Naíf Nouvelle Horreur Vague
El cine de Alexandre
Bustillo y Julien Maury encierra una mecánica simple que funciona especialmente
dentro de aquellos círculos que les encumbraron demasiado pronto con su primera
y violenta película: o lo tomas o lo dejas, o te lo crees y lo aceptas o estás
fuera. Ha sido así desde sus inicios, desde aquella “À l’intérieur” que ya
mostraba algunas de las debilidades de lo que sería posteriormente su cine. Es
decir, una premisa que debes tragarte sin rechistar si quieres seguir
disfrutando de la propuesta, agujeros de guión a mansalva, y cierta desidia en
el desarrollo y la confección de personajes que hace difícil que simpatices con
ellos y lo que les pase.
Todas estas
particularidades se encuentran potenciadas en “Aux yeux des vivants”.
Interpretaciones no demasiado sobresalientes, que no horribles, poca empatía
hacia sus personajes, una historia que va avanzando a trompicones, repleta de
diálogos bastante endebles y pasajes incoherentes, y una premisa argumental mal
desarrollada y rematada. Al menos su debut en el largometraje contenía la
suficiente dosis de salvajismo visual y tensión como para que todas sus
costuras quedasen mejor disimuladas. Aquí, solamente la escena inicial, donde
los realizadores parecen homenajearse a sí mismos a través de la presencia de la
excelente Béatrice Dalle, y la figura del villano de la función –eso sí, su
historia también está desaprovechada- recogen toda la esencia de estos enfants terribles del cine galo a los
que no ha tardado mucho en vérseles el cartón.
Lo demás va en picado
conforme avanza el metraje, y recoge un estilo mucho más comedido que el de sus
anteriores filmes. Será por ese homenaje al cine juvenil que ambos dicen haber
buscado con la película, que hace que algunas escenas de asesinato estén
cortadas y suavizadas y la dosis de hemoglobina sea menos letal de lo habitual.
Durante sus ochenta minutos de duración puede desprenderse cierto aroma al
grupo de amigos de “Cuenta conmigo”, cierto recuerdo a las bicis de “E.T.”, e
incluso podría pensarse en cierto paralelismo entre el Sloth de “Los Goonies” y
el asesino de la cinta. Pero la domesticación de las ansias gore de sus
responsables y el extremismo de la Nouvelle Horreur Vague no acaban de encajar
del todo con ese cine familiar al que pretenden reverenciar.
Lo que queda es un film
irregular, donde Bustillo y Maury juegan a desmontar y distorsionar la unidad
familiar. Una visión siniestra del cine con el que toda una generación creció,
servido en bandeja naíf para otro espectro fan poco exigente, que sigue
pensando que estos dos señores merecen todas las alabanzas posibles, pero cuya
última obra es la prueba que necesitamos los demás para corroborar que están
excesivamente sobrevalorados.
A
favor: el inicio, y la figura del asesino
En
contra: la mala unión entre cine ochentero y terror extremo
francés, y que se le ven las costuras a muchos niveles, especialmente al guión
Calificación *1/2
No merece mucho la pena
No hay comentarios:
Publicar un comentario