió a mediados de los 90 a probar suerte en el medio en filmes de bajo presupuesto, la mayor parte destinados al mercado doméstico, como “Peligrosamente duros” o “Fuego en las calles”, y no sería hasta bien avanzada la primera década del nuevo siglo cuando volvería a dejarse ver en el cine. Sería nuevamente en proyectos modestos, llegando a encadenar media decena de títulos por año. De hecho, tenía ya en fase de post-producción varias cintas preparadas para 2016.

Roddy Piper nos ha dejado a los 61 años de edad víctima de un paro cardiaco mientras dormía en su casa en Hollywood. Deja tras de sí un legado de más de un centenar de trabajos entre la pequeña y la gran pantalla. Pero sobre todo, deja su huella como uno de los más grandes luchadores que ha dado la WWF. El más polémico, pero también de los más respetados. Nos deja con su “Sleeper Hold”. Descanse en paz.

jueves, 23 de julio de 2015

EN PAZ DESCANSE... José Sazatornil "Saza" (1925-2015)

Fue considerado por muchos medios nacionales uno de los actores cómicos más importantes del siglo XX y un auténtico genio de la interpretación. José Sazatornil, alias “Saza”, era uno de los nombres fundamentales para entender el cine español. Su característica nariz y su inseparable bigote nos acompañaron durante décadas, desde que debutase con tan sólo trece años en los escenarios y llegase a participar en casi 300 obras teatrales en menos de diez años, antes de debutar en el Teatro Victoria en la compañía teatral de Paco Martínez Soria y fundar la suya propia.


Debutó en la gran pantalla en “Fantasía española”, y no tardaría en encarnar a ese español malhumorado del franquismo ya harto de lo que le rodea, pero nunca sin dejar de estar sujeto a las fuerzas del poder y el orden público. Se convirtió entonces en un secundario de lujo enormemente reconocido por el gran público, al que hacía reír desde la miseria más absoluta, y llegando a encadenar casi una decena de títulos pos año. Así, hasta el fin de la dictadura, se puso a las órdenes de cineastas como Berlanga (“El verdugo”), Pedro Lazaga (“La ciudad no es para mí”, “¿Qué hacemos con los hijos?”), José María Forqué (“Las que tienen que servir”, “Un millón en la basura”), Jaime de Armiñán (“Carola de día, Carola de noche”), Javier Aguirre (“El astronauta”), Fernando Fernán Gómez (“Cómo casarse en siete días”), Mariano Ozores (“A mí las mujeres ni fu ni fa”, “La llamaban La Madrina”), e incluso llegó a tener serie propia, “Los maniáticos”, en 1974 dada su popularidad.


Acabada la dictadura franquista, se prodigó menos en pantalla, pero cada vez en papeles de mayor trasfondo dramático y relevancia. Continuó con escarceos espontáneos y puntuales en la comedia de Ozores y Aguirre, pero también volvió a colaborar con Berlanga en las imprescindibles “La escopeta nacional”, donde se convertía en Jaume Canivell, un vendedor catalán que subvencionaba una cacería a los peces gordos del franquismo, o “¡Todos a la cárcel!”, en la que trataba de sacar tajada de un evento carcelario al que asistirían las más ilustres personalidad del mundo de la farándula y el espectáculo. Pero también con Mario Camus en “La colmena”, con Fernando Trueba en “El año de las luces”, con José Luis Cuerda en “Amanece, que no es poco”, encarnando al Marqués de Cabra en “La venganza de Don Mendo”, al que también dio vida sobre las tablas, en comedias tan solventes como “Mátame mucho”, y sobre todo a las órdenes de Antonio Mercero en esa joya titulada “Espérame en el cielo”, donde se reía en la cara del Generalísimo, y que le valió un Goya al mejor actor de reparto.

Durante toda su carrera acumuló premios como el de mejor actor y de honor del Círculo de Escritores Cinematográficos, y galardones honoríficos como el Fotogramas de Plata o el de la Unión de Actores. Un magnífico intérprete y una pieza fundamental del engranaje del cine español, que no aparecía en las pantallas desde 2006, desde aquella “Vete de mí” de Víctor García León, y que anunciaría en 2013 que padecía Alzheimer. José Sazatornil “Saza” nos ha dejado a los 89 años de edad, con una trayectoria que comprende más de 400 trabajos entre cine, teatro y televisión. Descanse en paz, señor Sinsoles. 

martes, 21 de julio de 2015

VER PARA CREER. Cee Lo Green homenajea a Robin Williams en su nuevo single

Hace poco menos de un año nos enterábamos de la trágica noticia, que pilló a todos por sorpresa: Robin Williams nos dejaba de manera prematura e inesperada a los 63 años. Hoy, ese payaso triste con el que todos crecimos habría cumplido 64 años, y para conmemorarlo el cantante Cee Lo Green ha dedicado un single de su último LP al fallecido actor, con un claro mensaje de fondo, el de luchar contra la tristeza y la pena haciendo uso del humor. Algo que siempre intentó Williams. Pero no sólo él, sino todo un grupo de intérpretes y cómicos que lucharon contra el dolor de sus propias vidas a través de la comedia. La canción dedica unas bonitas palabras también a profesionales como Chris Farley, John Belushi, Richard Pryor, Bernie Mac o Phillip Seymour Hoffman, y el videoclip oficial, el cual puede verse a continuación, es de lo más original. El buscador de Google utilizado para analizar las búsquedas que genera la letra de la propia canción. Brillante. Con todos ustedes, “Robin Williams”. Vía E-Cartelera.

martes, 23 de junio de 2015

EN PAZ DESCANSE... James Horner (1953-2015)

Un excelente compositor cuyas bandas sonoras han marcado nuestras infancias. James Horner compuso las partituras de más de un centenar de películas, cortometrajes y series para televisión. Las películas de James Cameron o Ron Howard no serían lo mismo sin su excepcional trabajo. Algunas de las joyas de animación de nuestra infancia no habrían tenido el mismo impacto ni su poder mágico sin él.

Horner comenzó a interesarse por la música desde una edad muy temprana. A los cinco año ya tocaba el piano, y tras obtener su licenciatura y el grado de maestro, y colaborar con el American Film Institute, comenzó su carrera cinematográfica a finales de los años 70, siendo su primera obra importante “La dama de rojo”, y sobre todo, al lado del productor Roger Corman en “Humanoides del abismo” y “Los 7 magníficos del espacio”. Continuó en el cine de género con propuestas como “La mano”, de Oliver Stone, antes de dar un salto en su carrera gracias a “Star Trek II: La ira de Khan” y su secuela, “Star Trek III: En busca de Spock”.


A partir de aquí empezó a ganar notoriedad durante la década de los 80, con trabajos en “Límite: 48 horas”, “El carnaval de las tinieblas”, “Proyecto Brainstorm”, “Commando”, “Gorky Park”, “El nombre de la rosa” y “Danko: Calor rojo”. “Aliens (El regreso)” y “Cocoon” marcarían el inicio de su amistad con James Cameron y Ron Howard, directores con los que lograría partituras que le granjearían los mayores elogios de su carrera. Junto a Cameron llegaron “Avatar” y “Titanic”, consiguiendo con esta última dos Oscar. A las órdenes de Howard haría “Apolo 13”, "Willow" o “Una mente maravillosa”. Pero también se convertiría en el compositor preferido de Mel Gibson (“Braveheart”, “Apocalypto”) o Edward Zwick (“Tiempos de gloria”, “Leyendas de pasión”).

Y en las dos últimas décadas continuó dándonos momentos inolvidables. “Juego de patriotas” y su secuela, “Peligro inminente”, “El informe pelícano”, “Deep Impact”, “La máscara del Zorro”, “La tormenta perfecta”, “Enemigo a las puertas”, “Troya”, “El nuevo mundo” o “El niño con el pijama de rayas” son algunos buenos ejemplos. Pero también contribuyó de manera importante a construir nuestra infancia, siendo el autor de las bandas sonoras de títulos familiares como “Cariño, he encogido a los niños”, “Fievel y el nuevo mundo”, “En busca del valle encantado” (estas dos últimas del gran Don Bluth), “Casper” o “Jumanji”.


Durante estos últimos cinco años se ha prodigado menos, pero hemos podido escuchar sus composiciones en filmes como “The Amazing Spider-Man” o “El último lobo”, y tiene pendiente de estreno “Southpaw”. En su carrera llegó a acumular un Globo de Oro, tres Grammy e innumerables premios de la crítica. Muchos le criticaban por ser repetitivo, por reciclar parte de sus partituras en varios trabajos. Incluso por su característico “Parabará”, el cual ha sonado en prácticamente toda su obra como sello personal. Pero no se puede negar que fue un grande, un compositor histórico que ha marcado buena parte de nuestra vida. Horner fallecía ayer a los 61 años de manera inesperada, cuando su avioneta se estrellaba en Santa Bárbara. La mejor manera de recordarle es repasando su obra. Descanse en paz, maestro.



jueves, 11 de junio de 2015

EN PAZ DESCANSE... Christopher Lee (1922-2015)

Ha hecho comedia, ciencia-ficción, drama, terror, fantástico. Ha sido sir, soldado, conde imperial, mago, el monstruo de Frankenstein y, cómo no, el mismísimo Drácula. Y ha sido, sobre todo, un excelente actor que logró ser uno de los siete grandes del cine de terror. Dotado de una voz portentosa que le llevó a ser narrador en programas de radio y a participar en distintas óperas y obras de teatro, y de uno de los físicos más imponentes del panorama cinematográfico –medía casi dos metros-, Christopher Lee se convirtió, por derecho propio, a base de talento y esfuerzo, en un icono del séptimo arte totalmente atemporal.

Hijo de una condesa y un teniente coronel, no sería hasta acabada la II Guerra Mundial, donde sirvió como piloto, cuando comenzaría su carrera como actor gracias a su primo. En 1946 participaría en seriales radiofónicos, y ya por entonces sus cuerdas vocales le harían tremendamente conocido. No fue hasta 1948 cuando se haría un hueco en el cine, comenzando en “La extraña cita” de Terence Young y el “Hamlet” de Laurence Olivier, y llegando a encadenar casi una decena de títulos ese año. Tras esto pudo vérsele de nuevo a las órdenes de Young en “La princesa de Éboli” o a las órdenes de cineastas como Raoul Walsh en “El hidalgo de los mares”, John Huston en “Moulin Rouge” y Michael Powell en “La batalla del Río de la Plata”. En algunas aparecía sin acreditar, pero poco a poco iba haciéndose un hueco.


No fue hasta 1957 que firmaría un contrato con la Hammer, la productora que le haría mundialmente conocido. “La maldición de Frankenstein”, donde interpretaba al monstruo, fue su genial carta de presentación, que duraría hasta finales de los 70, llegando a conocer a amigos inseparables como Peter Cushing o el director Terence Fisher, que se puso detrás de la cámara de la mayoría de los títulos de la compañía. Así, paseó su porte a las órdenes de este en “Horror of Dracula”, “El perro de los Baskerville”, “La momia”, “Las dos caras del Dr. Jekyll”, “El collar de la muerte” o “La Medusa”, a la vez que trabajaba para otros directores, tanto dentro como fuera de la factoría de terror, como Robert Day (“Pasillos de sangre”, junto a Boris Karloff), Don Sharp (“El regreso de Fu-Manchú”, “Rasputín”), Jesús Franco (“Fu-Manchú y el beso de la muerte”, “El conde Drácula”), Billy Wilder (“La vida privada de Sherlock Holmes”), Guy Hamilton (como villano en la cinta de 007 “El hombre de la pistola de oro”) o Richard Lester (“Los tres mosqueteros”).

En los 70, el terror de la Hammer empezaba a quedarse obsoleto, y aunque consiguió trabajar en otro tipo de filmes, Lee empezaba a estar encasillado. Finalizada su etapa con la productora británica, participó a las órdenes de Steven Spielberg en “1941” o Joe Dante en “Gremlins 2”, pero en general sus papeles durante la década de los 80 se limitaban a participaciones como actor de reparto en cintas de dudosa calidad, una tendencia que continuó en los 90 con películas como “Loca academia de policía: Misión en Moscú”, y destacando únicamente “Sleepy Hollow”, de Tim Burton. Y aún así no pasaba un solo año sin estrenar más de tres trabajos.


El actor quedaba ya como una reliquia del pasado, hasta que Peter Jackson marcó un nuevo impulso en su carrera gracias al papel de Saruman en la trilogía “El señor de los anillos”, y también George Lucas, para el que interpretó al conde Dooku en los episodios II y III de “Star Wars”. A partir de aquí prestaría su voz en los videojuegos y series basados de ambas sagas, y volvería a trabajar a las órdenes de Burton en “Charlie y la fábrica de chocolate”, “La novia cadáver”, “Alicia en el País de las Maravillas” o “Sombras tenebrosas”, bajo la dirección de Martin Scorsese en “Hugo” y de nuevo con Jackson en la trilogía “El Hobbit”.

Primo de Ian Fleming, padre de James Bond, Lee llegó a cosechar importantes premios durante su carrera, aunque la mayoría de ellos honoríficos. Pero el mayor premio, sin duda, es habernos regalado tantos personajes memorables, y tantas películas inolvidables. Más de 250, que se dice pronto. Un auténtico monstruo que nos deja a los 93 años. Descanse en paz, maestro. 

lunes, 1 de junio de 2015

EN PAZ DESCANSE... Betsy Palmer (1926-2015)

Ha pasado a la historia del cine por un personaje que la hizo inmortal entre los amantes del género de terror, pero Betsy Palmer comenzó su carrera a comienzos de los años 50, en la pequeña pantalla, medio en el que transcurriría la mayor parte de su carrera. Durante dicha década se convirtió en un rostro conocido de la televisión, gracias a sus apariciones en series y programas como “Studio One”, “Miss Susan”, “The Philco Television Playhouse” o “The United States Steel Hour”, y a la vez se la pudo ver en filmes como “Cuna de héroes” o “Escala en Hawaii de John Ford (esta última también dirigida por Mervil Leroy y un no acreditado Joshua Logan) y “Cazador de forajidos”, de Anthony Mann.


Llevaba ocho años sin trabajar cuando Sean S. Cunningham le propondría el papel de su vida. La actriz no confiaba en “Viernes 13”, opinaba que era una basura y que nadie la vería, pero se quedó con el personaje de la Sra. Voorhees porque quería comprar un coche nuevo. Fue nominada al Razzie por su interpretación, pero el descomunal éxito de la cinta y el amor que le transmitieron los fans del film ayudaron a que cambiara de opinión, e incluso aceptó realizar un cameo en la secuela, pero no así en “Freddy Contra Jason” debido al bajo salario que le ofrecieron. De manera instantánea se convirtió en una scream queen, un status que suelen ocupar actrices más jóvenes y no precisamente por interpretar a psicópatas.

Su carrera hasta este punto nunca llegó a despegar, y a partir de aquí tampoco lo hizo, pero consiguió quedar como un icono para millones de fanáticos del terror. Posteriormente volvió a la televisión, realizando apariciones en “Vacaciones en el mar”, “Se ha escrito un crimen”, “Colombo” o “California”, y más allá del terror no consiguió despuntar en el cine. Su último trabajo, de hecho, fue en “Bell Witch: The Movie”, en 2007, como protagonista absoluta. Y pese a todo, la echaremos de menos. Betsy Palmer fallecía el pasado viernes a los 88 años de edad. Crystal Lake está de luto. Descanse en paz.

martes, 26 de mayo de 2015

EN PAZ DESCANSE... Vicente Aranda (1926-2015)

Decía de sí mismo que había nacido 15 años tarde, por aquello de debutar ya con un pie en los 40 años. Vicente Aranda fue un innovador del cine español de finales de los 60, cuando fue uno de los padres fundadores de la Escuela de Barcelona, nacida para retratar a la ciudad condal más moderna y sórdida.

Cuando la dictadura franquista tocaba a su fin pero su sombra seguía cerniéndose sobre la libertad de expresión, a comienzos de los 70, nos trajo joyas como “Las crueles” o “La novia ensangrentada”. Y ya en plena liberación, tras 1975, fue cuando desarrolló una interesante filmografía en la que el crimen y el sexo se daban la mano continuamente. Así nacerían propuestas tan contundentes como “Cambio de sexo”, “La muchacha de las bragas de oro”, “Asesinato en el comité Central” –en las tres trabajó junto a su gran musa, Victoria Abril- y, sobre todo, “Fanny Pelopaja”, un título mítico de los 80 nacido de una coproducción entre Francia y España.


A finales de los 80 siguió formando una carrera repleta de personajes infelices íntimamente ligados al sexo como catarsis y liberación personal, pero dio también su propia visión de esa España de posguerra que le tocó vivir de lleno. De esta manera nacieron otras obras cumbre del cine español como “Tiempo de silencio”, “El Lute (Camina o revienta)”, su secuela “El Lute II: Mañana seré libre” o “Si te dicen que caí, filmes en los que, además de contar de nuevo con Victoria Abril, uniría a su lista de actores fetiche a Antonio Valero, Imanol Arias o Jorge Sanz.

Y uniendo ese cine psicosexual que le haría hacerse un lugar en el cine patrio junto a esa radiografía de los fantasmas de la Guerra Civil Española nacería la que a día de hoy sigue siendo la cumbre de su carrera, la espléndida “Amantes”, la cinta más laureada de todas cuantas dirigió. Con ella fue nominado en el Festival de Berlín –Victoria Abril sí se hizo con el Oso de Plata-, con premios en el Festival Internacional de Chicago, el Fotogramas de Plata, el Ondas, el Sant Jordi, el Turia y finalmente el Goya, convirtiéndose en la triunfadora de la edición de 1992, aunque solamente se hiciera con los galardones de mejor película y dirección.


Su filmografía en los 90 siguió temáticas similares en las recomendables “El amante bilingüe”, “La pasión turca”, “Celos” y, especialmente, en “Libertarias”, y por muchas de ellas volvería a ser aspirante al premio de la Academia de Cine Española. EL nuevo milenio trajo otra cinta importante, “Juana La Loca”, seguida de otra de temática similar e injustamente vilipendiada, “Carmen”. Sin embargo, a partir de aquí, sus tres últimos trabajos no gozaron del apoyo ni de la crítica ni del público.

“Tirante el Blanco”, “Canciones de amor en el Lolita’s Club” y “Luna Caliente”, su última película en 2009, se convirtieron en un triste espejismo de lo que en su día fue uno de los grandes del cine español. Su tipo de cine ya quedaba anticuado, a pesar de que en medio tuvo loables incursiones en las corales “Lumière y compañía” o “¡Hay motivo!”, y en televisión en “La huella del crimen” y “Los jinetes del alba”. Pero esta amarga recta final no empaña la figura de un incansable que, aunque llevaba ya seis años inactivo, decía tener la vitalidad suficiente para viajar, conocer mundo y, sobre todo, verse de dos a tres películas por día. Un ejemplo de pasión por el cine y una trayectoria apegado a una manera de concebir el séptimo arte. Hasta el final. Un maestro y un autor que nos ha abandonado hoy a los 88 años. Descanse en paz.

jueves, 7 de mayo de 2015

EN PAZ DESCANSE... Aitor Mazo (1961-2015)

Un grande del cine español. Un actor con una presencia arrolladora en pantalla, un físico y una voz imponentes. Un intérprete que aunque debutara en cines en 1987 en “A los cuatro vientos”, no fue hasta cinco años después cuando volvería a aparecer en la pantalla grande. Y a partir de ahí no hubo un solo año en el que no apareciera en alguna serie o película. Comenzó con sus paisanos vascos, y luego ya su rostro se volvió conocido para el resto del público. Y en medio de todo esto, nunca se bajó se los escenarios, donde recogió la mayor parte de los galardones de su carrera.

Aitor Mazo trabajó a las órdenes de directores tan importantes como Julio Medem (“Vacas”), Juanma Bajo Ulloa (“Airbag”, posiblemente el papel con el que empezamos a reconocer su cara), Luis García Berlanga (“Todos a la cárcel”), Enrique Urbizu (“Cachito”), Álex de la Iglesia (“La comunidad”), Emilio Martínez Lázaro (“Ocho apellidos vascos”, “La voz de su amo”), o Daniel Monzón (“El robo más grande jamás contado”). En televisión pudimos verle en series como “Médico de familia”, “Querido maestro”, “Petra Delicado”, “Policías”, “Cuéntame cómo pasó”, “El comisario”, “Amar es para siempre” o “Chiringuito de Pepe”. Sus últimos trabajos fueron en la serie de tv “El Ministerio del Tiempo” y en la película “Lasa y Zabala”.


Actor, guionista y director –suyas son “Bypass” y “La máquina de pintar nubes”-, Mazo ha sido encontrado sin vida hoy jueves en su domicilio de Bilbao, al parecer a causa de una insuficiencia coronaria. Tenía tan sólo 53 años. Una lástima. Pero nos quedan casi un centenar de trabajos entre cine, teatro y televisión en cerca de treinta años de carrera como legado. Descanse en paz.

miércoles, 8 de abril de 2015

EN PAZ DESCANSE... Geoffrey Lewis (1935-2015)

Mala manera de empezar el día, enterarse del fallecimiento de un gran actor, si bien nos abandonaba el pasado lunes 6 de abril. Nos deja un secundario de lujo, un actor mítico cuyo rostro se paseó por más de 200 trabajos entre cine y televisión. Geoffrey Lewis, mítico intérprete y padre de la también actriz Juliette Lewis, nos abandona a los 79 años de edad por causas naturales, según informa la revista Variety.

Aunque comenzara su carrera a principios de los 60 en un papel sin acreditar, Lewis se volvió sobre la marcha en un actor reconocible de la pequeña y la gran pantalla durante la década de los 70, especialmente gracias a sus trabajos junto a Clint Eastwood. Se puso a las órdenes del director en “Infierno de cobardes” y “Medianoche en el jardín del bien y del mal”, y trabajó junto a él ante la cámara en “Un botín de 500.000 dólares”, “Duro de pelar”, “Bronco Billy”, “La gran pelea” y “El cadillac rosa”.


Durante más de cuatro décadas se convirtió en uno de los secundarios más prolíficos de Hollywood. Raro era el año en que no estrenase más de dos o tres trabajos. Actuó a las órdenes de directores como Robert Benton (“Pistoleros en el infierno”), John Millius (“Dillinger”, ), George Roy Hill (“El carnaval de las águilas”), Michael Ritchie (“Sonríe”), Stanley Donen (“Los aventureros de Lucky Lady”), Irvin Kershner (“La venganza de un hombre llamado Caballo”), Michael Cimino (“La puerta del cielo”), J. Lee Thompson (“Al filo de la medianoche”), Andrey Konchalovsky (“Tango y Cash”), John Badham (“La asesina”), Mel Gibson (“El hombre sin rostro”), Richard Donner (“Maverick”) y Rob Zombie (“Los renegados del diablo”).


Sin embargo, el medio que le permitiría acumular tantos trabajos por año fue la televisión, donde intervino en series como “Bonanza”, “Misión Imposible”, “Kung Fu”, “Los hombres de Harrelson”, “Starsky & Hutch”, “Salem’s Lot”, “Flo”, “La casa de la pradera”, “Falcon Crest”, “Autopista hacia el cielo”, “El Equipo A”, “Magnum”, “MacGyver”, “Cuentos asombrosos”, “Se ha escrito un crimen”, “Expediente X”, “Ley y Orden”, “Me llamo Earl” o “House”, entre otras.

Miembro de la iglesia de la Cienciología desde 2005, Geoffrey Lewis llevaba desde hacía una década encadenando filmes de más bien baja calidad, y su trabajo más notable en este periodo se produjo en la pequeña pantalla. Tras tres años sin trabajar, el actor se encontraba filmando otro film menor, “High and Outside”, cuyo estreno estaba previsto para mayo del año que viene. Un intérprete incansable. Descanse en paz.

lunes, 6 de abril de 2015

EN PAZ DESCANSE... Tom Towles (1950-2015)

Quizá su nombre no le sonará a muchos, pero la cara de Tom Towles era de sobra conocida para los grandes amantes del género de terror, el thriller y la ciencia-ficción. Un ilustre secundario de lujo que antes de interesarse por el mundo de la interpretación sirvió como marine estadounidense. Tras esto, con 25 años, tuvo una participación sin acreditar en la mítica “Tarde de perros”, de Sidney Lumet, casi por casualidad.

No fue hasta una década después cuando volvería a participar en un film, en la olvidable “Pink Nights”, y fue al año siguiente cuando ganaría notoriedad gracias al clásico del subgénero de psycho killers “Henry, retrato de un asesino”, por el que fue nominado al Independent Spirit Award. Sin embargo, el film que le lanzaría al estrellato para los fans del terror fue el del despreciable Harry Cooper de “La noche de los muertos vivientes”, el fantástico remake de Tom Savini del clásico de Romero. Tras este trabajo llegarían “El péndulo de la muerte”, “Fortaleza infernal”, “La chica del gángster”, “La Roca”, “Doctor Dolittle” y “Corrupción en Miami”.


Se convirtió en un actor fetiche de Rob Zombie, con quien trabajó en  “La casa de los 1000 cadáveres”, “Los renegados del diablo”, “Halloween. El origen” y el segmento “Werewolf Women of the SS”, uno de esos falsos tráilers que acompañaron a la sesión doble “Grindhouse” de Tarantino y Rodríguez. También se hizo un hueco en la pequeña pantalla, en series como “Star Trek: Espacio profundo 9”, “Seinfeld”, “Policías de Nueva York”, “La ley de Los Ángeles”, “Urgencias”, “Firefly”, “C.S.I.” y “Malcolm”.

El intérprete llevaba desde 2008 inactivo, y fallecía ayer día 5 de abril a la edad de 65 años, por causas aún no esclarecidas. Su amigo Rob Zombie informaba así de la noticia en su página de Facebook: "Me acaban de decir que nuestro amigo Tom Towles ha muerto. Era un gran tipo y estoy muy agradecido del trabajo que hicimos juntos en varias ocasiones. Se le echará mucho de menos". Mejores palabras imposibles para despedir a este icono del terror. Descanse en paz.

viernes, 3 de abril de 2015

EN PAZ DESCANSE... Manoel de Oliveira (1908-2015)

Decía Manoel de Oliveira que el día que dejase de rodar, estaría muerto. Y así ha sido. El maestro luso llevaba desde 2012 sin estrenar un solo film, pero eso no le impedía aparecer en los medios internacionales y rodar algún que otro cortometraje –dos el año pasado, por ejemplo-, dejando huella allá por donde pasaba por su ironía y su vitalidad, unas ansias de vivir que le han llevado a vivir 106 años.

El cine de Oliveira no era para todos los públicos. Era un cine para grandes festivales, para audiencias minoritarias, y era alabado allá por donde se exhibía. En Berlín, en Cannes, en Venecia y Sitges, en los Globos de Oro de su país o en los Premios del Cine Europeo. En todos ellos cosechó elogios y galardones.

Más de 80 años dedicados a la profesión, que comenzaron ante la cámara como extra, y dieron paso a propuestas de corte teatral, de diálogos extensos y trabajados, y a trabajos en el terreno del documental. Hasta 1975, cuando ya se consagra con “Benilde ou a Virgem Mãe”, y a partir de entonces regaló al séptimo arte más de una treintena de obras. “Francisca”, “A Divina Comédia”, “No, o la vana gloria de mandar”, “Os Canibais”, “El valle de Abraham”, “O Convento”, “Viaje al principio del mundo”, “Inquietud”, “Palabra y utopía”, “El principio de la incertidumbre” o “Una película hablada” son algunos ejemplos de sus filmes más ilustres.

Actor, escritor, cineasta incansable. Un poeta del cine al que no podemos decir adiós con amargura. Porque cada minuto de su vida lo afrontó con optimismo, hasta el último momento en público. Porque no siempre despedimos a una celebridad que alcanzó los 106 años de vida con fuerza. Más de 60 títulos le respaldan. Y una carrera que para un artista centenario como él equivale a 30 años intensivos de muchos directores. Descanse en paz, maestro.

miércoles, 25 de marzo de 2015

EN PAZ DESCANSE... Pedro Reyes (1961-2015)

Su carrera comenzó junto a Pablo Carbonell a finales de los años 70, cuando formó el grupo de teatro Centuria, con quien además formaría el dúo Pedro y Pablo, recorriendo España y pasando la gorra en lugares como el Parque del Retiro, en Madrid. Y juntos comenzaron también en la televisión, cuando Rosana Torres les brindó la posibilidad de asaltar la pequeña pantalla en “El carro de la farsa”.

A partir de ahí todo fue cuesta arriba. Le vimos en cine, en filmes como “Sé infiel y no mires con quién”, su debut en la pantalla grande en 1985, “El año de las luces”, las dos entregas cinematográficas de “Makinavaja”, “¡Ja me maaten…!”, “Atún y chocolate”, a las órdenes de su amigo Pablo Carbonell, “Campamento Flippy” o “La curva de la felicidad”. También en televisión, formando parte del elenco de la mítica “La bola de cristal”, que duró cuatro años en antena desde 1984, “No te rías que es peor”, donde su cara se hizo famosa para toda una nueva generación, “Uno para todas”, “Abierto 24 horas”, “Manos a la obra”, “Los hombres de Paco”, “Homo Zapping” o recuperando su papel de El Pirata para la adaptación televisiva de “Makinavaja”. En todos ellos demostró su buena mano para la comedia.

Y por supuesto, nunca dejó los escenarios. Actualmente se encontraba participando en la obra Taxi, junto a los cómicos Felisuco y Josema Yuste. Nacido en Marruecos en 1961, Pedro Reyes nos dejaba hoy a los 53 años, al parecer a causa de un infarto, algo que confirmará su autopsia. Su amigo Pablo Carbonell se despedía de esta manera en Twitter.



Pero sin duda, la mejor manera de homenajearle es viendo parte de su trabajo, ya sea sobre las tablas o ante la cámara. Un gran cómico y mejor amigo, como le describen los que le conocían. Descanse en paz, maestro.







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