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viernes, 10 de noviembre de 2017

LA CRÍTICA. Revenge

En un bucle infernal
Resulta cuanto menos curioso que, en la última edición del Nocturna, se acompañara la proyección de “Revenge” con la del cortometraje “I´m the Doorway”, basado en un relato de Stephen King. La pieza de Robin Kasparik narra la pesadilla de un hombre sumido en su propia paranoia, que no deja de vivir, en primera persona, en sus propias carnes, una situación que, a pesar de sus variantes, se repite una y otra vez.

Y resulta curioso porque sendos trabajos podrían pertenecer a la misma sesión doble. Ambos tienen algo en común: el bucle como eje central de la narración, como piedra angular de su estructura, historia e intenciones. De hecho, hay una larga escena que ejemplifica perfectamente cuál es el espíritu de la película de Coralie Fargeat, aquélla en la que víctima y verdugo se persiguen, intercambiando constantemente los roles, alrededor de un pasillo en círculo.

Todo en ella se repite, todo suena a ya visto. No es sólo que lo que ofrezca “Revenge” sea un rape and revenge de manual, repleto de tópicos mil veces vistos y explotados con mayor sabiduría en otras cintas del mismo subgénero -¿alguien recuerda una tal “I Spit On Your Grave”?-, es que en sí misma es una cinta que se repite sin cesar. No es más que un juego del gato y el ratón extenuante, que alarga sus escenas hasta el hartazgo, y que podría haberse contado perfectamente con la mitad de su metraje.


Es decir, da la sensación de no avanzar, de estancarse continuamente y demorar el encuentro de la heroína con sus perseguidores. Como ejemplo, esa otra escena que repite el sueño dentro del sueño una y otra vez, como si no hubiera sido suficiente con una sola. Es como si a su realizadora no se le hubiera ocurrido otra manera de rellenar metraje que tirar de los mismos recursos reiteradamente. El resultado es una propuesta que se fagocita a sí misma, que se muerde la cola continuamente y avanza en círculos, repleta además de incongruencias de guión –la protagonista avanzará a pie y herida más rápido que sus perseguidores, a conveniencia del guión- que podrían haberse perdonado de haber ofrecido algo de diversión. Pero ni eso. Entretenimiento nulo, solamente ganas de estar en casa con el mando a distancia en la mano.


No todo en ella es malo, ojo. A destacar la enérgica dirección, la fotografía y un reparto solvente, encabezado por una Matilda Lutz que supone lo mejor del conjunto. Lo mejor, aunque no memorable. No si se compara con otras guerreras del subgénero. Porque nada, ni siquiera su nada disimulado y distorsionado mensaje feminista, puede prevalecer cuando no haces más que moverte dentro de un bucle infernal.

A favor: su protagonista
En contra: que se mueve en bucle y no avanza, y no ofrece nada nuevo

Calificación *
No pierda el tiempo

viernes, 23 de septiembre de 2016

LA CRÍTICA. 31

The Show Must Go On
Rob Zombie parecía tener algo que aportar al séptimo arte. Lo hizo, en cierta medida, con sus dos primeros trabajos, con ese grotesco tren de la bruja que suponía su particular homenaje a “La casa de los horrores” y a todas las criaturas surgidas en la revista Fangoria y en la serie B más freak, y sobre todo con la que sigue siendo su mejor obra, esa polvorienta y sangrienta road movie de inconfundible aroma al cine de Penn y Peckinpah. Luego vinieron sus ensimismadas y sacrílegas entregas de “Halloween”, y ese resurgir de sus cenizas en forma de hipnótica horror movie setentera polanskiana que fue “Lords of Salem”.

Visto su nuevo trabajo, parece que Zombie no tiene ya nada que aportar al cine. Sí, sigue poseyendo una potencia visual a medio camino entre el videoclip y el cine sucio y duro de los años 70, al que continúa rindiendo homenaje en forma de slasher a lo “Matanza de Texas”, y un gusto envidiable por la música y el montaje audiovisual.

Pero no deja de sonar a ya visto. Porque “31” es un mejunje de sus dos primeros trabajos, un juego menos macabro de lo que quiere hacernos ver, pese a las ingentes cantidades de hemoglobina y salvajismo que atesora durante su metraje, simplemente porque ya lo conocemos. Un grupo de personajes, bastante despreciables en conjunto, que tienen la mala suerte de convertirse en el objetivo de una panda de psicópatas de lo más estrafalarios –mención especial para Doom-Head y para el enano nazi-. El objetivo, sobrevivir a 12 horas de caza. Son ellos o sus oponentes. Así de simple y manido.


Y sin embargo, pese a tirar de un material ya visitado con anterioridad y a la sobreactuación de más de un actor –que alguien le diga que su mujer no sabe actuar, por favor-, “31” no deja de ser un divertimento de lo más delicioso y recomendable para los amantes del género en general y de Zombie en particular. El cineasta se muestra a sí mismo como un niño travieso al que le gusta jugar haciendo sufrir a sus personajes. No innova, no reinventa, sólo se divierte machacando cabezas. Sin mayor ambición que esa. Y ya sólo por eso, por el buen rato que puede hacer pasar a sus acólitos, bien merece este teatro de los horrores el pago de una entrada. Sólo esperemos que en el futuro arriesgue más y nos ofrezca algo nuevo. Por ahora, a sentarnos cómodos y dejar que nos salpique la sangre. The Show Must Go On.


A favor: el viaje por el tren de la bruja que nos propone puede entretener a los seguidores de Zombie; Doom-Head y el enano nazi
En contra: que todo suene a ya visto

Calificación ***
Merece la pena 

viernes, 20 de mayo de 2016

LA CRÍTICA. Bunny, la cosa asesina

A carcajada limpia
Hay películas tan malas que acaban resultando buenas. Quizá no en el sentido más estrictamente cinematográfico, pero sí en uno aún más importante para quien esto escribe: el del disfrute. Porque ya puedes ser un perfecto ejemplo de cine mal hecho adrede, que si consigues que el espectador se divierta y goce, ya tienes muchos puntos a tu favor.

“Bunny, la cosa asesina”, es una de esas películas. Todo en ella es bizarro, huele a película de mala calidad a la legua. La banda sonora, la fotografía, los efectos artesanales vs los digitales –aunque el nivel de estos es bastante decente para un producto de estas características-, el nefasto guión, los diálogos sin sentido, las interpretaciones… Hasta el doblaje que le han plantado en España ayuda a que sea peor de lo que ya es.

Ya desde su propio título, desde su premisa argumental, deja bien claras sus intenciones. Porque no puede tomarse en serio, ni debe hacerse, la historia de un hombre convertido en una especie de conejo con ansias de penetrar todo aquello que recuerde vagamente a los genitales femeninos con su enorme pene de plástico. Y no se toma nada en serio a sí misma. “Bunny, la cosa asesina” no es más que un feliz delirio de ochenta minutos de duración en el que todo está permitido con tal de arrancar una carcajada al espectador, que no cesa ni en sus hilarantes y animados créditos iniciales. Es un film mal hecho adrede, a conciencia, a sabiendas de que la verá y disfrutará un determinado tipo de público.


No es, ni mucho menos, una obra cumbre dentro del subgénero, por llamarlo de alguna manera, de malas películas. Para eso, para poder formar parte del Olimpo al que entraron por derecho propio Sam Raimi, Peter Jackson, Brian Yuzna o Stuart Gordon, le falta unos cuantos años. Pero tiene todas las papeletas para lograrlo.


La cinta del finés Joonas Makkonen realiza, además, un divertido homenaje a toda esa serie Z de videoclub ochentera. Una propuesta que insulta y desprecia, y a la vez venera, a todo el género, y que no debe recomendarse a todo tipo de público. Solamente encantará a todos aquellos que vayan buscando pasar un rato entre risas. Sin más pretensiones. Una peli de festival, de esas para ver rodeado de amigos y de gente gritando y riendo a rabiar. De esas veces que agradeces que el público no te deje escuchar un film en una sala de cine. Para ver a carcajada limpia.

A favor: que si vas sabiendo lo que verás, lo disfrutas
En contra: acudir a ella pidiendo calidad

Calificación ****
No se la pierda

miércoles, 30 de septiembre de 2015

LA CRÍTICA. A Christmas Horror Story

A esperar al verdadero Krampus
Lo anti navideño parece estar de moda este año, al menos en el género de terror. Y más concretamente el Krampus, la antítesis de Santa Claus, que castiga a los niños malos de la manera más funesta posible. En unos meses llegará un film dedicado al personaje que promete amenizar nuestras vacaciones navideñas con una buena dosis de humor negro y un espíritu  nada propio de estas fechas. O sí, porque no hay nada más típicamente navideño que burlarse de manera macabra de sus tópicos, por eso de remover conciencias y lograr que, al menos una vez al año, seamos mejores personas. Aunque sea a base de amenazas cinematográficas.

Pero antes de que el señor Michael Dougherty nos sirva su ración de siniestros polvorones y nos haga su particular regalo estival, el trío formado por Steven Hoban , Grant Harvey y Brett Sullivan –cada uno de estos dos últimos, casualidades de la vida, responsable de una secuela distinta de “Ginger Snaps”- se adelanta a las fiestas con una antología que nos remite irremediablemente a esa gran joya de culto con la que Dougherty se dio a conocer en 2007, “Truco o trato”. Si ésta combinaba de manera soberbia y canalla brujas, hombres lobo, vampiros, fantasmas y demás productos típicos de Halloween, “A Christmas Horror Story” hace lo propio con elfos malignos, alumbramientos marianos, milagros divinos, cenas familiares incómodas, los dichosos villancicos y demás folklore propio de la Navidad, una época de amor y paz que estos señores se proponen despedazar vilmente.


Pero más allá de tratarse de una antología de terror y de la temática, no hay mayor correlación entre la que nos ocupa y “Truco o trato”. De hecho, es justo lo opuesto a esta. Mala realización, malos efectos especiales –tanto los digitales como los artesanales, salvándose justamente el Krampus-, mala fotografía, pésimas actuaciones –a pesar de contar con William Shatner, cuya presencia no pasa de la mera anécdota-, nada de humor negro y una serie de historias cruzadas a las que les falta garra y mala leche. Lo habitual en este tipo de antologías es que unas tramas compensen a las otras. Aquí eso no ocurre, el montaje paralelo de los relatos es ilógico y trata de dinamizar la película, pero lo que consigue es aburrir, pues la acción tarda una hora en despegar. Solamente la historia de Santa Claus y los elfos merece la pena por su planteamiento, desarrollo y desenlace, pero sin pasar aún así del aprobado raspado. Incluso su resolución es previsible si se está atento a cierta pista suelta que sus responsables dejan diseminada de manera más que evidente.


Y es una lástima, porque había material para hacer un film, cuanto menos, entretenido. Lo que queda en “A Christmas Horror Story” es un telefilm de baja categoría, sin alma ni arrojo, que ni siquiera es capaz de abrazar la serie B más enfermiza. No sirve ni para apaciguar la espera de la que sí promete ser la cinta más anti navideña del año. Habrá que esperar al verdadero Krampus. Dougherty, eres nuestra salvación.

A favor: la historia de Santa Claus y los elfos
En contra: todo lo demás 
Calificación *
                                                                                          Ni se moleste

sábado, 26 de septiembre de 2015

LA CRÍTICA. Last Shift

La comisaría de los horrores
Cabe preguntarse a veces si existe una mano negra en esto del panorama cinematográfico mundial que dicta qué filmes deben alcanzar el éxito y cuáles deben acabar relegados al ostracismo, para luego ser reivindicados como piezas de gran valía para este noble séptimo arte. Y tras visionar “Last Shift”, la cuestión revolotea por la cabeza de quien esto escribe de manera persistente. Porque es carne de festivales, pero ha pasado prácticamente desapercibida, mientras otras obras menores han rozado la fama y el estrellato.

Lo nuevo de Anthony DiBlasi –responsable de la recomendable “Dread”- viene a ser una especie de actualización de la casa del terror de toda la vida, pero enmarcando la acción en el lugar que supuestamente vela por nuestra seguridad ciudadana, una comisaría. Demuestra así que cualquier escenario es idóneo para mezclar apariciones fantasmagóricas, sectas masonianas, siniestras llamadas nocturnas y un descenso a los infiernos de la locura que confunde realidad y delirio, haciendo que el espectador se pregunte qué es real y qué no.


“Last shift” no deja de ser una colección de tópicos del terror y lugares y situaciones ya vistas una y mil veces en el género. Se puede intuir cierto halo a “La mujer de negro” en su concepción del género como un tren de la bruja con un único pasajero a bordo, y algún que otro paralelismo entre esas figuras femeninas fantasmales atormentadas del cine de terror japonés, o más concretamente de la prodigiosa “Martyrs”. En este sentido, se la puede acusar de ser efectista y hasta cierto punto previsible, pero todos los tópicos que atesora están manejados con eficiencia y su director sabe generar la tensión suficiente para que el conjunto no decaiga en ningún momento pese a repetir la misma fórmula constantemente y tardar bastante en entrar en materia. Es un producto que va de menos a más, y que atrapa desde el primer minuto pese a que su premisa pueda estar cogida con pinzas y no da para un largo de ochenta minutos.


Pero lo más importante de ella es que, vista en el silencio y la oscuridad de la noche, en las condiciones adecuadas, es un efectivo ejercicio de género que mete el miedo en el cuerpo, y además de verdad, de ése que perdura una vez llegan los créditos finales. Lo demás lo pone una realización de lo más solvente pese a la precariedad de medios, y una actriz protagonista, Juliana Harkavy, que además de su extraordinaria belleza soporta con convicción el rol de agente de policía novata que afrontará este último turno de noche en la comisaría de los horrores. Quizá no pase a la posteridad, y puede que le falte algo de arrojo en la presentación y desarrollo de la historia, manteniendo en todo momento un tono que no llega nunca a desmadrarse, pero estamos igualmente ante una película que es de lo más destacable que el género nos ha regalado este año, mucho mejor que algunas producciones modestas hollywoodienses hechas para arrastrar a las masas imberbes a las salas en tropel. Y sí, Jason Blum, esto va por ti.

A favor: Juliana Harkavy, y que mete el miedo en el cuerpo
En contra: su colección de tópicos y lugares comunes, manejados, eso sí, con eficiencia, y que haya pasado tan desapercibida

Calificación ***
                                                                                Merece la pena

lunes, 21 de septiembre de 2015

LA CRÍTICA. Aux yeux des vivants

Naíf Nouvelle Horreur Vague
El cine de Alexandre Bustillo y Julien Maury encierra una mecánica simple que funciona especialmente dentro de aquellos círculos que les encumbraron demasiado pronto con su primera y violenta película: o lo tomas o lo dejas, o te lo crees y lo aceptas o estás fuera. Ha sido así desde sus inicios, desde aquella “À l’intérieur” que ya mostraba algunas de las debilidades de lo que sería posteriormente su cine. Es decir, una premisa que debes tragarte sin rechistar si quieres seguir disfrutando de la propuesta, agujeros de guión a mansalva, y cierta desidia en el desarrollo y la confección de personajes que hace difícil que simpatices con ellos y lo que les pase.

Todas estas particularidades se encuentran potenciadas en “Aux yeux des vivants”. Interpretaciones no demasiado sobresalientes, que no horribles, poca empatía hacia sus personajes, una historia que va avanzando a trompicones, repleta de diálogos bastante endebles y pasajes incoherentes, y una premisa argumental mal desarrollada y rematada. Al menos su debut en el largometraje contenía la suficiente dosis de salvajismo visual y tensión como para que todas sus costuras quedasen mejor disimuladas. Aquí, solamente la escena inicial, donde los realizadores parecen homenajearse a sí mismos a través de la presencia de la excelente Béatrice Dalle, y la figura del villano de la función –eso sí, su historia también está desaprovechada- recogen toda la esencia de estos enfants terribles del cine galo a los que no ha tardado mucho en vérseles el cartón.


Lo demás va en picado conforme avanza el metraje, y recoge un estilo mucho más comedido que el de sus anteriores filmes. Será por ese homenaje al cine juvenil que ambos dicen haber buscado con la película, que hace que algunas escenas de asesinato estén cortadas y suavizadas y la dosis de hemoglobina sea menos letal de lo habitual. Durante sus ochenta minutos de duración puede desprenderse cierto aroma al grupo de amigos de “Cuenta conmigo”, cierto recuerdo a las bicis de “E.T.”, e incluso podría pensarse en cierto paralelismo entre el Sloth de “Los Goonies” y el asesino de la cinta. Pero la domesticación de las ansias gore de sus responsables y el extremismo de la Nouvelle Horreur Vague no acaban de encajar del todo con ese cine familiar al que pretenden reverenciar.


Lo que queda es un film irregular, donde Bustillo y Maury juegan a desmontar y distorsionar la unidad familiar. Una visión siniestra del cine con el que toda una generación creció, servido en bandeja naíf para otro espectro fan poco exigente, que sigue pensando que estos dos señores merecen todas las alabanzas posibles, pero cuya última obra es la prueba que necesitamos los demás para corroborar que están excesivamente sobrevalorados.

A favor: el inicio, y la figura del asesino
En contra: la mala unión entre cine ochentero y terror extremo francés, y que se le ven las costuras a muchos niveles, especialmente al guión

Calificación *1/2
                                                                                         No merece mucho la pena

jueves, 10 de septiembre de 2015

EL CORTO CINÉFAGO. Teaser poster de "You're Gonna Die Tonight", el nuevo corto de Sergio Morcillo

Vuelve un habitual de este blog. Sergio Morcillo, director de los sensacionales cortos “Tus gritos me dan risa” y “Metamorphose”, entre otros, tiene nuevo proyecto, apadrinado en esta ocasión por Miguel Ángel Vivas, responsable de la colosal “Secuestrados” y de la reciente “Extinction”. Su título es “You’re Gonna Die Tonight”, y parte de la historia de una mujer que mientras disfruta del placer de un baño caliente, y de su propio cuerpo, recibe una llamada de un desconocido. La peor noche de su vida acaba de empezar con tan solo unas pocas palabras: “Vas a morir esta noche”. Un trabajo que promete emociones fuertes y que supondrá una vuelta de tuerca al slasher convencional con toda la esencia del erotismo de los giallos de los 70. Escribe Álvaro Fuentes a partir de una idea original del propio cineasta e Ismael de las Heras. Por ahora sólo tenemos el primer teaser poster, pero pronto tendremos más sobre este nuevo trabajo.

viernes, 28 de agosto de 2015

AVANCES. Tráiler de "Baskin". Los 90 segundos más perturbadores del año

Posiblemente, los 90 segundos más perturbadores que se han podido ver en lo que llevamos de año. Así podría definirse este avance de “Baskin”, el debut de Can Evrenol en el cine, como lo más desquiciante, loco y sanguinolento que nuestros ojos hayan podido vislumbrar. Una producción de origen turco que relata la irrupción a través de las puertas del Infierno en la Tierra de un grupo de policías cuando se topan con una misa negra en un edificio abandonado. Pura casquería, horror y sangre en este primer tráiler, destinado al Festival de Toronto, donde la cinta tendrá su estreno en unos días. Vía Deadline.

viernes, 14 de agosto de 2015

EL CORTO CINÉFAGO. "I'll See You In My Dreams", de Miguel Ángel Vivas

Hoy llega a las salas españolas la nueva cinta de Miguel Ángel Vivas, “Extinction”, una ambiciosa producción de zombis con un reparto internacional encabezado por Matthew Fox y Jeffrey Donovan. Pero no es la primera vez que el cineasta juguetea con el género zombi, si bien podrían ser demonios los protagonistas de su corto. En 2003, un año después de su debut en la realización con “Reflejos”, Vivas presentaba “I’ll See You In My Dreams”, un estupendo cortometraje portugués en el que el director hace no pocas referencias al cine de terror italiano, con Lucio Fulci a la cabeza, al terror de Romero e incluso al Sam Raimi de “Evil Dead”. Una maravilla de veinte minutos de duración que cosechó multitud de premios en su país de origen, así como en el Fantasporto y el Festival de Badajoz. Y además, recoge el buen pulso de este señor tras la cámara, que luego quedaría patente en la que sigue siendo su obra cumbre, “Secuestrados”.




jueves, 16 de julio de 2015

AVANCES. Tráiler de "Tales of Halloween", la antología de terror del año

Cada año debería estrenarse en salas alguna antología de terror por Halloween. Yo particularmente sigo esperando la secuela de "Truco o trato". Este año, por lo menos, recibiremos la llegada de “Tales of Halloween”, un film que verá la luz de forma limitada en Estados Unidos el 16 de octubre y que pretende ser la antología del año. Diez historias, todas ellas repletas de criaturas muy propias de la festividad, cada una obra de un director diferente. Entre ellos Darren Lynn Bousman (“Saw II” y sus dos secuelas posteriores), Lucky McKee (“May”, “The woman”, “All Cheerleaders Die”) y Neil Marshall (“Dog Soldiers”, “The Descent”). Y ante la cámara todo un carrusel de habituales del género como Greg Grunberg, Lin Shaye, Pollyanna McIntosh, Pat Healy, Barbara Crampton, Alex Essoe, Robert Rusler o el recientemente fallecido Ben Woolf, así como cameos de Joe Dante, Mick Garris, John Landis, Barry Bostwick, Stuart Gordon o John Savage, entre otros. Todo un placer para amantes del género cuyo tráiler, visto en la Comic Con, deja con ganas de más.

viernes, 26 de junio de 2015

AVANCES. Nuevo tráiler de "The Green Inferno", de Eli Roth

Ahora que tiene fecha definitiva de estreno en Estados Unidos –el 25 de septiembre-, tras dos años en un limbo distributivo, tenemos nuevo tráiler de “The Green Inferno”, el nuevo survival de terror de Eli Roth. Un avance muy distinto al que pudimos ver hace un año, el cual también dejamos a continuación. La sinopsis, bien sencilla pero prometedora en las manos de este enfant terrible del género: un grupo de ecologistas viaja hasta Perú para proteger una zona de la deforestación y así poder salvar a una tribu local. Lo que empieza siendo un viaje normal al corazón de la selva acabará convirtiéndose en una pesadilla. 


Primer tráiler

martes, 9 de junio de 2015

LA CRÍTICA. We Are Still Here

Aquella casa al lado de…
Parece que el cine de terror contemporáneo necesita mirar hacia el pasado para encontrar esa vuelta de tuerca que haga a un producto fresco y original, dentro de un género en el que ya es muy difícil innovar. Propuestas recientes como “Babadook”, “It Follows” y, por supuesto, “The conjuring” y cualquiera de las dos “Insidious” de James Wan, no suponen más que un refrito de referentes de lo más acertado, pero que apostillan que el terror como fuente de innovación prácticamente ha fallecido.

“We Are Still Here” viene a ser otro ejemplo más de que estamos condenados a mirar hacia supuestos tiempos mejores si queremos disfrutar de algo mínimamente inédito en apariencia, pero bien nutrido de décadas de vida del fantástico. En este caso, los ingredientes son bien conocidos. Una casa apartada con una siniestra historia a sus espaldas. Unos nuevos inquilinos ajenos a que son observados por entes del más allá. Y un sótano que guarda macabros secretos. Es decir, la premisa original de “Aquella casa al lado del cementerio”, del maestro Fulci, de “Terror en Amityville”, del indomable Stuart Rosenberg, o de la reivindicable “Pesadilla diabólica”, de Dan Curtis.


En su debut tras la cámara, el actor y productor de segunda fila, Ted Geoghegan, consigue un solvente dominio de la puesta en escena y la atmósfera, manejando prácticamente en todo momento la cámara como si fuera los ojos de los que acechan a ese matrimonio que huye de un pasado traumático, y desprendiendo en sus imágenes puro aroma retro. Y aunque consigue momentos realmente escalofriantes, como todos aquellos que transcurren en el sótano, la cinta tarda demasiado en arrancar, da demasiadas vueltas al punto de partida sin avanzar. El guión, algo previsible, suscita alguna que otra duda, aunque los créditos finales tratan de arrojar algo de luz sobre el pasado de la casa y de resolver más de una incógnita. Además, las interpretaciones no son una maravilla, y son sobre todo secundarios como Larry Fessenden los que, aunque sobreactuados, consiguen insuflar algo de vida y carisma a sus personajes, algo que no logra su protagonista, Barbara Crampton, todo un icono del fantástico ("Re-Animator", "You're Next").


Y sin embargo, “We Are Still Here” no deja de ser recomendable para todos aquellos amantes del terror. No sólo por sus referencias, que harán las delicias de los fans del género, sino porque todo su arco inicial es una preparación para el festín gore que acontece durante sus últimos veinte minutos, y que elevan el film a otro nivel. Quizá no al nivel de las muchas películas que homenajea, y ni siquiera a ese cine “transgresor” que toda una nueva hornada de realizadores logra a base de resucitar viejas tendencias. Pero sí que es muy superior a otras muchas propuestas que llegan a nuestras pantallas, y que consiguen una mejor difusión.

A favor: las referencias, la dirección y los últimos veinte minutos
En contra: las interpretaciones no son una maravilla, y le cuesta bastante arrancar

Calificación **
                                                                              Se deja ver

viernes, 29 de mayo de 2015

AVANCES. Teaser de "Ash vs. Evil Dead". Groovy!

Es poco, pero deja con ganas de más. Starz lanza el primer teaser de “Ash vs. Evil Dead”, la serie que recupera a Bruce Campbell como el mítico personaje creado por Sam Raimi, quien también produce el show junto al actor y el otro creador de la saga original, Bruce Tapert, y que sigue al protagonista 30 años después de “Evil Dead” de nuevo luchando contra seres demoniacos. Lucy Lawless hará su aparición en la serie, que constará de diez episodios y que llegará este otoño a la pequeña pantalla.

domingo, 24 de mayo de 2015

LA CRÍTICA. The Human Centipede III (Final Sequence)

El excremento cinematográfico
“The Human Centipede II (Full Sequence)” partía de una idea bastante interesante. Su repulsivo protagonista vivía obsesionado con la primera entrega, con construir su propio ciempiés humano que mitigase un trauma infantil repleto de abusos paternos y malos tratos. Este ejercicio de cine dentro del cine permitía a su director dar una nueva vuelta de tuerca a su propia criatura, permitiéndose el lujo de volver a ajusticiar a algunas de las víctimas de su predecesora, y convirtiendo el juego psicológico de esta –en realidad no había imágenes fuertes, era la perversa mente del espectador la que rellenaba los huecos- en un gráfico experimento fílmico donde el blanco y negro no evitaba que el color de las heces salpicasen a la cámara, y de paso al público.

Esta nueva entrega lleva el concepto de metacine mucho más allá. Tom Six cuestiona los ridículos e inverosímiles fundamentos de la franquicia y se mofa con descaro de su propia condición de cine de culto y del daño que según muchos puede ocasionar un tipo de cine que debería estar prohibido, pero sin dejar de reverenciarlo como serie B chusca que no se toma en serio a sí misma. Porque al fin y al cabo, tiene su público. Y esto es lo más destacable de “The Human Centipede III (Final Sequence)”, el giro hacia la autoparodia que Six le imprime al conjunto. Se permite hasta el lujo de incluirse a sí mismo en el producto como juego autorreferencial, y de autoproclamarse como la solución a los problemas del sistema penitenciario y al elevado índice de criminalidad de una nación tan pasada de rosca como la norteamericana, de la cual se convierte en un buen espejo en el que debería mirarse de vez en cuando.


Con respecto a lo demás, lo mismo de siempre. Es decir, un sin sentido de diálogos absurdos, en este caso tan extensos que hacen que a la cinta le sobren fácilmente cuarenta minutos, agujeros de guión a mansalva, y un aura de repulsión rodeando al conjunto, ya sea desde sus personajes –una mezcla de las dos mentes enfermas de los protagonistas de sus predecesoras, encarnadas de manera deliberada y exageradamente sobreactuada por los mismos actores- o desde la atmósfera malsana y asquerosa de la que Six hace siempre gala. Pero todo llevado al límite del cine zafio.


Y, cómo no, pura provocación. Porque aunque no resulte tan gráfica como la segunda, a excepción de cierta escena de castración, tiene ocurrencias atrevidas sobre la cincurcisión y la violación femeninas como potentes afrodisiacos que presuntamente deben tener gracia, pero que no la tienen. Es decir, nada que sus fans no esperen ver en ella, pero tan extremo en todo que hasta a ellos pueden sentirse defraudados. Para los que no, para los amantes de la mierda hecha cine, va dirigido este excremento cinematográfico, ni más ni menos. Los que apuesten por la dignidad humana, por favor, mejor que se abstengan, antes de descubrir el nuevo monstruo de Tom Six, la oruga humana. Nos está avisando. Éste no será el acto final de su macabra obra. Y yo aviso, es la peor de las tres. Ustedes mismos.

A favor: el giro hacia la autoparodia consciente
En contra: que no deja de ser una mierda para un público específico

Calificación Doble: *
 (Ni se moleste, huya de ella)
****
(No se la pierda si es fan de la mierda hecha cine)

lunes, 18 de mayo de 2015

AVANCES. Tráiler de "Howl". No subas a este tren...

Paul Hyett es un reputadísimo especialista en efectos especiales y maquillaje, que ha dejado su impronta en cintas como “The Descent”, “Eden Lake” o “La mujer de negro”. 2015 será el año en que presente dos de sus próximos filmes como director tras debutar en 2012 con “The Seasoning House”. Uno de ellos será en la coral “Its Walls Were Blood”, y la otra es eta “Howl” de la que nos llega el primer tráiler. Y además, donde se nota que es un mago en esto de los efectos, pues las criaturas que aquí se ven son totalmente artesanales. El film llega este año al Reino Unido, y en ella un grupo de personas se quedarán tiradas en medio de la nada a bordo de un tren que será asediado por una horda de hombres lobo. Mucho humor negro, vísceras y movimiento para este primer avance. Pintaza. Vía El Séptimo Arte.



Howl - Trailer VO por elseptimoarte

viernes, 15 de mayo de 2015

AVANCES. Tráiler crowfunding de "Sky Sharks". Abróchense los cinturones

Cuando te enteras de que se está gestando algo como “Sky Sharks”, no puedes evitar pensar dos cosas. Una, que en el cine no está todo visto. Y dos, que esto tienes que verlo a toda costa. El alemán Marc Fehse ha tenido una idea loca, muy loca, de esas que pueden llegar a convertirse en pieza de culto. El régimen nazi ha despertado en nuestros días, y nos ha traído a una horda de zombis nazis que montan a lomos de tiburones mutantes que pueden volar. Por si fuera poco, la única esperanza para la Humanidad reside en un escuadrón de soldados caídos en Vietnam y reanimados por el gobierno estadounidense.


Con muy poco dinero, el cineasta se ha atrevido a rodar un primer avance de cuatro minutos de lo que será su obra, y la verdad es que no tiene mala pinta. Mejor acabado que “Sharknado” tiene, desde luego. ¿Con qué objetivo? Pues atraer a las masas para que donen dinero en Kickstarter y así poder rodar el largo que, en principio, vería la luz en 2017. Y si ha sido capaz de rodar esto con pocos medios, no quiero ni imaginarme lo que será capaz de hacer cuando consiga los 75.000€ que persigue para completar su obra. A continuación, el tráiler, y si quieres convertirte en mecenas, ya sabes lo que debes hacer. Uno de los siguientes suculentos regalos será tuyo si colaboras.



sábado, 9 de mayo de 2015

LA CRÍTICA. Sweet Home

Survival inmobiliario
El fantaterror español sigue en pleno proceso de transformación, algo que no ha dejado de hacer desde su mismo nacimiento. Cineastas como Miguel Ángel Vivas o Alfredo Montero llegan con propuestas enérgicas, angustiosas y que destilan puro amor por el género. Sus monumentales “Secuestrados” o “La cueva” son buena prueba de ello. La ópera prima de Rafa Martínez en la dirección también apunta en esta línea. Pero va más allá, porque consigue devolver a la gloria a Filmax tras el desastre económico –y de calidad para muchos fans- que supuso la última entrega de “[·REC]”. Martínez devuelve a la productora a aquel año 1999, cuando un desconocido Jaume Balagueró debutaba con la soberbia “Los sin nombre”, demostrando que la modestia era un arma más ingeniosa que la grandeza a la hora de concebir y contar una historia.

“Sweet Home”, tras sus créditos retro, comienza como un thriller de asalto a un domicilio típico. De hecho, recuerda a “Panic Room”, de David Fincher, pero llevando la acción a un edificio barcelonés en pleno proceso de desalojo, y ofreciendo la cara más brutal y siniestra de ese mal tan dramático y terrorífico que es el desahucio. Sin embargo, llegado un punto de la narración, ésta pega un giro que la hermana más con la nouvelle horreur vague francesa que con el cine de género patrio. Es entonces cuando se vuelve salvaje, gore, desprejuiciada, cuando Martínez demuestra todo el oficio que emana de su cabeza creadora, cuando el film muestra un pulso que la diferencia de otras propuestas nacionales similares.


Porque si algo destaca de esta película es su dirección. El manejo del espacio, de la cámara, de los recursos cinematográficos y de la atmósfera de los que hace gala “Sweet Home” hacen olvidar que su guión no sea todo lo robusto que podría haber sido, que sus personajes no acaben de transmitir una enorme simpatía al espectador –especialmente él-, que en algún momento se vuelva alto tópica –el verdugo que camina en lugar de correr tras sus víctimas, y aún así las alcanza- y condescendiente hacia el público –al fin y al cabo hay que vender- o que su opción doblada tire un poco para atrás. Da igual, pues la película entretiene, tiene una fuerza arrolladora en cada fotograma y consigue contagiar de pura tensión al espectador.


Pero no es sólo un film para fervientes seguidores del terror entendido como un enorme edificio de tres pisos que funcionan como los niveles de un videojuego, repleto de llaves a encontrar y pasadizos secretos a utilizar para escapar, y donde el humor negro avanza a ritmo de Mocedades. Más que un slasher, este survival inmobiliario está hecho para el público en general, para que pase ochenta minutos pegado a sus butacas. Y esto vuelve a unirla de nuevo a los productos de sus compatriotas, siempre más pendientes de lo que el público quiere ver en el cine antes que de mirarse en sus propios ombligos. Eso y el nacimiento de una nueva heroína española. Aquí no están Manuela Velasco, Marta Castellote ni Manuela Vellés. Lo que tenemos es a una descomunal Ingrid García Jonsson, convertida desde ya en la nueva reina del grito, y en una okupa de armas tomar.

A favor: la dirección, la tensión que transmite, e Ingrid García Jonsson
En contra: algunos tópicos y escollos de guión, y tener que verla doblada

Calificación ****
                                                                         No se la pierda

lunes, 27 de abril de 2015

LA CRÍTICA. Alleluia

Corazones solitarios
Dentro de la Nouvelle Horreur Vague francesa, quizá sea el belga Fabrice du Welz el cineasta más sugerente y visceral de todos los que pueblan esa corriente moderna del terror galo, con cuyos filmes su cine se hermana en esencia más allá de la mera coproducción a las que están sometidos sus trabajos. Su visceralidad se inclina, eso sí, más hacia el lado del terror psicológico cargado de simbolismo y libres interpretaciones que hacia el del género entendido como ese festín de hemoglobina al que son adictos compañeros como Alexandre Aja o Xavier Gens.

Con “Alleluia”, du Welz vuelve a las Ardenas, a ese espacio rural en el que Laurent Lucas sufriera su propio martirio en aquella joya titulada “Calvaire”, y ofrece su segunda parte de una trilogía que comenzó hace ya diez años. Y, además, con ella el director consigue su mejor obra desde entonces, después de un periodo ofreciendo unas pocas películas menores y olvidables.


Vuelve el du Welz más enfermizo, el que acerca las pulsiones humanas a límites grotescos, ofreciendo en este caso una nueva versión –muy libre, eso sí- de “Los asesinatos de la luna de miel”. Compone mediante la historia de estos dos amantes condenados por sus bajas pasiones e instintos malsanos a vivir juntos para siempre, caiga quien caiga por el camino, una radiografía del amor llevado al límite de la locura. Dos personajes que encuentran una media naranja plasmada mediante planos y contraplanos en los que cada uno queda tapado por la figura del otro, soberbiamente interpretados por el propio Lucas, actor fetiche de du Welz, y una Lola Dueñas que absorbe la pantalla con su neurótica y obsesiva interpretación.



“Alleluia” juega a crear repulsión en el espectador mediante su cuidada estética de serie B, que su responsable consigue rodando en 16mm y que acerca al film a ese aroma putrefacto que desprenden obras maestras como “La matanza de Texas” o “Henry, retrato de un asesino”. Y a la vez también le desafía con una escena musical de un humor negro tan desconcertante  como aquel baile de los pueblerinos de “Calvaire”. Todo ello con una realización de primerísimo nivel que demuestra la madurez creativa y profesional del belga.

Por supuesto, no es una cinta para todo tipo de públicos. Porque es provocadora, desagradable e inclasificable. Sin embargo, “Alleluia” es mucho más que todo eso, incluso es más que un retrato de dos corazones luchando contra la soledad. Es, como su propio título indica, una expresión de júbilo. El grito de regocijo de un autor libre, que por fin ha ofrecido la joya que llevaba una década gestando. Si tienen que venir más obras alimenticias para que nos regale algo como esto en el futuro, bienvenidas sean.

A favor: Lola Dueñas, y recuperar al mejor du Welz
En contra: es tan malsana que no es para todo tipo de públicos

Calificación ****
                                                                          No se la pierda
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