Uno
de los actores más grandes que ha dado el cine español en toda su historia. Se
ha ido el crack, el macho ibérico por excelencia, el cómico y actor de raza.
Alfredo Landa nos ha dejado a los 80 años de edad, después de una filmografía
inabarcable en un solo post, compuesta por más de 200 títulos entre cine,
televisión y teatro. Fue en este último medio en el que comenzó, en la
universidad mientras estudiaba derecho, y a finales de los años 50 dio el salto
a los grandes escenarios, para acabar posteriormente haciendo sus pinitos en el
cine como doblador.
No fue hasta 1962
cuando tuvo un papel relevante en el cine de la mano de José María Forqué en
“Atraco a las tres”, dando comienzo así a la primera etapa de su filmografía,
esa en la que alternaba la comedia y el drama cinematográficos de la época y
sus representaciones teatrales. Sin
embargo, fue durante su segunda etapa, iniciada en los 70, cuando cosechó sus
mayores éxitos comerciales, instaurando una corriente denominada landismo, compuesta por poco menos de
medio centenar de títulos en los que encarnó al prototipo de español machista,
chulo y un poco salido. Durante estos años trabajó a las órdenes de José Luis
Sáenz de Heredia (“La verbena de la Paloma”, “Historias de la televisión”),
Luis G. Berlanga (“El verdugo”), Pedro Lazaga (“La ciudad no es para mí”, “¿Qué
hacemos con los hijos?”, “Vente a Alemania, Pepe”), Ramón Fernández (“Cateto a
babor”), Fernando Merino (“No desearás a la mujer del vecino”), Juan de Orduña (“Nobleza baturra”), Mariano
Ozores (“Fin de semana al desnudo”, “Dormir y ligar todo es empezar”, “Tío, ¿de
verdad vienen de París?”) y Fernando Fernán Gómez (“Ninette y un señor de
Murcia”). En esta época llegó a rozar la decena de filmes por año.
El reconocimiento de
toda la profesión le llegó durante su tercera etapa a partir de 1977, durante
la cual interpretó papeles más ricos artísticamente, como los de “La vaquilla”,
“Los santos inocentes”, “El crack”, “El crack II”, “Tata mía”, “El bosque
animado”, “Canción de cuna”, “La marrana” o “El rey del río”, entre otras.
Durante los últimos veinte años, su presencia en la pantalla grande fue
disminuyendo, pero pudo vérsele durante la última década en “La luz
prodigiosa”, “El oro de Moscú” o “Tiovivo c. 1950”, alternando estos trabajos
con apariciones televisivas en series como “Por fin solos” o “Los Serrano”. No
obstante, en 2004 anunciaría su retirada definitiva de la interpretación, si
bien aún le quedaría en 2007 una última aparición en “Luz de Domingo”, de José
Luis Garci.
Ganó en Cannes el
premio a la mejor interpretación, tres Goya, incluyendo uno de honor, un premio
de la Unión de Actores, tres TP de Oro, tres premios del CEC, homenajes en la
Mostra de Valencia y el Festival de Málaga, así como la estrella en el Paseo de
la Fama de Madrid y dos premios en los ACE, en Nueva York.
Un incuestionable
monstruo de la escena española, que nos deja un legado para la historia
irrepetible. Descanse en paz, maestro.
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