sábado, 10 de diciembre de 2016

LA CRÍTICA. Sully

El descanso del cowboy
Se suele usar en esto de la crítica cinematográfica una frase muy recurrente, destinada a aquellas obras cuya duración excede la paciencia humana, pero que no llegan a aburrir del todo. Se dice de ellas que no cansan, sino que descansan, y esto suele aplicarse a su vez a una serie de directores cuya filmografía está repleta de títulos de una duración desmedida, pero que saben mantener el tempo prácticamente hasta que llegan los créditos finales.

Tan manida expresión podría usarse para quien esto escribe cuando se habla de Clint Eastwood. El responsable de joyas como “Los puentes de Madison” o “Mystic River” suele servirnos filmes de una duración excesiva, pero con unos ecos de gran cine que acaban por provocar que, pese a que a algunas les sobre metraje, sigan dando la sensación de que su narrativa se encuentra reposada y sincopada.
Con “Sully”, Eastwood se enfrenta a una rara avis dentro de su dilatada trayectoria. Más allá del IMAX, el primer cambio de tercio que notamos en ella es que apenas alcanza la media hora de duración. Es, de hecho, la más corta de toda su carrera, solamente superada por su debut, la enorme “Escalofrío en la noche”. Y de ella podríamos esperar una película condensada e intensa que sepa comprimir en tan económico metraje toda la fuerza que mostrase antaño.


Desgraciadamente, esto no ocurre. “Sully” es la prueba viviente de que quizá Eastwood debería madurar cada proyecto que coge en sus otroras sabias manos. Le ocurre lo mismo que otra fallida propuesta previa, “American Sniper”. Ambas huelen a panfleto sobre la gloria norteamericana, sin hilar mucho más en la personalidad de un personaje cuya vida, si se excluye el acontecimiento que le hizo famoso, importa más bien un comino. Ya sea desde el guión o la dirección, no hay profundidad en este héroe patrio encarnado con la solvencia habitual de un Tom Hanks que no consigue dejar con el corazón en un puño. A pesar de que trata de dar cierta dimensión a sus personajes siguiendo a determinados pasajeros puntuales y mostrando escasos retazos de la vida del protagonista, la sensación general es que todo ello sobra, que no hay empatía alguna hacia ellos y que las escenas se suceden porque sí. Hasta la inserción de la banda sonora se encuentra fuera de lugar en más de una escena, y los efectos especiales son más bien discutibles, en una película que remite inevitablemente a la reciente, y muy superior, “Flight”, de Robert Zemeckis.


Porque la historia que cuenta “Sully” no da siquiera para hora y media. Y lo peor, en tan poco tiempo consigue llegar a aburrir, y la pregunta que circula por el ambiente al terminar de ver este nuevo trabajo de encargo es si Eastwood no debería meditar sus nuevos proyectos en lugar de dirigir lo primero que le ofrecen, en lugar de poner el piloto automático y ofrecer un desenlace que invita a la burla y la vergüenza ajena. Por ser uno de los grandes de la historia del cine. Por favor, Clint, mereces tomarte el descanso del cowboy.

A favor: Tom Hanks, pero sin destacar
En contra: Clint Eastwood con el piloto automático puesto

Calificación **
Se deja ver

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