Lo
reconozco. Nunca fui un especial fan de Tony Scott. Siempre fui muy crítico con
muchos de sus filmes por su estética videoclipera y su nervioso sentido del
montaje, siempre influenciado por el señor Jerry Bruckheimer. Pero lo curioso
es que, una vez me he enterado de su muerte, que ha pillado a todos por
sorpresa, me ha invadido un extraño sentimiento, como el de una persona a la
que no conocías de nada pero que sentías familiar.
Tony Scott nos ha
dejado a los 68 años de edad, y no precisamente víctima de los achaques de la
edad. El realizador ha saltado desde un puente en California, según informan
varios testigos, y posteriormente se ha encontrado una nota de suicidio en su
coche, aparcado cerca del lugar de los hechos, según ha informado The
Torrance Daily Breeze.
Scott comenzó su
carrera protagonizando el cortometraje de su hermano Ridley, “Boy and Bicycle”,
en 1965, para pasar a la realización a finales de los 60 en televisión y
cortometrajes. Con muy pocos trabajos a sus espaldas, debutó en 1983 con “El
ansia”, duramente atacada por la crítica y el público. Con una amplia
trayectoria en el campo de la publicidad, su gran momento llegaría con su
siguiente largometraje, “Top Gun”, todo un clásico de los 80 que catapultó a la
fama a su protagonista, Tom Cruise. Un arrollador éxito de taquilla que abriría
a Scott las puertas de Hollywood definitivamente, desde entonces de la mano de
su compañero Jerry Burckheimer.
Juntos darían pie a una
serie de títulos, algunos más exitosos que otros, donde el ritmo frenético y la
violencia iban siempre de la mano. Fue autor de la oscura y violenta secuela de
“Superdetective en Hollywood”, del thriller “Venganza (Revenge)”, de la
malograda “Días de tueno”, de nuevo con Cruise, de la ya cinta de culto “El
último boy scout” y de uno de los mejores trabajos de su carrera, “Amor a
quemarropa”, con guión de Quentin Tarantino.
Siempre acompañado de
su eterna gorra roja, seguiría en la dirección con algunas cintas
recomendables, siempre con un marcado aroma a videoclip, como “Spy Game”, “Enemigo
público” o “Domino”, y se alió durante su carrera con algunas de las estrellas
más taquilleras del star system, como Denzel Washington, a quien convertiría en
uno de sus actores fetiche, trabajando juntos en “Marea Roja”, “El fuego de la
venganza”, “Asalto al tren Pelham 123”, “Déjà vu” o “Imparable”, su última
película en 2010.
Fue también productor
en cine y televisión, surgiendo así “RKO 281”, la adaptación al cine de “El
equipo A”, las series “Numb3rs”, “Los pilares de la Tierra” o “The Good Wife”,
y las recientes “Infierno blanco (The Grey)” y “Prometheus”, muchas de ellas
influenciadas por su sello personal y producidas bajo la compañía que llevaba
con su hermano, Scott Free.
Una carrera meteórica
de apenas 25 trabajos de dirección y medio centenar en producción, abalada con
un BAFTA honorífico, un Emmy y un premio del Festival de Cine de Sitges por su
corto “One of the Missing”, así como nominaciones en el Festival de San
Sebastián o los premios PGA de los productores, confirman la trayectoria de un
cineasta que puede que no gustara a muchos –otros le adoran, todo lo hay que
decirlo, y no son pocos-, pero que nos sirvió algunos de los momentos más
trepidantes y cargados de adrenalina del séptimo arte. Descanse en paz.
De regalo, ahí va un vídeo con sus mejores películas, que en realidad son todas.
3 comentarios:
"El Ansia" fue una de esas pelis extrañas que vi en la adolescencia y me gustaron por lo que me hicieron sentir. Al margen de esa peli, conozco casi todas las demás que nombras. Sin saberlo yo, este director formabaparte de los recuerdos de mi vida.
El ansia es un film de culto, y como muchos filmes de culto, la crítica la vapuleó. Has dado en el clavo Laurita, será por eso por lo que me afectó su muerte, por formar parte de mi vida.
Gran entrada Nanduco!
Una muy lastimosa pérdida la de Tony Scott. De su obra, me gustan la mayoría de las películas que realizó y en todas ellas se notaba su estilo y su huella. La mejor para mi gusto sin duda True Romance.
Extrañaremos a Tony, aunque queda su legado.
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